Capitulo 17.

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Alexander:

Me muevo por la calle hasta llegar al gran camión, se supone que aquí estaba Espinal, este era el lugar del operativo.

Pego mi oreja detrás del camión y no escucho absolutamente nada.

Tomo algunas bombas lacrimógenas que recojo antes de llegar aquí y sin vacilar abro la compuerta del camión pero está vacío, a excepción de Espinal y el otro soldado que están tirado boca abajo.

Tiro del cuello de Espinal y un disparo en su brazo y otra en su pecho, trató de moverlo pero me aprieta con fuerza haciéndome daño.

–Soy yo–le digo–gracias al cielo estás vivo–suspiro–debemos irnos de aquí.

Se termine de girar y abre su camisa mostrándome el chaleco antibalas.

–Voy a renunciar, este trabajo me tiene harto–me dice apenas sin voz–todos son unos malditos traidores.

–Debemos salir de aquí–voy hasta el otro hombre pero lamentablemente tiene un disparo en la cabeza.

–Esto está perdido, ellos son más que nosotros y de aquí que llegue refuerzos vamos a morir.

–Nada esta perdido, esto apenas comienza, levántese soldado.

Salimos del camión y volvimos al casino. Subimos por el ascensor hasta llegar a la habitación; Una vez ahí toque y una enfermera  de mediana edad me abrió la puerta.

–Señor Alex me da gusto verlo, la Señorita no me deja ponerle la endorfina y no puedo curarla a sangre fría.

–Créame que ella no se desmayara.

–Pero es necesario...

–La señorita Clark no puede consumir ningún tipo de droga por el momento–eso fue todo lo dije.

Tomé el teléfono mientras Espinal sigue a la enferma.

–Ronan.

–Todo está cubierto, el cuerpo de Rodríguez está Justo como lo encontramos, tu soldado está despierta en otra habitación y los hombres de Rodríguez están muertos.

–Hay más, los nuestros.

–¿Policías corruptos?.

–Si–asentí como si el pudiera verme–están aquí en algún lado.

–No llegaran muy lejos.

–No intervengas, no quiero que nadie te vea, borra todas las imágenes de la cámara.

–Sabes muy bien que no me iré.

–Los policías quedarán con vida la mayoría y si te ven podrían testificar sobre ti y todos saber quién eres en realidad; Déjame esto a mi Ronan.

–Llámame si algo sale mal–colgó el teléfono y resople.

Sabía que esto iba a poner a mi hermano en la mira, pero en verdad confío en que todo salga bien.

Sabía muy bien quién era capaz de hacer esto, Raúl y Williams no tenían los huevos para armar esta revuelta.

Había alguien más alto por encima de ellos y apenas lo podía decir a boca llena sin sentir repulsión.

Entre el amor y el deber #3. [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora