Capitulo 68.

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Cassian:

–Que deleite ver tantas caras sufriendo–comenta Sebastian.

–Son unos animales–la voz de rabia de la rubia número uno suena por la casa.

–Déjenos ir–dice la voz de la otra rubia con un bebé en brazos y su marido rubio al lado. Parecen barbie y Ken.

–Se irán, pero claramente al infierno–les dice Sebastián.

–¿Y tu no dices nada?–me confronta la peli negra con los ojos más azules que he visto en mi vida; y se que es Elena levilev o tal vez Volkov.

–Señor ya están aquí–escucho mi señal por la radio  y me pongo de pies–vamos a proceder.

–Que no sepan que están sobre aviso, deben seguir pensando que nos tomarán por sorpresa.

–¿Los quiere vivo o muertos?–escucho unos murmullos y sollozos al fondo.

–Muertos–habla Sebastián por mi.

–No–miro a Elena y puedo ver cómo cruza alivio por un segundo–No aún. Tráiganlo aquí y procedan a cerrar la vía para que no entre nadie que no sea quien ya saben. –cortó la comunicación y me acerco hasta una niña con los ojos azules con destellos verdes y se que es la hija de Ronan–¿Como estas?–le pregunto.

–Su máscara me asusta un poco–responde ella señalando la máscara de diablo que había mandado a diseñar, por que estaba claro que nadie me vería hasta el final.

–Es solo un juegue.

–Apártate de mi hija–me dice Elena entre los dientes–déjala en paz.

–¿Me estás dando órdenes?–casi me río–no eres nadie para darme órdenes a mi–la tomo del cabello con fuerza y la obligo a levantarse.

–¡Suéltala !–un hombre que conozco bastante bien se levanta.

–Dispara–muevo la cabeza para que Sebastián detone el arma.

–No por favor–una mujer morena se pone al frente de el tapándolo. Sebastián me mira esperando mi nueva orden y le hago señas para que continúe.

–Disparale a ambos. Que esta gentuza aprenda que esta no es la puta casa de papel y aquí nadie saldrá con el botín y siendo amos de nada.

–Tus deseos son órdenes–Sebastián levanta el arma disparando a ambos. Claramente no es nada grave, solo algo para que entiendan que aquí no somos condescendientes con nadie.

–¡Maldito lo vas a pagar!–me grita el hombre tomando a su mujer en brazos.

–Mami, papi –la niña greñuda se acerca a sus padre llorando.

–Siéntense–les ordeno cuando los veo con pose de levantarse.

–Ella no resistirá, no es tan fuerte. Por favor ella debe ser atendida.

–Aguantará hasta que lleguen los demás para morir todos juntos como familia.

–Son unos animales–Elena me mira con rabia cuando al fin la suelto del pelo y se vuelve a sentar en el suelo tomando a su hija con fuerza. paso mi vista por el lugar y siento que me falta alguien.

–¿Donde está el hijo de Bela y el peleador?

–No hay nadie más aquí.–Traga grueso y se que está mintiendo. Nunca he entendido por que las personas de hoy en día no saben mentir con lo fácil que es.

–Si lo hay–muevo el arma–y como veo que son unos mentirosos haré un juego mientras llegan los demás. Tu el moreno de allá ponte de pies y ustedes vayan a revisar la casa–les ordeno a parte de mis hombres.

Entre el amor y el deber #3. [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora