Capitulo 60

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Cassian:

Escucho un alboroto afuera y bostezo del aburrimiento.

Debía de ser mi hermano.

El murmullo y pelea se escucha más fuerte hasta que siento como irrumpen a la oficina con gran fuerza.

Padre dame fuerza.

Me volteo hasta la pantalla y es cuando lo siento.

–Señor, su hermano....–escucho a Félix hablar y levanto la mano para se marche.

Sabia que me diría que mi hermano los golpeo para entrar y como ellos no se pueden defender contra el es algo más que fácil.

Así es Sebastián de cretino.

–¿Otra vez viendo a la mocosa?–Sebastian habla con la voz agitada.

–¿Y esta vez entraste sin permiso por?–doy un trago a mi bebida y esta vez miro como se muerde los labios para callar sus pensamientos. Lo hace tantas veces que es una manía que tiene; Cada que quiere decir algo impropio se muerde los labios para no herir a nadie–no te di permiso para entrar, creo que eso quedó más que obvio

–Lo se, pero necesitaba verte.

–Eres un ridiculo–lo miro serio–¿puedes salir y dejarme tranquilo? Tengo bastante trabajo que hacer.

No quiero escuchar ninguna de sus idioteces en estos momentos.

–¿como el que?–pone un dedo en su barbilla de forma pensante–¿mirar de que color Alaska se pintó esta vez las uña?

–No, mirar cómo el reino  no se termine de destruir por tu insensatez.

–Hey no tengo la culpa que tengas que buscar esposa y todo los padres codiciosos de icenberd vengan a cada tanto a presentarte a las golfas de sus hijas.

–Pero fuiste tú quien saco eso a flote, tengo el derecho de aplazarlo hasta que yo esté preparado.

–Seamos serios Cassian, nunca estarás preparado para casarte, si fuera por ti morirías soltero.

–¿Que hay de malo follar sin compromiso?

–Nada si no eres un rey, pero como lo eres te toca hacerlo.

–Quiero que traigas a una hoy–le digo–sirve para algo al menos.

–Virgen o casada.

–Casada–sonrío–quiero ver a la mujer del duque Armando.

–Que conste que no soy mandadero pero lo haré solo por que acepto que influencié  un poco en tu casamiento.

–Se por que lo hiciste–le digo.

–Es mejor que sientes cabezas con las mujeres, Cassian debemos de actuar ya. Nuestro padre necesita descansar al fin al igual que nuestro legado.

—Así será–avanza hasta la puerta y antes de salir se detiene–Alaska es muy parecida a ti–suelta–por eso mismo creo que lo mejor es destruirla primero.

–Haré lo que yo quiera, no te pases de la raya Sebastián, solo atente a lo que te digo–asiente haciendo una reverencia y sale de la oficina sin más alborotos.

Vuelvo mi vista hasta la gran pantalla y veo como habla efusivamente con Isabela y Alexander mostrándoles un piercing que se hizo en el ombligo. Agrando más la imagen y muevo la cabeza  de un lado a otro en respuesta.

Entre el amor y el deber #3. [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora