Capítulo 5. ¿Cómo me lo pagarás?

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Una vez que Thomas fue a la sala de Sofía, Sebastián empezó analizar todo lo que le pasó en el día, mientras estaba ahí, decidió caminar hacia la sala donde estaban atendiendo a Sofía, el rostro tan pálido de esa bella mujer era un gran dolor, como si una mano invisible le estuviera estrangulando el corazón lentamente.

—Espero que estés bien –dijo mientras seguía mirándola, mientras miraba cómo las enfermeras atendían a Sofía, a su mente vino el recuerdo de su cuerpo mojado, donde la bata se le pegaba a sus pechos grandes y rosaditos, unos pechos perfectos y naturales; no como esos que estaba acostumbrado a mirar siempre, se sacudió la cabeza de un lado a otro de forma tranquila y en un tono muy bajo dijo —¿Pero en qué estoy pensando? –mientras seguía pensando en esos recuerdos, su móvil sonó, lo sacó del bolsillo sin dejar de mirar a Sofía y contestó —¡Dime! –respondió en un tono neutro.

—Hola Sebastián, disculpa que no he podido comunicarme contigo, pero estoy ahora en casa de tú padre –se excusaba rápidamente.

—Ya que me has llamado necesito que averigües todo sobre Sofía Andrea Clear, quiero saber ¿Dónde nació? ¿Dónde estudió? ¿Quiénes son sus padres? Necesito un informe completo de ella.

—¿Uno completo? –preguntó pensando lo raro que estaba su amigo y jefe Sebastián, dudando un poco sobre el estado de este, Antuan le preguntó sin medir las consecuencias —No me digas que te enamoraste de ella.

—¿Eres idiota Antuan? Acaba de pasar una explosión en el hospital y si ella va a trabajar conmigo, necesito saber si esto fue dirigido a ella o hacia mí, o un simple accidente de parte del hospital, no pienso arriesgar mi imperio por una estúpida mujer –mientras le decía eso a Antuan, su corazón le estaba traicionando y sus pensamientos pasaron a algo tan cómico para él —No es una estúpida mujer, es una hermosa mujer—

—¿Explosión? –Antuan se asustó y le preguntó enseguida la situación —¿Estás bien?

—Sí, estoy bien, pero esa mujer tonta casi muere calcinada por el fuego, sino hubiera sido por mí, hoy estarían solo sus cenizas.

—Entiendo, en ese caso me pondré enseguida hacer las averiguaciones.

Antes de que Antuan colgara, se escuchó la voz poderosa de Sebastián —Espera ¿Qué te dijo mi padre con mi mensaje? –la burla en los ojos de Sebastián era muy evidentes.

—Está furioso, ahora le estamos convenciendo de la exportación del equipo, pero sigue insistiendo en que desea ir él mismo a hablar con el inversionista.

—No se lo permitas –gritó algo furioso Sebastián, dejándole los oídos a Antuan zumbando por el repentino grito —Si me entero de que él se pone en contacto con el inversionista, es a ti a quién le voy a cortar las dos piernas.

—Pero –no siguió diciendo nada, ya que solo escuchó el sonido del silencio y un pitido de la llamada terminada —Rayos me colgó.

Una vez colgada la llamada, Thomas se acercó a él —Sebastián ¿Cómo te sientes ahora?

—Bien ¿Cómo está Sofía?

—La doctora dice que, si ella no se hubiera mojado con agua, hoy tendría quemaduras de primer grado en el cuerpo, ahora dime algo Sebastián ¿Por qué razón entraste sin esperar a los bomberos? ¿Qué hubiera pasado si ahora estuvieras muerto?

Sebastián no lo pensó, solo actuó, pero no podía decirle sus pensamientos a su amigo, sin antes averiguar más sobre ella y sobre esos repentinos sentimientos que estaban floreciendo, así que decidió decirle algo contradictorio —Tú hubieras hecho lo mismo, acaso no me dijiste que te gustaba ¿Por qué no entraste tú entonces?

Jefe Cruel y su DamiselaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora