Capítulo 26. Italia.

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Cuando abrió la puerta, al primer vistazo no había nadie, dentro había una cama grande tipo matrimonial de sábanas blancas, el aspecto era delicado y hermoso, se acercó al escritorio de la esquina para dejar los documentos, se dio la vuelta cuando escuchó la puerta cerrándose, su primera impresión fue ver el cuerpo semidesnudo de Sebastián, ahí estaba él con una bata negra, dejando al descubierto sus fuertes pectorales y la exquisita uve de su abdomen.

—Lo siento señor Dominic, la azafata me dijo que usted no estaba, así que entre a dejarle la documentación –agachando la cabeza con vergüenza de seguir mirándolo siguió hablando —Aquí están los documentos arreglados de forma simétrica y bien redactados, ya debo irme, que su chofer Marcos me está esperando.

Sebastián con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a ella para tomarla de la cintura y acercar su caliente aliento a su oreja —Nadie te está esperando, vamos rumbo a Italia ahora mismo.

Sofía no daba crédito a las palabras de Sebastián, sentía que ese hombre era un descarado —¿Qué dices?

—Si no me crees, mira fuera de la ventana.

Sofía se acercó a la ventana, abrió la cortina y vio que ya estaban en el aire, no se había dado cuenta del movimiento del avión y mucho menos desde cuando despegaron, miró aturdida al monumento de hombre con la bata negra —No puede ser, esto es una broma de muy mal gusto señor Dominic, yo no puedo ir, quedé en cenar con Alessandro.

—Lo siento, tú trabajas conmigo y si yo te digo que vas a ir conmigo, es que vas a ir –se acercó a la cama para sentarse y decirle —Además, tú idiota prometido puede esperar tres días sin ti, o es ¿Qué tú no puedes ahora estar sin él?

Sofía estaba furiosa por lo infantil que se comportaba Sebastián, furiosa salió de la habitación para sentarse en el área de los asientos, tomó aire para calmar su molestia y buscó su móvil para mandarle un mensaje de WhatsApp a Alessandro —Hola Aless, no podré cenar hoy con tus padres, mi jefe viaja hoy para Italia por negocios, regresamos en tres días—

Por suerte él estaba conectado.

—Hola cariño mío, está bien, espero te cuides mucho, te voy a extrañar mi dulce Sofí.

—Claro, me cuidaré mucho, además, recuerda que ando con mi hermano, también te voy a extrañar Aless—

Alessandro al ver ese mensaje se emocionó mucho porque podía sentir el cariño de ella, pero a la vez no le gustó porqué presentía que Sebastián sentía algo por ella, dejando de lado esos pensamientos le respondió.

—Te quiero mucho Sofí—

Ella dejó su móvil en su cartera y aprovechó que la azafata se acercaba y le dijo —Señorita, por casualidad podría decirme si tiene otro cuarto de descanso.

—Lo siento, solo tenemos el del dueño del avión.

—¡Gracias! –Sofía se sentía agotada, sobre todo porque no desayunó como debía, por eso se había desmayado —Disculpe señorita, podría decirme qué tienen de almorzar.

—Sí claro, dentro de un rato serviremos.

—Gracias.

Ya eran las 6:30 p.m. y ella no había comido nada, la verdad se sentía mareada por algunos movimientos del avión, la duración del vuelo era alrededor de 2:00 a 3:00 horas hasta el sitio donde aterrizaría el avión, estaba algo mareada, así que se levantó y caminó directo al cuarto de descanso, dentro estaba Sebastián con la frazada tapándole, lo que ella no sabía era que él estaba desnudo.

Ella se sentía muy mareada, así que se quitó los tacones y se metió en la cama sin hacer muchos movimientos, la verdad es que ya no soportaba más el mareo, que apenas colocó su cabeza en la almohada, ella se quedó dormida.

Jefe Cruel y su DamiselaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora