Capítulo 22. Esto no es una broma, es una pesadilla.

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A los pocos minutos llego un guapo hombre con un traje negro y corbata roja, su espléndido cuerpo destacaba de cualquier otro hombre y no solo eso, sino que su mirada era tan fría que lo hacía ser un hombre irresistible a la vista, su aspecto y aura eran a la vez aterradora.

—Buenas noches, caballero ¿Tiene reservación? –preguntaba el recepcionista del restaurante.

—Sí, soy Sebastián Dominic.

El recepcionista del restaurante buscaba el nombre en el listado —Sí, por favor siga a nuestra asistente, ella lo llevará a la sala personalizada.

Sebastián estaba de mal humor porque extrañaba a su pequeña Sofía, esos ojos como el sol estaban grabados en su memoria y el estar aquí hoy, era como una gran condena, caminó detrás de la asistente del restaurante con la cabeza en alto como el gran jefe del imperio de la noche Lucifer y del Corporativo Lucifer, dieron un par de vueltas en el pasillo principal para subir un ascensor y encontrar las salas personalizadas en el segundo piso, entraron a la puerta 202.

—Buenas noches, disculpen por la demora –Sebastián al entrar, no pensó encontrarse con tantas personas y sobre todo estaban dos señores que no conocía.

—Hijo has llegado –dijo animadamente Marta de forma elocuente, pero este le dio una mirada tan fría, que ella se asustó, por ende, Alejandro intervino.

—Hijo, ven siéntate al lado de Olivia, tienen años que no se ven –miró a los padres de Alessandro y les presentó a su hijo primogénito —Este es mi hijo mayor, Sebastián Weber Dominic.

—Solo, Sebastián Alberto Dominic –respondió fríamente, solo para llevarle la contraria a su padre, porque hoy salió de su casa con la máscara de hombre cruel.

El señor Alejandro se sentía tan avergonzado que su sonrisa fue tan forzada, así que solo tuvo que decir —Bueno, es cierto, mi hijo tiene el apellido de su difunta madre, pero por respeto a ella, no lo hemos cambiado al de mí querida esposa Marta –le tomaba las manos con amor y aprecio a Marta para que se sintiera a gusta, miró a su hijo —Estamos esperando a otras personas antes de hacer las presentaciones formales –avisó su padre a Sebastián.

—Sebastián estás más guapo que nunca, pensé que te quedarías enano y feo como cuando éramos pequeños –le dijo Olivia muy cerca, para que solo ellos dos escucharan.

Sebastián se sentía realmente irritado cuando otra mujer se le acercaba, sobre todo ahora que solo tenía en su corazón a Sofía —Con un tono lleno de frialdad, su voz era profunda —Mira, qué casualidad, pensé que te quedarías gorda y fea, pero solo te quedaste fea –las palabras hirientes de Sebastián solo eran para ella, porque estaban presente los padres de Olivia, así que no quería ser irrespetuoso.

Ellos dos se rieron con odio en cada palabra, Olivia si le encantaba este hombre guapo y sexy, ella era una mujer alta, delgada con facciones delicadas pero algo toscas a la vez, tenía un cuerpo extraño, tenía nalgas grandes pero no grandes senos, eran algo pequeños pero si destacaba su cintura, hoy vestía un lujoso vestido color rojo dejando al descubierto su espalda, el tiro tipo sirena resaltaba su buena figura, tenía el cabello recogido como una coleta de caballo, cabello amarillo con resaltos castaños, ojos negros profundos, era guapa, pero no el tipo de mujer que le gustaba a Sebastián, el pidió una copa de Brandy para quitarse la amarga escena de esta sala.

—Después de todo Sebastián ¿Cómo va tú compañía? Me han contado que es todo un gran éxito, tanto nacional como internacional –preguntaba su futuro suegro, el señor Nikolay.

—Sí, por ahora todo va de maravillas, mi imperio lo creé con mucho esfuerzo y esmero para dejárselo a mis futuros hijos –estas palabras iban dirigidas a su padre, ya que este quería dárselo todo lo que construyó a su patético e insignificante medio hermano Roberto —Ahora viéndolo bien ¿Dónde dejaron a ese bueno para nada de Roberto? –la sonrisa de sarcasmo era evidente en esos dientes blancos, labios rojos y carnosos de Sebastián.

Jefe Cruel y su DamiselaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora