Capítulo 18. ¿Prometido?

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—¿Mi qué? –Sofía se paró sobresaltada de la silla al escuchar a ese hombre decirle que es su prometido.

A su vez, Alessandro tenía una sonrisa fresca y tierna en sus labios, dejando ver sus radiantes dientes blancos, él miraba cada detalle del rostro limpio, suave y bello de la mujer que sería su esposa —Sí, disculpa que vega aquí a buscarte, pero me dijeron que cambiaste de trabajo en la firma de abogados, no sé si tú madre te mencionó que hoy nos conoceríamos.

—¿La señora Marta te mandó? –esto debe ser una maldita broma de esa vieja, es lo que pensaba Sofía.

Dos horas antes de la llegada de Alessandro al Corporativo Lucifer.

—¿Mamá estás segura de esta decisión? Mira que dudo que a Sofía le agrade lo que estás planeando para ella.

—Roberto, no te metas en mis cosas, es mi hija y tú hermana menor, debes apoyarme a mí, no a ella y ya debe tener un esposo, además es una buena conexión económica y de estatus para nosotros, sé que tú padre Alejandro se pondrá feliz por esta unión y lograremos de una vez por todas quitarle el Corporativo Lucifer a ese medio hermano tuyo –sonreía macabramente Marta, con un aspecto fresco, pero a la vez altanero.

—Bueno, no te quejes después cuando Sofía se enoje más contigo –Roberto movía con descontento la cabeza, porque no lograba entender ¿Por qué su madre odiaba tanto a Sofía? —Dime algo madre ¿Por qué odias tanto a Sofía? ¿Es por su padre biológico?

—Son asuntos sin importancia y no la odio, solo que no me gusta esa hija, me hubiese gustado haber tenido otra hija y con otro hombre, ahora bien, ayúdame para que Alessandro pueda llegar a tú hermana, dale la dirección del Boulevard donde trabaja y que él se encargue de resto.

—Bueno madre, me encargaré de eso.

Continuamente, en la oficina de Sofía

Alessandro se sentía un poco preocupado por el rostro angelical de Sofía, sobre todo porque ella estaba pálida al saber que él sería su prometido, su voz suave en tono tierno sonó —Disculpa si vine hasta aquí sin avisarte, estuve llamandoté, pero me salía apagado el número.

—Sí tienes razón, es que se me quedó el móvil en casa, pero por favor pasa y siéntate, disculpa mi descortesía, es que todo esto me agarró por sorpresa, además, la señora Marta no me avisó nada.

—¿Tú madre no te avisó? ¿Ustedes dos no se llevan muy bien o son ideas mías? –preguntó Alessandro viendo la forma como Sofía se expresaba de su madre.

—Sí algo así, la verdad no la considero como mi madre, ella solo hizo la labor de traerme a este mundo, más no en protegerme, cuidarme o criarme, ahora bien, me dijiste que te llamas Alessandro ¿Cierto?

—Sí hermosa, mi nombre es Alessandro Romano, vengo de Italia, específicamente de Roma, de la ciudad de Via Condotti, soy fundador de la compañía... –no terminó de hablar cuando Sofía lo interrumpió.

—Compañía Romano Auto da Corsa ¿Correcto?

—Sí, es correcto –su sonrisa se intensificó —Por lo visto, ya te habían hablado de mí.

—No, la verdad es que no, pero tú nombre lo vi recién en un contrato, supuse que eres el dueño.

—Jajajaja lo debí suponer, ya que trabajas en Corporativo Lucifer, el señor Dominic y yo teníamos una reunión hoy en Italia, pero el señor Antuan me llamó para cancelarla porqué tenía un contratiempo familiar.

—Sí así es, ahora el presidente Dominic, no se encuentra en la oficina, pero seguro yo me pondré en contacto con usted –dijo ella educadamente.

—Sofía no vine hoy por él, vine por ti, de verdad estoy interesado en conocerte, mira, sé que es muy pronto, pero dame la oportunidad de que me conozcas más y si sientes que no va bien, decido simplemente hablar con tú madre y desistir de este compromiso.

Jefe Cruel y su DamiselaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora