Capítulo 61. ¡Embarazo!

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—Penélope ¿Tienes el resultado de los exámenes de Sofía?

—Sí señor y tengo buenas y malas noticias.

—Dímelas por favor –caminando al ventanal de la gran sala, mirando afuera como la nieve cubría los árboles grandes de roble.

—Bueno, lo primero es que la pérdida de memoria le está afectando el sistema nervioso de su cuerpo, eso le está produciendo un fallo en algunos órganos, sino actuamos rápido, podría llegarle a una válvula del corazón y eso sería trágico señor Sebastián.

Los puños de Sebastián estaban totalmente apretados —Y la otra noticia –se giró sólo para encontrar una sonrisa en el rostro de Penélope, alzó las cejas y se sintió confundido.

—La otra, es que están esperando otro bebé.

Ese chapuzón de noticia dejó boquiabierto a Sebastián, que no podía dar crédito a lo que escuchaba —¿Lo que me estás diciendo es cierto?

—Sí, tiene un mes de embarazo, le realicé una prueba de sangre que es cien por ciento efectiva, felicidades jefe –dijo una alegre Penélope —Ahora más que nunca debe ser fuerte por ella y esa pequeña vida que crece en su vientre.

—Claro que sí –la sonrisa tan bonita de Sebastián se podía deducir como la mejor emoción del momento, ahora con mayor razón necesitaba que su esposa se curara para poder terminar con todo esos pesares —Penélope ¿Crees que sea buena idea contarle a Sofía?

—Sí, debes contarle, ella debe saber que está embarazada, mire, estas pastillas son para reducir el dolor en el cuerpo, ese chip de nano que tiene en el cuerpo le está afectando mucho el sistema nervioso señor Sebastián.

—Lo sé, tengo miedo de que no podamos sacárselo sin dejar alguna secuela.

Justo cuando Sebastián y Penélope conversaban, a la vuelta de las escaleras estaba Derek escuchando toda la conversación de su padre y la tía Penélope.

—O sea ¿Qué si a mi mamá no se le saca ese chip se puede morir? –preguntó con sus pequeños puños apretados con fuerza, quería preguntarle a su padre —Papá –gritó Derek mientras Penélope y Sebastián se giraban para verlo.

—¿Qué pasa campeón?

—Papá –corrió con lágrimas en los ojos hacia su padre —Papá no permitas que nuestra madre se muera, por favor no lo permitas.

—Pequeño campeón, tú padre jamás permitiría que eso pase, jamás permitiré que a mamá le pase algo feo, confía en mí ¿Sí? –Sebastián lo abrazaba con fuerza para transmitirle mucha confianza.

En la habitación de Sofía, ella sintió una manito pequeña y calientita tocarle el rostro y besarle suavemente, abriendo los ojos se encontró con una pequeña princesita con sus mismos ojos.

—Mami, despertaste –dijo Amelia.

—Hola mi pequeña bebé, si mamá ya despertó –le dijo a Amelia mientras la tomaba para acurrucarse en su brazo —¿Qué haces tan tarde fuera de la cama?

—Mami, es que te extrañaba mucho, quería dormir a tú lado, dime mami ¿Puedo dormir hoy contigo?

—Claro Amelia, puedes quedarte con mami –Sofía no podía entender ¿Cómo podía recordar el nombre de esa linda bebé? Pero simplemente le salió del alma ese nombre tan hermoso, con sus dedos, ella le tomó un mechón de cabello para colocarlo detrás de su oreja y le dio un beso en la frente —Duerme mi pequeña, duerme con mami.

En la puerta de la habitación estaba Damián mirando a su madre con tristeza —Mamá –llamó él acercándose a la cama.

—Damián, mi pequeño príncipe, ven aquí –ella le tendía la mano —¿Quieres dormir conmigo? –se lo preguntó mientras le sonreía, algo en su pecho le decía que debía aprovechar el máximo con sus hijos.

Jefe Cruel y su DamiselaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora