Capítulo 11. Trabajando juntos, Jefe Cruel.

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Al decir esas palabras, Sebastián soltó a Sofía, abrió la puerta del baño y se fue a la sala del señor Frank, entró y se sentó a su lado para conversar un rato más.

—Y ¿Sofí?

—Me dijo que pasaría al baño.

—Bueno, oye muchacho me queda poco tiempo, no es necesario esa operación, no la necesito, mi cuerpo no la soportará.

—Eso no lo sabemos sino lo intentamos señor Clear, mi personal en el Hospital Central, están capacitados para este tipo de situaciones, creo que será muy bueno que podamos operarlo lo más pronto posible.

—Sí, creo que tienes razón, la verdad no me gustaría dejar sola a mi pequeña niña, aún le falta mucho por aprender y debo enseñarle a sobrevivir en un mundo injusto, que nadie la lastime o la engañe.

Las palabras del señor Frank le hicieron entender el verdadero amor de padre e hija, un amor que él nunca ha tenido con su padre —No se preocupe por eso señor Clear, yo le prometo que protegeré a Sofía de cualquier mal o persona, es mi promesa para usted.

—Gracias, ojalá tú bella madre aún estuviera con nosotros, Eleonor se sentiría muy feliz de saber que su hijo se convirtió en un gran hombre.

Consecutivamente, en el baño Sofía caminaba de un lado a otro mientras su furia se transforma en desespero y tristeza en milésimas de segundo —¿Cómo es posible que juegue conmigo de esa forma? Es un bastardo, es igual que Roberto, un hombre cruel que solo piensa en sus beneficios personales –las lágrimas brotaron de sus ojos, lloraba de impotencia por no haber hecho más y porque todos a su alrededor solo sabían usarla, ella se secó las lágrimas, se arregló el cabello que estaba todo desordenado y salió del baño al cuarto de su padre, en la puerta, antes de abrirla, escuchaba la sonrisa de su padre feliz y animado, contando anécdotas de negocios.

—Papá...

—Sofí, mi niña –el señor Frank se preocupó al verla con la carita toda roja y los ojos un poco hinchados —¿Estabas llorando?

—No papá, es que me cayó una brusquita en los ojos.

—Que mentirosa eres— dijo mentalmente Sebastián un poco angustiado por los ojos rojos e hinchados de ella, se levantó de la silla y le dijo al señor Frank —Bien señor Frank, me agradó volver a verlo después de tantos años, ya llamé a mi personal, estarán llegando con mi asistente dentro de poco, yo debo retirarme para preparar unos documentos importantes –luego miró a Sofía —Señorita Clear, mañana mi chofer estará pasando por usted a su casa, necesito que me acompañe a un viaje de negocios a Italia, aliste una pequeña maleta de tan solo tres días.

—¿Papá aceptaste? –preguntó desconcertada Sofía, sin prestarle atención a lo que le había dicho Sebastián.

—Sí hija, Sebastián es un buen hombre, confió en su buen juicio.

La molestia brotó por los ojos de ella, cosa que fue tan evidente para Sebastián, sobre todo al ver que ella lo había ignorado recién —Señorita Sofía, puede acompañarme afuera, necesito entregarle unos documentos para este lunes.

Con esa excusa él salió primero y ella después, mientras ella cerraba la puerta de la sala, Sebastián ideó un plan en su cabeza, parado a espalda de ellas tenía una sonrisa mágica que podía volver loca a cualquier mujer, justo cuando Sofía se giró, Sebastián ya le había plantado otro beso en los labios, el beso estaba lleno de afecto hacia ella, pero ella actuó rápido y lo empujó llena de ira por dentro —Deja de jugar conmigo, no soy una de tus putas.

—¡Shhh! –Sebastián la silenció colocando el dedo índice en los labios de ella, Sebastián se armó de un valor que él no conocía y le dijo —No Sofí, jamás serías eso pequeña mía, de hoy en adelante eres mía y ahora que seré tu jefe, con mayor razón tendrás que obedecerme –con eso último, Sebastián se fue dándole la espalda a Sofía.

Jefe Cruel y su DamiselaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora