Capítulo 7. ¡Gracias otra vez!

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Al entrar, Sebastián se posicionó en un lugar oscuro, todos los bajos mundos conocían al magnate empresario de grandes negocios, era un hombre cruel en todo el sentido de la palabra, nunca daba tregua a sus enemigos y en los negocios era igual que un lobo feroz.

—Tráeme un Whisky en las rocas bien frío –le pedía a la sexy mesera.

—Enseguida guapo.

La mesera en pocos minutos le entregó su copa de Whisky, el movía el hielo de la copa con su dedo índice, mientras sus ojos fríos miraban fijamente a la hermosa mujer que estaba al frente de él, con una sonrisa llena de amor, una sonrisa que ni él mismo sabía que tenía, dijo en un tono fresco —Sí que eres hermosa pequeña –como él estaba en una esquina oscura, solo con algunas entradas de luz de vez en cuando se podían ver sus ojos de colores distintos, creándole un aura de hombre poderoso y siniestro, era como ver a un ángel y un demonio juntos.

Un hombre conocido en el bajo mundo lo miró y se sentó en su mesa —¿Qué puede traer, a mí no tan llamativo bar al dueño de Corporativo Lucifer? Mi estimado señor Sebastián Dominic.

—Negocios, Eduardo Serrano –dijo sin quitar sus ojos de Sofía —Años sin vernos y por lo que veo, el negocio te pinta bien.

—Jajajaja claro, sino hubiera sido por ti, esto no existiría, pero es raro verte a ti presente, siempre vienen tus dos hombres de mayor confianza, debe ser algo muy importante para que estés presente.

—Se puede decir que sí –al escuchar eso, esbozó una sonrisa cálida a la mujer que seguía mirando —Ahora que has venido, necesito que me digas todo lo que hablan con Don Massimo, te compensaré muy bien.

—Claro señor Sebastián, estoy en deuda con usted, lo mínimo que puedo hacer es ayudarlo, ahora mismo pongo a mis mejores mujeres en eso.

—¡Perfecto!

Mientras Sebastián le daba órdenes a un viejo conocido, el dueño del "Bar Potrerit" Eduardo Serrano, él seguía mirando a Sofía tratando de aguantar las ganas de lanzarse por ella y arrebatársela de las mano a su hermanastro Roberto.

Simultáneamente, en la esquina que miraba Sebastián, estaba Sofía acompañada de Roberto y un hombre gordo y feo.

Roberto miró a la mujer hermosa a su lado y le dijo —No estés nerviosa Sofí, si llega a pasar algo malo yo te sacaré de aquí de una vez –sonreía felizmente.

—Eso espero, no seas un maldito cobarde como siempre Roberto.

—Cariño, no siempre lo soy –Roberto pensaba en lo hermosa que es Sofía, inclusive cuando estaba enojada, sintiendo una gran lástima que fuese su hermanastra, ya que era difícil tener que controlar el deseo de hacerla suya.

Después de hablar un poco, ambos caminaron a la mesa donde se encontraba el hombre gordo y asqueroso, Sofía ya sabía que tenía que decir, así que dijo en un tono de voz dulce y a la vez frío —Buonasseras signori, Don Massimo. (Buenas Noches caballeros, Don Massimo).

—Finalmente sei arrivato Roberto, ¿Dimmi chi è il bello con te? (Al fin llegas Roberto, ¿Dime quién es la preciosura que te acompaña)?

—En serio me tenía que tocar un viejo asqueroso— Dijo Sofía para ella misma, mientras miraba con asco bien escondido al hombre que estaba sentado al frente de ella.

La voz de Roberto sonó cerca de su oído —¿Qué te dijo Sofí?

—Solo está preguntando ¿Quién soy?

—Dile que eres mi traductora, no le digas que eres mi hermana.

Ella miró duramente a Roberto —Claro, para que le voy a decir que soy tú hermana, si no somos familia.

Jefe Cruel y su DamiselaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora