Capítulo 40. Retenida en contra de su voluntad.

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Sofía no entendía nada de lo que estaba pasando, pero no era tan tonta, así que le dijo —Alessandro ¿Por qué estas reteniendo a Donatello?

—Cariño, no te preocupes, ahora conmigo estarás a salvo, así que vámonos –Alessandro tomó la mano de Sofía a la fuerza, pero ella reaccionó y se retiró bruscamente alejándose dos pasos lejos de él.

—Te he preguntado algo y no me has respondido ¿Por qué retienes a Donatello? –preguntó ella con una mirada fuerte, una mirada llena de frialdad.

La voz de Donatello salió para que Sofía entendiera todo —Sofía, no te acerques a ese maldito demente, no te he contado toda la historia, pero él, le disparó directo al corazón a Sebastián, todo porque se enteró de que tú eres hija de Don Dante.

Cuando Sofía escuchó lo que dijo Donatello, se sintió preocupada y triste al saber que algo como eso le pasó a Sebastián, así que le preguntó en un tono duro y lleno de hostilidad a Alessandro —¿Qué tiene que ver mi padre contigo Alessandro?

—¿Padre? Jajaja no me hagas reír, mi tío jamás podría ser tú padre, todo eso es una maldita treta de ese bastardo de Sebastián –Alessandro se acercó a Sofía para tomarle las dos manos entre las suyas —Cariño, es Sebastián que le está metiendo ideas locas a mi tío, él jamás puede ser tú padre y tú y yo jamás seremos primos, eso nunca, sobre mi cadáver te volverás mi prima, porque tú eres mi futura esposa –él la agarró por el cuello con fuerza para besarla.

Sofía forcejeaba con él, hasta que él la soltó y ella actuó dándole una fuerte bofetada en el rostro, tan fuerte que la mano de ella estaba roja de la fuerza con la que le pegó a Alessandro, sentía como le palpitaba del dolor —No me vuelvas a besar más nunca en tú vida, confío en Sebastián, él no es un hombre cruel y tampoco alguien que me engañaría con algo tan delicado como eso.

—Sofía... –Alessandro miraba lo hermosa que es, así que no podía enojarse con ella, dándole órdenes a su personal, les dijo que le dieran un tiro a Donatello y que la llevaran al vehículo.

—¿Estás loco? Donatello no te ha hecho nada ¿Por qué lo vas a...? –antes de que terminara de decir la frase, se escuchó dos disparos altos y claros, Sofía se arrodilló viendo el cuerpo de Donatello caer al piso con dos disparos en el pecho, con lágrimas en los ojos se acercó para tomarle las manos a Donatello, mismas que estaban algo frías —Donatello, mírame por favor, no te vayas a morir –mirando a Alessandro le dijo —Por favor, salva su vida, te lo suplico, no permitas que él se muera, por favor Alessandro.

—Cariño, él no es nadie importante, además, esto es un recordatorio para ese bastardo de Sebastián, por meterse con lo mío –después de decir eso, agarró con fuerza a Sofía, apretando su cintura para arrastrarla al automóvil que los estaba esperando.

Donatello estaba muy débil, su cuerpo casi no era de él, sino de la misma muerte que lo venía a buscar, con sus últimas fuerzas le gritó a Alessandro —Maldito... Ruega porque muera, porque si vivo... ¡Te llevare al infierno! –Donatello estaba perdiendo poco a poco la conciencia, pero antes, estaba soportando todo lo posible en mantenerse despierto, solo para ver la placa del automóvil y todo lo necesario para esperar a Sebastián.

Alessandro lo quedó mirando y les dio órdenes a sus subordinados para irse, Sofía por su parte estaba histérica por ver a Donatello así, al final era su amigo, el mejor amigo de Sebastián.

—¿Cómo puedes ser así? ¿Cómo? Dime Alessandro, pensé que eras una buena persona.

—Cariño deja de llorar, ahora viajemos a nuestra casa, mi madre se pondrá feliz de verte –dentro del automóvil se escuchó con fuerza la otra bofetada que Sofía le propinó a Alessandro, con mucha ira por ser golpeado por tercera vez por ella, la agarró por el cabello con fuerza, uso mucha fuerza, solo para que se sentara a su lado —Maldición Sofía, mira lo que hago por tú culpa, quédate tranquila y sé obediente con tú esposo.

—Jamás serás mi pareja, no lo eres ni lo serás y mucho menos te considero como mi familia, eres el hombre más horrible que he conocido en mi vida, eres un hombre sin corazón.

—Jajajaja sin corazón ¿Eso crees? Y eso que no has conocido al verdadero Sebastián.

Continuamente, Sebastián y Dante seguían en camino para alcanzar a Sofía y a Donatello.

Sebastián estaba desesperado, su corazón se sentía agitado por todo, solo quería llegar lo más pronto posible, su móvil sonó, lo sacó de su pantalón, solo para darse cuenta de que era Antuan.

—Antuan, dime que ya tienes todo preparado para esos dos bastardos.

—Sí, ya ella está fuera del país, como lo acordado, ahora está en países bajos, donde la prostitución será su casa, mientras que el bastardo de Roberto ya le hicimos la operación, esperaremos su reacción después de despertarse.

—Gracias, por favor necesito que me mantengas al tanto de todos los movimientos ahí.

—Sí, tranquilo que estaré al pendiente, otra cosa Sebas.

—¿Sí?

—Por favor cuida a mi hermanito, tengo un mal presentimiento.

Sebastián también tenía ese mal presentimiento en el pecho, era algo que no entendía, pero sentía que tanto Sofía como Donatello estaban en serios problemas —Tranquilo Antuan, traeré de vuelta a Donatello sano y salvo.

Sebastián colgó el móvil para decirle a su otro subordinado que manejara lo más rápido

—Señor estamos llegando al punto que marca el rastreador de Donatello

—¡Perfecto!

A los 40 minutos llegaron para ver una de las peores escena, el todoterreno estaba en llamas, en un lado estaba tirado Donatello en un gran charco de sangre, Sebastián se le apretó el corazón de solo pensar en que Sofía estuviera muerta, por otra parte, Don Dante se tuvo que sostener al automóvil porque pensaba en lo peor sobre su hija.

—Señor ¿Se encuentra bien? –le preguntó Joshua mientras lo sostenía.

Don Dante sentía que su corazón se agrietaba con cada respiración, con cada bombeo sentía que se estaba desmoronando, su voz salió pesada y tan frágil —Búscala amigo, por favor búscala –le repetía con una voz entrecortada a Joshua.

Sebastián se acercó lo más pronto a Donatello, verificó sus signos vitales y todavía estaba vivo, pero muy débil, ya que había perdido mucha sangre, los otros subordinados de Sebastián lo alzaban para llevarlo al hospital.

Donatello abrió los ojos con gran esfuerzo para decirle a su amigo —Él la tiene –y se desmayó.

—Llévenselo rápido al hospital, no permitan que se muera –gritaba desesperado Sebastián por salvarle la vida a su amigo de infancia.

—Joshua, vete con ellos, ya sabes dónde llevarlo –le dijo Dante.

—Sí señor.

Sebastián miraba rastros de toda la escena, justo cuando caminó por los alrededores tratando de entender todo, visualizó una nota clavada en un árbol con un cuchillo que decía:

—No permitiré que la veas nunca más, haré todo lo posible para que te olvide. Atentamente: Alessandro Romano Schneider—

Sebastián arrugó con fuerza el papel que le dejó Alessandro, preguntándose —¿Cómo es posible que pasé todo esto? Ella está embarazada –Sebastián tenía que mover a todo su equipo para encontrarla como sea —¡Voy a matarlo! –le aseguró con fuerza a Don Dante.

—Muchacho, la encontraremos, aunque tenga que mover cielo y tierra ¡La encontraré!

Decididamente los dos subieron al automóvil, el pobre de Sebastián se sentía triste y preocupado por toda la situación del momento.

—Ese maldito infeliz la tiene contra su voluntad y cuando lo encuentre, lo voy a matar para que más nunca se vuelva a meter con mi familia.

Jefe Cruel y su DamiselaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora