Capítulo 34. ¡Te extraño amor mío!

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Mientras tanto, ellos seguían planeando la forma de que Sofía se fuera lejos con Alessandro, que Roberto y Massimo lograran quitarle una de las empresas más importantes de Biocombustible a Sebastián y por último que Olivia pudiera casarse con Sebastián.

Simultáneamente, en un vuelo a altas horas para Italia, estaba sentado con un rostro lleno de preocupación Alessandro Romano, estaba en una llamada con su madre Macarena, iba a ir a la casa de su tío a pedirle ayuda para rescatar a su prometida y poder romperle la cara a Sebastián.

—Sí madre, me quedaré en casa de mi tío, madre no te preocupes, hablaré con él para que me ayude a rescatar a mi prometida.

La idea de la primera reunión de la familia completa era conocerse, la segunda era la asociación de negocios y empresas, los padres de Alessandro iban a volver ese mismo día a Italia pero decidieron quedarse un poco más en Alemania para socializar con los padres de Sofía, ahora se enteraron que Sofía tuvo un accidente donde la secuestraron, el hotel donde se quedaban estalló, claro está que todo era un plan de Olivia, Roberto y Massimo, ahora este iba rumbo hacia Italia, porque todo era culpa de Sebastián por llevarse a Sofía de esa forma.

Casa de Don Dante

—No has averiguado nada ¿Cómo es posible que se fuera del país sin ningún rastro? –gritaba eufórico el imponente Don Dante, su tristeza por no saber sobre su hija era indescriptible, se podría decir que en esos siete días desaparecida había envejecido unos veinte años más, ahora todo su brillo desapareció, solo para tener una sombra en él. Sebastián estaba frente a una computadora tecleando sin parar una y otra vez, sin dejar momento para la tristeza, Don Dante lo miraba de reojo y sabía más que nadie lo que él realmente sentía, perder a la persona que uno ama es doloroso —Sebas, muchacho porque no descansas un poco, no has dormido nada en estos siete días

—¿Y porque no vas tú? Acaso no te has mirado en un espejo lo feo que te ves, ¿Qué diría tu hija si te ve así?

Con media sonrisa en el rostro de Don Dante, este se tocaba los cabellos blancos desordenados —Sebas, mírate tú, estás más pelucón y feo, acaso crees que mi hija pueda querer a un hombre tan feo como tú –se reía Don Dante.

Sebastián lo miró con los ojos bien abierto y con media sonrisa en su rostro, dejo de teclear para estirarse, se recostó en la silla un rato mirando fuera de la ventana, estaba en temporada fría y cada día hacía más y más frío, él estaba preocupado por ella, una pequeña lágrima pasó por sus ojos, misma que fue vista por Don Dante, no sabía qué decirle para hacerlo sentir bien, solo se mantuvo en silencio mientras escuchaba a Sebastián decir con una voz suave y llena de tristeza en ella —¡Te extraño amor mío!

Esa pequeña frase fue un balde frío para Don Dante, porque él más que nadie conocía que era el amor y que era perderlo de la noche a la mañana, se acercó a un Sebastián abatido por esa semana sin saber de Sofía y le dio una palmada en la cabeza para reconfortarlo como un pequeño niño solo y abandonado.

Ese acto fue visto por Alessandro, que recién llegaba, al ver a su tío ser considerado con él, se llenó de odio y con mucho desprecio por Sebastián corrió hacia él y se abalanzó para pegarle en el rostro, Sebastián reaccionó en el momento adecuado para detenerlo, mientras que Don Dante llamaba a todo pulmón a su mejor hombre —Joshua, Joshua...

Joshua entró para detener a Alessandro —Joven Alessandro, por favor suelte al Joven Sebastián, no es momento de peleas en esta casa, Don Dante está presente.

Cuando escuchó las palabras de Joshua, Alessandro soltó el cuello de Sebastián para mirar a su tío que estaba con una cara sombría por las acciones de él —Tío, lo siento.

Jefe Cruel y su DamiselaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora