Capítulo 1. Una noche de fiesta.

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Si me preguntan ¿Qué es una noche de lluvia para mí?

Les respondería con toda la sinceridad del momento, para mí, una noche de lluvia es una noche de dos cosas importantes: La primera, sería noche de películas y palomitas, lo segundo y creo que es lo que más amo, es leer un gran libro de ciencia ficción, fantasía o de un gran romance ¡Cursi no! Pero emocionante...

Pero, lastimosamente me tocó una noche de lluvia lejos de mis dos grandes momentos, esa noche jamás podré olvidarla, fue tanto el poder de ese momento en mi vida, que jamás podré olvidarlo, sobre todo a él.

Tres horas antes.

Caminaba directamente hacia una de mis habitaciones preferidas de mi casa, la habitación estaba diseñada para poder apreciar lo maravilloso de la naturaleza, en este caso, la lluvia. Justo cuando me disponía a sentarme con el control de la televisión para poder poner una serie, sonó mi móvil con la llamada inesperada de mi mejor amiga, mi bella y encantadora ¡Liseika! La puedo considerar como una hermana, tenemos una amistad de hace ocho años, una maravillosa amistad. Tomó el móvil y antes de contestar escuchó la jocosa voz de ella gritar por el auricular del móvil

—Preciosura ¿Cómo estás? Vamos de rumba hoy

—¿Hoy? –responde ella mientras una de sus cejas se levanta con algo de dudas —¿Segura? Liseika está lloviendo y sabes que no me gusta salir en días así, mejor ven a mi casa y vemos unas películas o una serie –a través de la llamada puedo escuchar la queja de ella con mi propuesta, porque sé que no le gusto, su voz melosa sonó de nuevo

—No seas aburrida, por favor vamos, será divertido, además, adivina ¿Quién quiere verte?

La bella mujer hizo un mohín con sus labios —Ni idea –responde ella mientras caminaba hacia la alacena para darle comida a un hermoso labrador negro llamado Cronos.

—Vamos, sabes bien quién desea verte, está super enamorado de ti.

Con tanto pesar le dijo a sabiendas que ese chico no es de su agrado —Sabes que no me interesa ¿Lo sabes no?

—Bien, bien... Tú ganas, pero hazlo por nuestra amistad, quiero verme con Esteban.

Suspiro con pesar, al final ella siempre ha estado conmigo en mis peores momentos —¡Ay mujer! Cada día me das más dolores de cabeza, listo, me arreglo y nos vemos –escucho a través de la llamada la risa y la alegría de ella.

—Te súper amo, te paso a recoger en diez minutos, besos preciosa.

Después de finalizar la llamada con mi mejor amiga y que al final decidí acompañarla, no por ver a ese odioso de Ernesto, no, para nada, no me gusta nada de él; sino porque al final mi amiga siempre me ha tenido solo a mí. Con ese pensamiento decido darme una ducha, me lavo el cabello y salgo del baño. Busco entre mi ropa que ponerme, no soy extravagante con la ropa, la verdad soy más de tipo de persona sencilla, así que busco y busco para al fin dar con un vestido negro con encajes, déjenme decirles que amo los encajes y sobre todo el color negro; el vestido llega un poco arriba de mis rodillas, con un escote en uve que deja ver mis pronunciados senos de forma sexy y delicada, me coloco unas botas negras y me dejo el cabello suelto con algunas ondas. No me maquillo porque me gusta ser yo al natural, me miro un par de veces al espejo y siento que me encanta lo que veo, estoy linda y eso me gusta.

Mientras espero a mi mejor amiga, les contaré un poco de mí:

Mi nombre es Isabel Donovan y tengo veintitrés años, no soy tan alta, pero dicen: "Que lo mejor a veces viene en frascos pequeños". Soy de tés blanca, mí cabello es de color naranja natural y ondulado, tengo ojos de color miel, mis senos son bien desarrollados, piernas gruesas y trabajadas y ni que decir de mi trasero, es la envidia de muchas, pero bueno, los cielos me dieron mucha gracia, así que me amo y agradezco como soy. Estudio ya mi segunda carrera universitaria, soy súper aplicada a los estudios, tengo un buen trabajo en una firma de diseños e investigaciones arqueológicas, es mi carrera de ensueño, ser arqueóloga y algo muy importante, es que sigo siendo ¡Virgen!, no se asusten, sé que es raro ver a una mujer de veintitrés años ser señorita, pero es que no ha nacido el hombre que me mueva la tierra y las entrañas, claro, hasta esa fatídica noche.

Justo cuando estaba por llamar a Liseika, ella me llamó para avisarme que saliera porque ya estaba afuera de mi casa, salgo contenta al ver su sonrisa hermosa, ella es de tés negra, pero súper hermosa, cabello rebelde y ondulado, ojos color chocolate y con un cuerpo de ensueño... Me subo a su automóvil, la saludo, le doy un beso en el cachete y nos dirigimos a la rumba, ponemos música y nos adentramos a una discoteca muy conocida en ciudad H, es una de las ciudades más millonarias de todo Chile, les comento que mi amiga es de padres con un estatus económico muy bueno, es decir millonarios, al igual que los mío, pero yo los abandoné porque no quería casarme para unir familias y esa basuras de la sociedad de alta clase, ellos y su absurda burguesía, en fin, más bien me dediqué a mi vida, mis estudios y sobre todo a mi propia libertad.

El Hombre del Dragón, un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora