Capítulo 40. Búsqueda.

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Isabel y Derek tenían la cabeza abajo sin mirar arriba como ordenó Teodoro, estaban a sólo doscientos metros de llegar al palacio, Isabel estaba preocupada por Magnum, ella quería ver por detrás pero no quería desobedecer a Teodoro.

—Mami yo estoy contigo –le reconfortó Derek viendo que su madre estaba pálida y asustada —No te preocupes, confiemos en papá, él vendrá por nosotros –volvió a decir esté abrazando fuerte a su madre, la mirada brillante de Derek era la única cosa que calmó a Isabel en ese momento tan crítico, le dio un beso en la frente y lo acurrucó entre sus brazos.

En la misma línea, Magnum agarró su arma y logró dispararle a uno de los neumáticos de Dylan, el automóvil derrapó de un lado a otro, Magnum actuó con prisa y freno a tiempo para no golpear el automóvil de Dylan pero no contó con que Dylan se lo llevaría al infierno con él, con una mirada llena de odio Dylan giró el automóvil mirando de frente y aceleró hacia Magnum para arrojarlo al acantilado, los dos automóviles cayeron, Teodoro vio eso por el retrovisor a tiempo y frenó, pero justo antes de girar el timón del automóvil, se escuchó una fuerte explosión.

Eso eran los dos vehículos que habían explotado al chocar con las enormes piedras, era una escena desgarradora en la mente de Isabel, cómo era posible que eso sucediera de esa forma, el destino no jugó ni a favor ni en contra de ellos, solo siguió como tenía todo previsto.

—Para, para, Teodoro para –gritó ella con una voz desgarradora y frágil llena de lágrimas —Magnum... Debemos ir por Magnum.

Teodoro entendió claramente la desesperación de ella pero no podía arriesgarse, solo estaban a menos de doscientos metros de llegar, no era momento de rendirse ahora —Isabel te entiendo pero vendremos todo el equipo por ellos, ahora debo cumplir mi misión, recuerda que Amalia te está esperando, no es hora de desesperarte, Magnum es un hombre fuerte, sé que sobrevivirá, lo conozco muy bien –aunque sonara como un hombre malo, la realidad es que cada palabra de Teodoro era realista en la mente de Isabel.

Isabel dudó, pero al final confió en las palabras de Teodoro, su corazón estaba agitado, Derek estaba asustado, pero coincidía con Teodoro —Debemos llegar a salvo con Amalia mamá, debemos ser fuerte por papá –dijo.

Teodoro llegó a la fortaleza, dejó a Isabel y Derek con Raquel y Amalia, mientras el arreglaba con Darío un equipo de búsqueda y rescate.

—Hermano, debemos apurarnos, no sé si Magnum haya logrado sobrevivir a una caída como esa –dijo Darío.

—Cállate que Isabel no debe escucharte, le acabo de dar ánimos para que piense que Magnum logrará salir de esta, no debemos ser pesimistas pero esa explosión era realmente fuerte, por eso quiero ser optimista y pensar que lograremos encontrarlo.

—Bien –bajó la cabeza con tristeza Darío —Tienes razón hermano, disculpa.

Teodoro empezó a darle órdenes a los equipos —Vamos, equipo dos y cuatro quédense con la señora Dragon, el equipo uno y tres conmigo, equipo cinco y seis con Darío –dijo con voz de mando.

De esa forma comenzaba la búsqueda de su jefe y amigo, siguieron los restos de los dos automóviles, lastimosamente bajar se les iba a complicar más de lo normal, trataron de buscar todo el equipo de descenso, bajaron cuatro personas con equipo, verificaron el primer auto donde iba Dylan, el cual había caído después del automóvil de Magnum, dentro del automóvil estaba inconsciente Dylan con algunas quemaduras en su cuerpo, lo sacaron y lo amarraron para subirlo, trabajaron muchas horas para poder remover el vehículo pero no lo consiguieron, tuvieron que buscar equipos más pesados para eso y ya estaba anocheciendo.

En el punto de la oscuridad, con focos de alta proyección, seguían trabajando durante las siguientes cuatro horas que habían pasado, pero todo era imposible ya que no encontraban el cuerpo de Magnum, seguían rebuscando por los lugares, tuvieron que pedir refuerzos de la fuerza conjunta marina ya que estaban muy cerca del océano.

El Hombre del Dragón, un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora