Capítulo 37. Son 4 meses, ¡Hijo te extraño!

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Después de que Magnum y su equipo entraran a la cabaña donde se escondía Dylan, todo fue masacre y más masacre, pero su hijo no estaba y ese era un dolor insoportable para Magnum Dragon.

Pasaron los días que había estipulado el doctor Charlie para el descanso de Derek, pero antes de que ellos se fugaran, Dylan no previó que Magnum llegaría a buscarlos ese mismo día de la operación que le habían realizado a Derek, por ende, tuvo que salir con cuatro hombres y el dormido Derek en sus brazos, por suerte salieron antes de que Magnum los encontrara, ahora estaba Magnum como una bestia enfurecida y peligrosa en busca de su hijo, donde le prometió a su esposa regresar pero todavía no había regresado.

A partir de ese momento, ya habían pasado cuatro meses sin noticias de su familia, Isabel no logró comunicarse con Magnum, ni Darío y mucho menos con Teodoro, la tristeza la invadía, ya tenía siete meses de embarazo, su pansa estaba grande y hermosa, todavía no quería saber el sexo porque tenía la esperanza de que Magnum volviera. Amalia lloraba todos los días extrañando a su hermano y a su papá, Raquel la ayudaba en todo, ella también se sentía triste por no saber nada de Darío.

—Isabel –le llamó Raquel con suavidad —¿Por qué no descansas un rato? Mira esa enorme panza que tienes, además –miró hacia abajo —Tus pies cada día están más hinchados.

—No puedo descansar, me siento preocupada Raquel, ya han pasado cuatro meses y no sé nada de mi familia, ni de mi hijo –las lágrimas salían de sus ojos sin control —Raquel ¿Qué pasa si nunca logro volver a ver a mi hijo? –se tapó el rostro lleno de lágrimas —Lo extraño mucho, todavía está pequeño y en un par de días será su cumpleaños ¿Cómo voy a soportar todo esto Raquel? No lo puedo soportar más.

Arrodillada en el piso frio Isabel se agarraba el rostro con las dos manos sin poder ser fuerte, Raquel se acercó a ella para abrazarla sin evitar llorar a su lado, dándole ánimo —Isabel, todo volverá hacer como antes, donde las risas y el amor abundaban, ahora no es el momento de sentirse débil, tú ahora tienes un imperio que proteger, unos hijos que amar, no es el momento de sentirse mal, ahora más que nunca debemos ser fuertes –le decía Raquel quien le sobaba la espalda con cariño.

Simultáneamente.

En un rincón con el cabello más largo que nunca, unos ojos cansados con grandes ojeras, barba larga y poco cuidada, estaba el gran Magnum Di Angelo Dragon, en una silla con la mirada perdida en algún punto, perdido en sus propios pensamiento, su postura solo devengaba mucho misterio y furia, con sus piernas media abiertas, los brazos en sus rodillas y sus dos manos agarrando su barbilla.

—Teodoro ¿Encontraste dónde están? ¿Estás seguro de ello? Ya han pasado cuatro meses sin ninguna forma de poder encontrarlos, mi hijo no se ha contactado conmigo, temo que algo malo le haya pasado.

—No te preocupes, mi equipo es fiable, además, él no se ha dado cuenta de nada, solo dame la orden y saco a mi sobrino de ahí.

—¿Y si no es él? Todas las veces que tenemos una pista resulta que no es él, ese desgraciado de Dylan está jugando con su suerte –los ojos de Magnum solo irradiaban maldad pura cuando se refería a Dylan —Juro que lo voy a torturar hasta satisfacerme.

—Estoy seguro Magnum, jamás te he fallado y lo sabes, por eso debemos regresar hoy mismo a Chile, sino regresamos no podremos rescatar a Derek –dijo Teodoro con una voz gruesa y llena de cansancio, pero con mucha seguridad.

—Está bien –se levantó para mirar a su otro amigo —Darío prepara el Jet, regresamos a casa hoy mismo.

—Bien.

Las pruebas de que Derek y Dylan regresaron a Chile eran contundentes, Teodoro era el mejor hombre de la familia Dragon, además era el mejor en descubrir las tumbas más escondidas de cualquier sitio.

El Hombre del Dragón, un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora