Capítulo 22. ¡Bienvenido!

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Cuando Dylan e Isabel llegaron a la nueva villa, ella quedó asombrada con toda la estructura de la casa, era realmente hermosa, se alegró tanto por descubrir tantos artefactos arqueológicos, la verdad estaba muy emocionada.

—¿Cariño te gusta? Esta será nuestra casa de hoy en adelante.

—Bueno, es súper hermosa Dylan, pero ¿Dónde conseguiste estas piezas? Por los detalles, parecen ser piezas arqueológicas de otro país.

—Sí, bueno estudié arqueología documental hace muchos años, a veces viajo a otros países por este tipo de trabajos arqueológicos, sé que te iban a gustar, ya que estudiaste eso hace muchos años ¿Cierto?

—Sí es cierto, pero en serio ¡Wao! Esto es increíble Dylan, debemos conversar más para conocerte, tengo curiosidad por saber más de ti.

—Claro cariño, poco a poco iremos conociéndonos los dos, pero ahora subamos a ver el cuarto de los niños ¿Te parece?

—Sí.

Dylan entrelazó sus dedos con los de Isabel para subir las escalera juntos, entraron al cuarto de Amalia primero, al entrar Isabel se encontró de que la habitación era grande, tenía un piano adentro, muchos pony, cosas de niña, vestidos, la verdad muchas cosas hermosas, el cuarto era enorme de color rosado pastel y blanco, luego pasaron al cuarto de Derek, él de él tenía muchas cosas computarizadas, tenía dos computadoras, carros, aviones, un gran librero de diferentes cosas científicas, era súper hermoso el cuarto.

Mientras Dylan seguía empujando a Isabel a seguir viendo la casa le dijo —Ahora mira, este de aquí es especial para ti mi amor.

—¿Para mí?

—Sí para ti, espero sea de tú total agrado.

Al abrir la puerta vio un gran librero en la pared izquierda, en la derecha estaba un sofá hermoso de color blanco con flores, también había muchos libros de escritores que a ella le encantaban mucho, tenía una ventana grande con una mirada hermosa de muchos árboles, flores y demás paisajes. Ella se tapó la boca con las manos por el asombro —Dylan, esto... Esto es...

—Hermoso como tú –respondió él –ella se acercó para abrazarlo fuertemente, se paró en puntillas y le dio un dulce beso en los labios —Me volveré adicto a tus besos Isabel, si sigues así no podré aguantar las ganas.

—Dylan, quiero intentarlo contigo –dijo ella con la fuerza en sus palabras y en su mirada decidida.

La sorpresa de esas palabras hicieron que Dylan sonriera de oreja a oreja, la agarró por la cintura y la besó sin descanso ni limitaciones alguna, fueron besos lleno de pasión, él seguía agarrándola por la cintura para atraerla más a su duro cuerpo, él la alzó y ella colocó sus piernas en la cintura de él y sus brazos alrededor de su cuello, sus respiraciones se volvieron más pesadas por cada beso que se daban, pidiéndole ambos más y más de cada uno, la puerta de esa habitación estaba abierta y una sirvienta pasó por ahí a dejar unas cosas y los vio a los dos en esa pose tan romántica, la pobre chica se sonrojó y apartó la mirada para luego irse rápidamente del segundo piso pero ellos seguían sin darse cuenta de nada, era como si fueran ellos dos solos en una gran burbuja.

Dylan la sacó del cuarto con gran habilidad sin dejar de besarse, caminaba con ella en sus brazos hasta la habitación de él, en el momento antes de entrar Mario iba a subir a recordarle sobre su abuelo, pero vio cuando Isabel y Dylan estaban dándose amor cada uno, le dio algo de vergüenza y bajó las escaleras como si no hubiera visto nada, se decía mentalmente —Tendré que esperar hasta que ellos dos acaben, que cosas lo que debo ver.

Dylan abrió la puerta de la habitación principal con la pierna, Isabel le estaba desabrochando los botones de la camisa, él la colocó en la cama, sus miradas conectaron, ella estaba sonrojada y su hermosa piel blanca estaba clorada, ella le quitó la camisa, él le estaba soltando el vestido dejando al descubierto sus hermosos y enormes pechos blancos con un sostén negro de encajes con un cachetero de encaje a juego, él al ver esta escena de ella se quedó con el corazón a millón, sus audaces ojos la miraban por todas parte de su suave cuerpo, pero sus ojos también observaron esas marcas en él cuerpo de ella, su mirada se volvió un poco fría, cosa que Isabel vio claramente.

El Hombre del Dragón, un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora