—Ya lo creo Mario, ya lo creo... Anda vete con tus hijos y tu esposa, yo iré a dormir ya.
—Gracias jefe, nos vemos mañana y cualquier cosa no dude en llamarme por favor.
—Está bien, anda Mario, tranquilo.
—Buenas noches, señor Dylan.
Simultáneamente, en la casa de Isabel
Después de salir del hospital la mente de ella estaba hecha un gran caos, ella no podía entender en lo que se estaba metiendo, golpeó varias veces el volante de su automóvil porque de verdad estaba frustrada —¿Por qué tenías que hacerme tanto daño Magnum? –preguntó mientras manejaba hacia su casa.
Ella solo podía dejarle todo su dolor, frustración y malos pasos que daría, a la única persona, al único hombre del cual se enamoró, del cual desea todavía con todo su corazón, el único que le rompió el corazón sin compasión, a su amado Magnum Di Angelo Dragon. Llegando estacionó su automóvil en la entrada de la villa, respiró hondo antes de bajar y esperanzando que nadie se diera cuenta de sus miserables sentimientos.
Saludó a sus bellos hijos y se dirigió a su habitación a darse un baño, se quitaba la ropa y se metí abajo del agua, sus músculos se tensaron porque el agua estaba fría pero la verdad necesitaba eso, porque ella no sabía si estaba haciendo lo correcto o no al mentirle a sus hijos, después salió y se preparó para vestirse para la cena de negocios de hoy con Magnum, se terminó de arreglar y estaba por bajar las escaleras pero dos pequeños y hermosos bebés la estaban mirando en la puerta, los dos entraron y preguntaron.
—Mami ¿A dónde vas tan linda? –le preguntó Amalia con esos ojos radiantes mientras la miraba.
—Sí mamá ¿A dónde vas? ¿No crees que ese vestido se ve muy revelador? Y mira, está demasiado corto –el pequeño Derek caminó hasta el guardarropa.
Isabel solo veía como buscaba algo —Cariño ¿Qué buscas?
—Mira mamá, mejor ponte este, ves, está cerrado por todas parte mamá y es mucho más encantador.
Isabel solo podía ver con los ojos lleno de mimo por su hijo —Jajaja no que va, ese vestido no me queda Derek –el vestido que él le sacó era un vestido de una fiesta de disfraces y sobre todo era de monja, todo tapado, pero era en color azul marino, así que cariñosamente le dijo —Mí vida, pero este que me puse está lindo ¿No lo crees?
—No me gusta, se te ve todo –dijo refunfuñando con un puchero en la boca y sus cejas arrugadas.
—No mami, a mí sí me gusta, te ves como una princesa de cuento de hadas.
—Gracias mi hermosa Amalia ¡Te amo! –miró al encantador hombrecito, le tomó la carita y le dio un beso en la frente —Y a ti mi celoso favorito también te amo –mientras Isabel los miraba, sintió una punzada en su corazón, algo le decía que no lo hiciera, pero la verdad no podía seguir dejando que sus hijos no tuviesen un padre, así que se armó de valor y les dijo a los dos —Vengan niños, mami les tiene que contar algo muy importante, mañana iremos al hospital a conocer a una persona.
—¿Quién es mami? ¿Es papi? –preguntó enseguida Amalia emocionada con sus dos brillantes ojos como estrellas fugaces.
—¿Es nuestro padre? –preguntó Derek, en tono un poco más serio.
—Bueno, él es alguien que quiero que conozcan primero y si les gusta esa persona, podrán decirle papá.
—Entonces, si es papi –gritó eufóricamente Amalia —¡Yupi! Al fin voy a conocer a mi papi, estoy muy feliz mami, gracias.
—¡Humph! –fue el sonido que hizo el pequeño Derek, él estaba inconforme.
—Derek ¿Pasa algo? –preguntó Isabel viendo el rostro inconforme de su hijo.
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El Hombre del Dragón, un amor extraño
RomanceAquella noche de lluvia solo podía recordar ese magnifico dragón en la espalda de ese sexy y exquisito hombre ¡Demonios! Me dije en mi inconsciente ¿Cómo puede existir un hombre como el en este mundo? Moria por saber ¿Quién era? Pero a veces la curi...