Capítulo 20. ¿Dónde estás?

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Simultáneamente, la oficina del gran e imponente magnate Magnum Dragon

Él apuesto hombre estaba sentado en su silla fumando, mientras pensaba en todo lo que había pasado en la noche con Isabel y él ¿Por qué tenía que pasar por tantas cosas? Solo por querer estar de nuevo con su esposa. En esos pensamientos se le venían recuerdos de cómo la conoció pensando que era alguien que deseaba la ubicación de las riquezas de los Dragon, pero al final no era así, así que decidió llamar por el intercomunicador.

—Ana ¿La señorita Victoria llegó?

—No presidente, aún no ha llegado.

—Cuando llegue dígale que pase a mi oficina.

—Entendido presidente.

Justo cuando terminó de hablar con su secretaria, la puerta de su despacho sonó con dos toques.

—Adelante.

—Señor disculpe, lo busca la señorita Paola de empresas Shers.

—Que pase.

A los pocos minutos entró una despampanante mujer —Buenos días Magnum ¿Cómo estás? –ella entró con un vestido muy pegado a su cuerpo, resaltando su figura, pechos medianos, piernas altas y rectas, su rostro estaba muy maquillada para el gusto de Magnum.

—Hola Paola, adelante, siéntate por favor ¿Cuánto tiempo sin verte? Dime ¿Qué te trae a mi empresa hoy?

—Vengo por dos cosas cariño –hizo movimientos con sus dedos, delgados y con sus largas uñas pintadas de un rojo intenso —La primera, es por parte de mi padre, por lo del trabajo de la isla en México, hemos escuchado mucho sobre eso y nos gustaría ser inversionista en un proyecto internacional tan grande, creo que nuestros productos pueden ser de utilidad para ti.

—Pues claro, le diré a Francisco que contacte con tú abogado para la firma del convenio entre nosotros ¿Cuál sería tú otra razón?

—Bien, te explico, hoy regresará al país el abuelo de Dylan y me gustaría que fueras mi acompañante, sé que esta cena te servirá mucho para saber más sobre las actividades de ellos en el mercado ¿Qué opinas? Además, recuerda que tenemos un contrato de matrimonio para asociar a nuestras familias y tú plazo se está terminando, acordamos que pasarían cuatro años, ya pasaron y te di dos meses más, así que necesito actuar desde ahora –ella se levantó para acercarse a Magnum —Sabes que siempre he estado enamorada de ti Magnum.

Cuando ella se acercó a él, le colocó las manos con sus uñas de color rojo intenso en su pecho, cosa que le desagradó a él, así que la tomó y la retiró a un lado con cortesía.

—No me toques Paola –dijo en un tono lleno de molestia —Te entiendo claramente sobre nuestro contrato de matrimonio pero también sabes que soy yo quién decido si hacerlo o no, y sabes más que nadie Paola que solo lo hacía por tú padre –hizo una pausa y su mirada estaba llena de ira —Escúchame bien, porque será la última vez que te lo repetiré, no me vuelvas a tocar y mucho menos decir que nos casaremos, porque mi respuesta siempre será un no, ya que, legalmente estoy casado y jamás podré amarte –se alejó de ella y se volvió a sentar en su silla negra —Sobre la cena, claro que te voy acompañar, tengo años que no veo al viejo gruñón ese –en su mente pasó un pensamiento que solo se decía para él mismo —Ese maldito viejo siempre ha pensado que yo maté a su familia, maldito anciano senil, será gracioso que me vuelva a ver— Así que Paola, te acompañaré porque me gustaría conocer a su tercer nieto, solo lo vi hace muchos años cuando éramos más pequeños, ahora no lo he visto más.

Paola que estaba escuchando todo el tiempo callada, tenía las manos apretadas con fuerza, claro que sabía que el matrimonio solo era una maldita excusa para que su padre no quedará en bancarrota, pero todo fue un maldito plan de su padre para que sus acciones subieran con la noticia, así que con una sonrisa hipócrita le dijo a Magnum —Está bien, con el hecho de que me acompañes seré la mujer más feliz, nos vemos en un par de días para que pases por mí a mi apartamento.

El Hombre del Dragón, un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora