El Hombre del Dragón, un amor extraño

Capítulo 17. ¿Lo sabrá?

Después de que Magnum regresara a su oficina, en su rostro se reflejaba la sonrisa de oreja a oreja, se sentía el hombre más dichoso y feliz, pero, aun así, sentía el deseo de decirle que ya lo sabía, que sabía que era ella, pero él seguía sin entender ¿Por qué razón se esconde de él? ¿Qué fue eso tan malo que pasó hace cuatro años? ¿Por qué no es capaz de decirle la verdad? Los pensamiento de Magnum eran una gran encrucijada del pasado, quería averiguar todo lo malo, pero era inevitable, su mente pensó en su mejor amigo y mano derecha, tomó el móvil y marcó el número de Darío

La llamada no demoró en conectarse, salió la voz agradable de él —Dime Magnum.

—Darío, ven a mi oficina por favor.

—Voy enseguida.

Darío salió de la oficina que estaba en el otro pasillo y caminó hacia la puerta de él, levantó la mano y tocó la puerta, el toque de la puerta le indicaba a Magnum que era Darío.

—Adelante.

—¿Qué pasó Magnum? ¿Necesitas algo?

—Darío ¿Qué te ha dicho Alex? Le has sacado alguna información importante.

Rascándose la barba este le dijo —Bueno, la verdad es que solo me ha dicho que la señora murió quemada y que todo fue orden de Maximiliano Clements.

—Maldita sea, ese infeliz nos está mintiendo, Isabel es Victoria Clear, esa mujer tonta solo usó el apellido de su madre, necesito que la investigues todos los días que sale de aquí ¿A dónde va? ¿Con quién va? ¿Dónde vive? Darío necesito un informe completo, sé que te estoy pidiendo mucho, pero por favor ayúdame con todo, necesito saber la verdad de porque ella sigue insistiendo en ocultar su identidad conmigo.

—¿Ella es Isabel? –Darío miró a su mejor amigo y sentía que no le creía mucho, así que preguntó dudoso —¿Estás seguro? No será que se parece tanto a ella que piensas que es ella.

—No seas tonto, es ella, claro que conozco a mi mujer, ahora vete y déjame solo. –pidió algo sulfurado Magnum.

—Sí, entendido, te apoyaré en todo, ahora me pongo con el equipo a averiguar.

Después que Darío saliera de la oficina de Magnum y lo dejará solo, él se recostó en su sillón con un solo pensamiento —Es ella, estoy cien por ciento seguro que es ella, nadie más podría tener esos ojos, además, sus besos me lo dijeron todo –la sonrisa de Magnum se intensificó en sus labios, su rostro estaba iluminado, era un hombre realmente encantador a la vista de cualquiera —Mujer tonta, como crees que puedes engañarme así como así, mi tonta mujer, como te extrañaba tanto, pero vaya que el destino es un loco, ahora lo más importante es que ella no sepa que sé su identidad real, seguiremos este juego para ver si ella logra soportarlo.

Seguidamente, en la oficina de Isabel

Caminando de un lado a otro dentro de la oficina maldecía en alto —Maldición, Maldición, mil veces te maldigo Magnum Dragon, como demonios se le ocurre besarme de esa forma, claro, como no se le va a ocurrir si es mi esposo, pero ¿Por qué sigues engañando y haciéndome sufrir? ¿Por qué juega conmigo de esta forma? No fue suficiente mandarme a matar, ahora ¿Qué quiere de mí? –Isabel se mordía el labio con terquedad, analizando la mirada de Magnum —Pensándolo bien ¿Por qué su mirada era como si me hubiera reconocido? Acaso ¿Lo sabrá? –ella seguía moviéndose de un lado a otro llena de desespero, luego se paró en seco y con una media sonrisa dijo —No, no creo Jajajaja No... ¿Oh sí? –sus ojos como el sol radiantes estaban una tonalidad oscura, sintiendo que estaba perdida con todo lo que pasó solo en su primer día de trabajo con él y ya se habían besado, se mordió el labio con poca presión pensando que ella había actuado realmente evidente —Maldita sea, pero quien me manda a ser tan impulsiva, debo ser más discreta la próxima vez.