Capítulo 9. ¡Te sigo Magnum!

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Después de esa llamada, Magnum se volvió a acomodar con Isabel, mientras todo su ser extrañaba a la fantástica y hermosa mujer en sus brazos —Es increíble que en tan poco tiempo me hagas sentir lo que con ninguna mujer he sentido, creo que lo mejor que nos pudo pasar es estar juntos –su voz era extremadamente dulce y suave, Magnum observó a la dormida mujer, perfilando su rostro con sus grandes manos —Hermosa mía, espero me perdones por el accidente de tu hermano, solo deseo que no me odies –dijo sintiéndose extremadamente mal por la muerte del hermano mayor de Isabel.

Cuando estaba por quedarse dormido, el sonido de un mensaje de su móvil le hizo estirar la mano y tomarlo, al abrir el chat de WhatsApp se encontró con algo que lo dejaría preocupado, Darío le había escrito.

—Hola Magnum, no sé cómo lo vayas a tomar, pero tengo noticias de Isabel y Maximiliano—

—¿Qué dices? ¿Qué tiene que ver Isabel con ese bastardo? —

—Magnum, durante estos meses ella empezó a trabajar en la compañía de él como secretaria de presidencia, hoy tuvieron la reunión de los inversionistas, luego fueron a cenar y fue él quien la llevó a su casa—

Magnum no daba crédito a lo que su mano derecha y amigo le estaba escribiendo, el agarre del móvil se intensificó haciendo que sus grandes manos se tornaran más pálidas y verdes.

—Maldición, ese imbécil infeliz se está metiendo con mi mayor tesoro, Darío, te pedí que la cuidaran y evitaran que él se le acercara, averigua ¿Qué más hace ella con él? y ¿Qué han hablado? De una vez—

Magnum dejó el móvil a un lado sintiendo como su corazón latía con fuerza, estaba furioso por todo esto —Esto sí que no me lo esperaba, no todavía, veo que te subestimé Maximiliano Clements, pero no dejaré que me arrebates lo que más quiero en este mundo, ella es mi vida y por ella juro que si debo matarte ¡Te Mataré! –expresó mientras su mirada se tornaba fría como el mismo fondo negro de un estanque profundo.

—¡Magnum! ¿Qué tienes? –preguntó Isabel con una tonalidad de voz suave y adormilada.

—¿Qué? –preguntó desconcertado —Disculpa tesoro ¿Te desperté?

—Un poco ¿Te pasó algo? Tienes un semblante de preocupación.

—No, tranquila –le dijo Magnum mientras la tomaba en sus brazos —Ahora que estás despierta mi pequeña flor –dijo coquetamente —¿Quieres que volvamos a darle otra rondita?

—¿Qué? ¿No estás cansado? –suspiró ella agotada de ese semental de hombre —Cariño estoy agotada, no sé de dónde sacas tanta energía –refutó ella con un puchero tierno y bonito haciendo que el corazón de Magnum se agitara de la emoción —La verdad mi querido muchachote, yo ya no puedo más.

Magnum sonrió tan cálidamente como el sol en pleno verano, juguetonamente le respondió —No, la verdad es que no me canso de hacerte mía una y otra vez Isabel, te deseo en cada segundo de mi vida, quiero que seamos uno.

—Vaya, pero qué lindas palabras para un matón como tú –decía ella juguetonamente con los ojos adormilados.

—Vamos preciosa, no soy ningún matón, solo soy un hombre de negocios exitoso, pero si lo mío es lastimado, dalo por hecho que soy capaz de matar.

—Bien, bien... Como digas, ahora tengo sueño y deseo descansar, mañana debo trabajar.

—Está bien tesoro mío, me iré para que descanses tranquilamente, yo aprovecharé de arreglar unos pendientes de la empresa.

—¡No! –gritó ella agarrándose al brazo fuerte de Magnum —No te vayas, quédate un poco más Magnum –hizo silencio y bajó la carita tierna, luego la subió y con un rubor encantador, Isabel le dijo —La verdad, es que yo te extrañaba mucho y quiero que me hagas compañía por favor.

El Hombre del Dragón, un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora