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—¿Hyunjin?— Minho notó que la mano que tenía sobre la mejilla de Hyunjin se humedeció de repente. En cuestión de segundos, un torrente de silenciosas lágrimas comenzaron a salir de los ojos del menor. Sin embargo, su rostro aún lucía tranquilo, como si hubiera un debate demasiado grande ocurriendo dentro de él, como si esas lágrimas tuvieran voluntad propia.— ¿Qué sucede?

Minho se esperaba cualquier otra reacción. Incluso estaba preparado para ser juzgado. No se extrañaría si Hyunjin también lo miraba con asco, o con decepción. Incluso con lástima. Pero las lágrimas del castaño lo confundieron. No las entendía.

—Disculpa.— Hyunjin se apartó y se secó el rostro con las manos, notando, frustrado, como las lágrimas simplemente no dejaban de salir.— Es... es que... perdóname, soy un tonto...

—Hey, hey... no...— Minho sujetó sus manos. Hyunjin se estaba restregando los ojos demasiado fuerte, su voz amenazando con partirse en mil pedazos.— Dime por qué lloras, dime lo que tengas que decirme, escucharé lo que sea...

No, está bien, hyung. Gracias por contarme.— Hyunjin se alejó de nuevo y se puso de pie, agarrando la taza medio llena de chocolate.— Yo... yo voy a ducharme... ha sido un día alocado.— se dio la vuelta, huyendo para dejar la taza en la cocina y después subir hacia su cuarto como una exhalación.

Minho se quedó sentado en el sofá, aún sin entender absolutamente nada en la actitud de Hyunjin. De nuevo con esa sensación de ansias, de no saber lo que sucedía. Sin embargo, tampoco podía obligar a Hyunjin a decirle nada. Sabía que le había dado un montón de cosas para procesar, así que decidió dejarlo tranquilo, que tomara un baño, se relajara y lo procesara todo.

Ya podrían hablar más tarde, solo esperaba que las cosas no se jodieran de nuevo, porque había decidió darlo todo por Hyunjin. No permitiría que su pasado también echara a perder su felicidad del presente.

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—Y bien... ¿Ninguno de los dos piensa moverse?— la señora Han se cruzó de brazos y permaneció de pie en medio del pasillo.

—¿Para qué quieres que nos sentemos en la mesa?— Jisung imitó su posición, enfrentándola con la mirada, a lo que Chan solo retiró la suya y se rascó la nuca, incómodo.

—Necesitamos hablar sobre... esto.— respondió la mujer, comenzando a perder la poca paciencia que le había quedado después de encontrarse con la imagen de su hijo y Chan en la misma habitación.

—¿Hablar de qué, mamá? Si no me equivoco, te dejé todo muy en claro la última vez que hablamos del asunto.

—¿En serio piensas que voy a permitir que suceda esto en mi casa, Han Jisung?— comenzó a subir el volumen de su voz.

—Estoy en mi habitación, y yo también vivo en esta casa.

—¡No me importa!— gritó de repente, perdiendo los estribos.— ¡Te dije perfectamente que no quería que te relacionaras con él! ¡Y a ti...!— se dirigió a Chan.— ¡Creo haberte dicho que no le pusieras un dedo encima!

Jisung se corrió para pararse entre su madre y Chan, aún si el mayor no había movido un solo dedo, no iba a dejar que su madre le gritara por gusto cuando el alfa no había hecho nada malo.

—Te dije que dejaras a Chan fuera de tus berrinches.

—¡¿Cómo quieres que lo deje fuera?! ¡Todo es culpa suya! ¡Te dije bien claro que...!

—Hyung...— Jisung la interrumpió para dirigirse a Chan.— Creo que deberías volver a casa por hoy. No necesitas estar presente escuchando todo esto.

*.✧ No se admiten mascotas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora