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Cuando llegaron se encontraron a alguien sentado sobre la meseta, en la misma posición en la que había estado Seungmin hacía unos minutos.

—Buenos días.— lo saludó Felix. El chico le sonrió y continuó revisando su celular, sin notar la presencia de Hyunjin

—Este es Jeongin, del que te hablé.— comentó Felix, haciendo que el aludido alzara la vista, preguntándose a quién podría estar dirigido ese comentario. Fue entonces cuando notó la presencia de Hyunjin. Lo miró con desconfianza mientras se bajaba de la meseta, se concentró en su olor y enseguida anotó el sutil aroma a sándalo que desprendía Hyunjin, se relajo un poco pero seguía algo receloso.

—¿Y este quién es?— preguntó. Hyunjin también lo miró frunciendo el ceño no le gustaba que un mocoso cuyo olor ni siquiera está definido lo mirará así.

—Se ha mudado hoy, su nombre es Hyunjin.

—Ah, vas vivir aquí.— El semblante Jeongin se relajó casi tan rápidamente como se había contraído, se acercó con una sonrisa.— Mi nombre es Jeongin, mucho gusto, hyung.— Hyunjin aceptó el estrechon de manos, aún un poco desconcertado por los cambios humorales de aquel chico.

—Ya somos más híbridos.— Felix mencionó.— Con él ha venido un alfa.

—¿Un alfa?

—Sí, pero es agradable, lo conocerás cuando él y Seungmin regresen.

Jeongin ladeó la cabeza en señal de duda.

—¿Y por qué ese alfa salió con Seungmin?

—Fueron a traer su equipaje.— Felix se encogió de hombros como si fuera la cosa más obvia.— Les pedí que dejarán Hyunjin conmigo, así que supongo que no les quedó más remedio que ir juntos.

—Ya veo...— Jeongin asintió pero se notaba que había algo que aún rondaba su cabeza.

—¿Hay algo de comer?— Felix rodeó a Jeongin y fue hasta la nevera.

—Debe quedar pastel del que trajo el vecino.

—¿Ese que estaba muy rico? ¿Aún queda?

—Sí, sabes que Seungmin hyung es el que se come las cosas y en estos días él no ha estado parando mucho por aquí

—Pues nos pusimos de suerte.— Felix sacó un plato dónde quedaba casi medio pastel y lo puso en el microondas para calentarlo un poco.— ¿Tú también quieres, Jeongin?

—No, yo sólo estaba esperando a que estuviera el café, ya casi tengo que irme.

—¿Tienes turno ahora en la mañana?

— Sí, hasta las 4 de la tarde.

En ese momento, se oyó el pitido de la cafetera y cuando Jeongin se sirvió una taza, el penetrante aroma del café sea paseo por las narices de los tres híbridos.

—Tómense el resto.— se despidió, llevándose su café en una taza portátil y agarrando su bolso que descansaba sobre una de las sillas del comedor.

Felix sirvió dos rebanadas de pastel y café para ambos y convidó a Hyunjin a sentarse junto a él en la sala para desayunar. Comieron mientras veían algo en la tele. Felix siempre tenía algo que comentar, pero Hyunjin comío en silencio. Se sentía raro, nunca había hecho algo que parecía tan básico como aquello. Se sentía cómodo, cálido, feliz... todavía como si estuviera en un sueño. Aquella casa era más grande de lo que nunca pensó que tendría. Cuando Chan regresara, le iba a dar las gracias apropiadamente. Ahora que lo pensaba, Hyunjin tenía muchas cosas que agradecerle a Chan. Muchísimas.

—Deja, yo lo llevo.— vió que Felix se había puesto de pie, dispuesto a llevar los platos y las tazas para la cocina.

—Okay.— El zorro no se hizo de rogar y dejó que Hyunjin se llevará las cosas mientras se deja caer de nuevo en el sofá. Mientras Hyunjin fregaba en la cocina, sonó el timbre y Felix se apresuró a abrir.

Su cuerpo se puso tieso cuando sintió aquel aroma conocido pero, no le queda de otra tenía que abrirle.

Hyunjin escuchó desde la cocina, tanto el timbre, como el sonido la puerta al ser abierta por Felix. Pensó que probablemente se tratara de Chan y Seungmin, aunque no los espera de vuelta tan rápido. Terminó de escurrir los platos y los colocó de vuelta donde Felix los había tomado, se secó las manos sobre el pantalón y se dirigió rumbo a la sala.

Pero aquel hombre no era ni remotamente Chan o Seungmin.

Era un chico de mediana estatura de cabello oscuro desordenado. Le sonreía a Felix, pero este sólo miraba al suelo, su cuerpo tenso. Hyunjin se acercó un poco más. Atraído por algo que no sabría decir qué era. Aquel chico traía una mochila y espejuelos. Lucía simple, normal. Pero aún así, había algo en su presencia que había sobrecogido a Hyunjin. El chico se giró hacia él, sus labios se movían pero Hyunjin no escuchaba nada de lo de que decía. Era como si el tiempo transcurriera más lento y todo sucedieran cámara lenta. La deslumbrante sonrisa de esa persona se sentía casi dolorosa, era perfecta. Sólo eso surgió en la mente de Hyunjin. Perfecta.

No entendía que estaba pasando, ninguno de sus sentidos respondía. Se sentía mareado, abrumado, completamente fuera de control.

Y, en esa situación, aquel chico seguía acercándose a él, con aquella sonrisa, su mano extendida. Felix también hablaba, pero tampoco lo escuchaba. Cuando estuvo frente a él pudo sentirlo.

Su olor.

Aquel olor.

A limón y... café... amargo, penetrante...

Todo su cuerpo reaccionó con violencia, sintió un enorme calor recorrerlo. Una señal punzante en la parte trasera de su cuello, su propio olor disparándose.

Aunque nunca lo hubiera experimentado sabía perfectamente qué se trataba.

De repente lo pudo escuchar. Su voz se volvió el único sonido que sus oídos escuchaban. Ese y el intenso latir de su sangre dentro de sus arterias.

—Yo soy el dueño de la casa. Lee Minho, es un placer.

Aquel humano era un alfa. Su olor más claro que ningún otro. Por alguna razón, Hyunjin lo sentía perfectamente y lo entendía.

Aquel humano era su alfa.

[🥨]

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ocatlix para que me perdones, leidy :]

~🌻

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