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—Aún no me has dicho.— después de caminar un par de cuadras sin rumbo fijo, la voz de Minho sacó a Hyunjin del pequeño desastre que se había formado en su cabeza.

—¿Qué cosa?— dejó de evitar la mirada del mayor. Minho lo miraba con una sonrisa demasiado suave, aún sujetando su mano, sus dedos entrelazados, transmitiéndole una sensación cálida y reconfortante.

—¿A dónde quieres ir?— Minho acarició el dorso de la mano de Hyunjin con su pulgar.— Sé que no es la ocasión perfecta. Tú tienes que volver a trabajar y yo a la universidad, pero podemos aprovechar para compensarte por nunca haberte llevado a una cita decente.

—¿U-una cita?— las palabras se enredaron en su boca de forma un poco tierna.

A Minho le gustaba eso.

Le gustaba la forma en la que aquel chico podía ser adorable aún si lucía de aquella manera despampanante. Porque, en aquel momento, todo en Hyunjin parecía gritar que era un modelo. Tan atractivo, con ese aire que arrastraba miradas... hacía a Minho sentirse ligeramente superior al resto del mundo, pues era él quien tenía el privilegio de sujetar la mano de alguien así. De ver como sus mejillas se coloreaban un poco y oír su voz entrecortada.

—Solo si quieres.

—Sí... sí quiero.

—¿Por qué estás tan nervioso?— Minho dejó de caminar y se giró de frente a él.— Solo soy yo. No es nada distinto a lo usual. No tienes por qué ponerte así. Solo relájate y dime a dónde quieres ir...— sus palabras se cortaron de golpe.— ¿O es que te molesta sostener mi mano en público?

—¡No! ¡No es eso!— negó rápidamente.

—Ah... qué bueno.— Minho sonó aliviado.— Realmente no quería soltarte.

Hyunjin sonrió, aún se notaba un poco nervioso, pero las palabras del mayor parecían haberlo calmado un poco.

Después de todo, tenía razón. Sus instintos de omega habían entrado en pánico momentáneamente al entender la situación, pero en realidad no tenía por qué hacerlo. Era Minho.

Su Minho.

Solo iban a pasar un buen rato juntos. No tenía por qué sentirse tenso. Además estaba siendo difícil sentirse incómodo con aquella sonrisa. Hyunjin aun no lograba entender del todo por qué alguien como Minho era capaz de hacer una sonrisa como esa.

Solo sabía que la amaba.

Como todo en él.

—¿Qué tal si vamos a comer algo?

A Minho pareció complacerle esa respuesta, así que emprendió la marcha una vez más. En su mente estaba sopesando todas las opciones de lo que podrían hacer.

—¿Qué te gustaría?

Hyunjin tomó aire, pensativo, dejando que el olor de la ciudad inundara sus pulmones. Hacía un clima precioso. No había nubes y el sol no llegaba a ser lo suficientemente fuerte como para molestar. En un día como ese, sería un desperdicio estar metidos dentro de un restaurante.

—¿Y si compramos algo para llevar?— sugirió.— Podemos sentarnos a comer en algún sitio bonito.

—Eso suena perfecto.— Minho continuaba sonriendo como tonto y a Hyunjin simplemente le encantaba verlo así.

—Pero quiero comer algo dulce primero.

—Seguro...— Minho se detuvo, mirando a su alrededor las diferentes cafeterías y puestos ambulantes que había en esa parte de la ciudad.— ¿Qué vas a querer?

*.✧ No se admiten mascotas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora