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Abrir los ojos fue doloroso para Yuto.

La sola sensación de mover sus párpados hizo que una punzada de dolor viajara desde su cara hasta la parte de atrás de su cabeza. Por unos segundos, todo estuvo oscuro y nublado, como si una cortina de humo se aferrara a su mirada.

Apretó sus párpados una vez más antes de finalmente abrir sus ojos. Sus instintos le decían que estuviera alerta, sin embargo aquel dolor en su cabeza y la ligera confusión que sentía, le impedían reaccionar con la velocidad que le gustaría.

Una vez que fue capaz de analizar su entorno, se dio cuenta de que estaba atado en una silla en una habitación que desconocía. Una amplia ventana de cristal a su izquierda le permitía ver el anochecer de aquella parte de la ciudad en la que francamente nunca había estado.

Una cama, un armario y un par de muebles más conformaban todo el mobiliario de aquella habitación. Lucía demasiado acogedaora para ser un cuarto de torturas o algo así, especialmente por lo suaves que lucían las sábanas de color beige que cubrían la cama. Trató de recordar lo que había sucedido porque, lo que era información, no estaba obteniendo ninguna solo mirando alrededor.

Si mal no recordaba, había conseguido huir con Yeonjun. Sin embargo, aquel tipo los había perseguido. Él podría haber huido con facilidad, pero Yeonjun no era tan rápido como él, y definitivamente no lo iba a dejar atrás. Aún así, le pareció haberlo perdido en algun momento. Lo último que recuerda es el rostro agitado de Yeonjun mirándolo con preocupación. Estaban en un callejón, recuperando el aliento antes de seguir huyendo. Casi seguros de que habían perdido al secuaz de Changbin.

Pero eso era realmente lo último.

¿Entonces por qué estaba ahí? ¿Amarrado? ¿Por qué su cabeza dolía como los mil demonios?

Y lo más importante...

¿Por qué el olor de esa habitación lo hacía sentir tan extraño, como si algo en ese aroma hiciera que su pecho apretara, faltándole un poco el aire?

—Hasta que al fin te despiertas.

Una voz lo hizo girar su cuello. Allí estaba aquel tipo, entrando a la habitación con una bata de baño cubriéndolo y el cabello húmedo. El cuerpo de Yuto se tensionó enseguida, sintiéndose extrañamente vulnerable ahora que estaba atado.

Yangyang lo miró desde la puerta, haciendo que su celular girara en su mano, distraídamente.

—¿Qué quieres?— bufó Yuto, volviendo a mirar al frente. Supuso que, con aquellas fachas que traía Yangyang, al menos armado no estaba.

—La información que no me diste hace unas horas.— Yangyang se mantuvo cerca de la puerta, yendo directo al grano.

—Dime primero de qué se trata todo esto. ¿Por qué me has metido en esta habitación con peste a omega?

Yang frunció el ceño, cosa que fue imperceptible para el alfa, quien seguía mirando al frente, dándole la espalda.

—Es mi habitación... sería raro que no oliera a omega.— el tono de su voz sonó áspero, haciendo que Yuto se girara nuevamente, incapaz de disimular su sopresa.

—Asi que Changbin manda a los omegas de su manada a hacer trabajo sucio. ¿Eh?— habló con desprecio después de procesar el significado de las palabras de Yangyang.

—Creo que no te quedó claro de la conversación que tuvimos antes.— Yangyang se recostó al marco de la puerta, cruzando sus piernas una frente a la otra.— Changbin no me mandó a hacer nada. Si estás aquí, ahora, es porque a mi me da la gana.

Yuto lo examinó con más cuidado. Si se fijaba bien, era obvio que Yangyang era un omega. Al menos ahora, recién salido del baño, con su cabello húmedo y aquella bata blanca cubriéndolo, lucía extremadamente suave y hermoso. Sin embrgo, antes, podría haber jurado que era un alfa. Especialmente durante la persecución. Sus reflejos eran salvajemente rápidos y su resistencia también competía con la suya. Ese definitivamente era un omega que se salía de lo común.

*.✧ No se admiten mascotas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora