Cortesía

67. PROCLAMACIÓN

 67. PROCLAMACIÓN

Recesos de la Nube

Los ojos de Jiang Cheng se abrieron de par en par.

-¿¿¿Cómo que si aún lo dudo??? ¿¿¿Estás insinuando que yo soy el fénix??? -reclamó indignado.

Jiang Cheng no podía obviar algo esencial: que era un alfa. El asunto de quién de los dos se vestiría como el fénix lo estaba molestando soberanamente.

Porque su orgullo se sentía quebrantado cada vez que aquella palabra salía en la conversación y estaba presente en su pensamiento. Su madre no había criado a una perra débil y capaz sería de abandonar la rueda de la reencarnación y aparecerse cual espectro vengativo ante él si lo llegaba a considerar como tal. A su lado, cualquier yao, demonio, fantasma o monstruo sería un corderito.

Los ojos de Lan XiChen seguían fijos en el Líder de Yunmeng Jiang y en sus expresiones y muecas.

-A-Cheng... Yo seré lo que tú desees que sea. Porque eres mi pareja -declaró.

Se puede morir de vergüenza.

Esa fue la idea que pasó por la mente del Líder de Yunmeng Jiang en aquel mismo instante a la par que notaba como ardía su rostro.

-¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? -tartamudeó.

Lan XiChen sonrió. Sus ojos chispearon. Respiró profundamente.

-Si deseas que sea el fénix, yo lo seré para ti -dijo.

Jiang Cheng resopló, como si fuera un fuelle que pierde todo su aire sin más. Volvió la cabeza hacia un lado como si se indignara ante aquella respuesta.

-¡Tonterías!

-¿Tonterías? ¿Mi A-Cheng quiere ser el fénix entonces? -planteó suavemente el Primer Jade.

Realmente el Líder de Yunmeng Jiang era un ser contradictorio.

-¡Cállate! ¡Así no hay quien pueda hacer una apuesta en condiciones! -protestó clavando a Sandu en la tierra y cruzándose de brazos indignado.

La respuesta de Lan XiChen fue en primera instancia abrir los ojos extraordinariamente sorprendido y acto seguido, una sonora carcajada emergió de sus labios ante la imagen que proyectaba el Líder de Yunmeng Jiang. Jiang Cheng lo miró enarcando una ceja altivo de reojo.

-Para ti, seré lo que desees, A-Cheng -repitió.

-¡Maldición! -restalló Jiang Cheng. Agarró a Sandu y la envainó sin más -. Eres mi pareja, eso ya es más que suficiente... ¡¡¡pero si yo me visto de fénix en los Recesos de la Nube, tú lo harás en el Muelle del Loto!!! -exigió.

-Cualquier cosa para que no pierdas la cara ante tu Secta, A-Cheng -declaró firme.

-¿¿¿Cómo que perder la cara??? -se encrespó -. ¿¿¿Acaso piensas que perderé la cara ante mis discípulos por ser la pareja del Primer Jade??? Quien se atreva a pensar eso, ¡probará en sus carnes a Zidian! Porque vamos a ver, ¿dónde está escrito que uno deba ser el fénix y el otro el dragón? ¿Hay alguna de esas no sé cuantas reglas tuyas que lo especifique?

-Cuatro mil -aclaró -. Y no, en el muro no está escrito -señaló Lan XiChen sin perder la sonrisa -. Es más bien una cuestión de tradición.

-¿Tradición? ¡Y un cuerno! Esto ha sido cuestión del idiota bocazas de Wei WuXian, si no hubiera abierto la boca, ¡nadie lo preguntaría! -y de repente detuvo su exhortación frunciendo el ceño y añadió -: ¡Y un cuerno! ¡Culpa de tu matasanos! ¡El Maestro Tao Cai y él se han confabulado contra mí, sin duda! -acabó gruñendo.