8. DESEO

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8. DESEO

A menos de dos semanas de la Conferencia de Cultivación

Tao Cai depositó el manuscrito donde anotaba cada una de las decocciones que realizaba en su quehacer diario. Respiró profundamente y cuando se volvió, se encontró ni más ni menos que a un joven discípulo que lo saludó formalmente.

-Maestro Tao, Zewu-jun desea verlo en el hanshi.

-¿Zewu-jun? Está bien. Iré de inmediato.

El discípulo volvió a saludar y se marchó. Tao Cai arregló su túnica y se encaminó hacia el hanshi.

Una vez allí, tras dar unos toques en la puerta, escuchó la voz de Lan XiChen dándole paso. Abrió la puerta, dio traspasó el umbral y saludó formal.

-Líder de Secta... Maestro Lan... HanGuang-jun –dijo saludando a todos los presentes.

Los tres lo esperaban sentados alrededor de la mesa de Lan XiChen. Este esbozó una de aquellas luminosas sonrisas que lo habían caracterizado antaño y dijo:

-Maestro Tao Cai, por favor, toma asiento. Mi hermano desea información sobre el estado de su esposo, como bien debes adivinar.

El médico obedeció de inmediato, sentándose como se le había indicado. Notó como los ojos dorados de Lan WangJi no dejaban de observarlo.

-Felicidades, HanGuang-jun. ¿Tu esposo sigue durmiendo?

Lan WangJi asintió. Era demasiado pronto para que Wei WuXian se levantara. Y de todas maneras, había tomado precauciones enviando a Lan SiZhui para asegurarse que en caso que despertara, no se pusiera a buscarlo como loco.

-Sí.

-Bueno, mejor que descanse. Más tarde, si no te importa, iré a verlo. Ahora que has vuelto, debo solicitar tu venia para visitarlo. La última vez que visité el jingshi con Zewu-jun me jugué el cuello y soy consciente que invadí tu territorio sin tu consentimiento.

Lan WangJi observaba a su hermano con gesto ceñudo.

-Tranquilo, WangJi. Él está bien ahora. Sólo es que te ha echado en falta y que se sentía terriblemente cansado y solo, invadiéndome –explicó Lan XiChen -. Así fue como confirmamos su estado, hice que Tao Cai lo visitara pensando que su catarro se había agravado... y el resultado fue otro, ya lo sabes.

-Mmm.

Lan XiChen se rió de repente.

-Vamos, no te pongas celoso. Me temo que a tu Wei Ying mi olor le recuerda a ti. Por eso viene a verme cuando no estás cerca. Y por eso ha estado estas dos semanas invadiendo mis aposentos para descansar. De todas formas, deberías sentirte honrado, arrastraba tu almohada de un lado a otro.

Lan WangJi arqueó una ceja. Eso no lo sabía.

-¿Mi almohada? –repitió sin entender qué ocurría.

-Sí... era adorable verlo dormir agarrado a ella murmurando tu nombre –reconoció Lan XiChen.

Enrojeció al oír a su hermano, que estaba visto que se lo estaba pasando muy bien burlándose de él.

-HanGuang-jun, me temo que el Maestro Wei te echaba terriblemente en falta, aunque él no se dé cuenta –explicó Tao Cai.

Los dos Jades lo miraron al unísono esperando una explicación.

-¿En falta? –repitió.

El médico asintió.

-Así es, el Maestro Wei en su estado, estaba eligiendo por instinto dónde establecer su nido. Como no estabas cerca, buscó el alfa más cercano a ti que fue nuestro Líder. Una vez has vuelto, no tenía sentido permanecer en la morada de Zewu-jun y por eso ha vuelto al jingshi contigo.

CortesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora