19. REVELACIÓN

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19. REVELACIÓN

Recesos de la Nube

-Lan Zhan.

-Mmm...

-¿Me quieres?

Lan WangJi levantó la mirada de inmediato al oír aquello. Wei WuXian estaba apoyado con los codos sobre la mesa mientras su cuerpo se recostaba sobre esta. El Segundo Jade acarició suavemente sin llegar a pulsar las cuerdas de WangJi, su guqin, y dedicó una mirada profunda a su esposo.

-Siempre.

Wei WuXian sonrió travieso... y secretamente extasiado ante aquella palabra.

-¿Tocas para mí? –sugirió.

El alfa asintió. Sus dedos empezaron a puntear el guqin. Wei WuXian no dejaba de mirarlo, escuchando atento. Cómo adoraba el sonido de aquel instrumento. Su canción empezó a sonar mientras lo contemplaba. Lan WangJi empezó a notar de repente el aroma a canela mucho más intenso. Dedicó una mirada dorada a su esposo sin dejar de tocar. Sabía que era una manera de decirle que estaba feliz... al menos hasta el próximo cataclismo que provocara de nuevo un berrinche al omega... y que sospechaba que no tardaría después de permanecer casi una semana encerrado porque Nie HuaiSang continuaba en los Recesos y quería evitar a toda costa que lo viera.

Vio como Wei WuXian cerraba los ojos pero siguió tocando. Y de repente, unos golpes en la puerta interrumpieron el concierto privado. Lan Zhan se levantó. Wei WuXian, que había abierto los ojos, miró curioso la puerta. Cuando el alfa abrió, se encontró a Lan XiChen allí, en pie, en el umbral, serio.

-Hermano –saludó formal Lan WangJi.

Lan XiChen vio de repente como Wei WuXian asomaba por detrás de su hermano curioso. Carraspeó.

-WangJi, Hermano Wei... El Líder de Qinghe Nie quiere veros.

No había dicho "Nie HuaiSang". Había sido más formal, lo había enunciado como Líder de Secta y había venido él, no había enviado a ningún otro discípulo. Lan WangJi entrecerró los ojos. Un profundo aroma a sándalo se extendió por el jingshi mostrando su irritación. Y cuando estaba a punto de gruñir, la mano de Wei WuXian sobre su antebrazo lo detuvo. Se volvió hacia el omega, que le guiñó un ojo y depositó un suave beso en su mejilla.

-Lo sé... pero no en mi nido –sentenció de repente Wei WuXian.

Lan XiChen asintió. Era privilegio del omega permitir quién entraba en su nido. Y con aquel simple gesto, dejaba claro que el Líder de Qinghe Nie no era bienvenido.



Nie HuaiSang estaba abanicándose suavemente. No es que realmente tuviera calor. Era simplemente un tic que desde hacía años le servía para concentrarse y en la mayoría de los casos, parecer inofensivo, un poco idiota y desastre.

Aunque ahora nadie consideraría la última parte como cierta, el gesto, el tic, seguía existiendo. Y en vez de crear la imagen de alguien inofensivo, ofrecía la imagen contraria: alguien a tener en cuenta y que podía demostrar una paciencia infinita para conseguir lo que deseaba.

Las puertas se abrieron. Lan XiChen entró seguido de Lan WangJi y Wei WuXian. Estaba claro que el alfa estaba realmente furioso con aquel requerimiento. Sólo hacía falta ver sus gestos y su mirada afilada sobre sí. En cuanto al omega, su omnipresente sonrisa estaba ahí para saludarlo pero... ¿desde cuándo Wei WuXian vestía por encima de sus ropas una túnica blanca que era, no había duda alguna, un uniforme de GusuLan?

-¡Hermano HuaiSang! –exclamó Wei WuXian saludando formal -. Perdón, Líder Nie –añadió con cierta ironía.

-Puedes llamarme como prefieras, Hermano Wei. Nos conocemos desde hace mucho –indicó con un tono más jovial, que recordaba bastante al HuaiSang de una veintena de años atrás-. HanGuang-jun –saludó mucho más formal.

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