Cortesía

39. TÉ

39. TÉ

Recesos de la Nube

-¿Dónde vamos? –preguntó Jiang Cheng mientras caminaba en paralelo a Lan XiChen a través de los senderos sinuosos de los Recesos de la Nube.

-A la cocina. Esta tarde tenemos una ceremonia de té, ¿recuerdas?

-¿Tenemos? –cuestionó Jiang Cheng.

Un cierto poso de amargura tiñó su voz. ¿Acaso el universo se había confabulado para impedir que hablara con el Primer Jade sobre Yu ZiHuo y sus intenciones? No quería que esa ceremonia se produjera; no quería que Yu ZiShu recibiera atenciones de Lan XiChen. Pero impedirlo era otra cosa sin provocar algún tipo de conflicto. ¿Cuánto sabía Lan XiChen de las intenciones de Yu ZiHuo? No creía capaz al Primer Jade de jugar a dos bandas.

-Por supuesto, ¿acaso crees que ahora que he conseguido tu atención voy a desaprovechar la ocasión para estar contigo después de tantos años? –declaró pícaro.

Las mejillas de Jiang Cheng se encendieron. Incluso carraspeó cuando empezó a hablar.

-Creía... que esa ceremonia era para el Líder de Meishan Yu y su hermana...

Dejó en suspenso la frase sin poder evitar que sus palabras se tiñeran de celos.

-Bien, por cortesía diremos que lo es... pero con quien me apetece tomar el té es contigo, no con él. Si puedo compaginar mi obligación como Líder y disfrutar de tu compañía, me siento satisfecho.

-¡No digas tonterías! –ladró arisco.

Pero a Lan XiChen le bastó una mirada de reojo para comprobar que el Líder de Yunmeng Jiang estaba tan arrebolado, que amenazaba con sufrir combustión espontánea mientras intentaba adquirir una pose de indignación manifiesta... que encontraba adorable.

-¿Con quién si no debo compartir una ceremonia del té si no es con mi pareja?

-Deja de decir... esas... cosas –barbotó intentando guardar la compostura sin conseguirlo.

Lan XiChen se rió por lo bajo. Sus dedos rozaron unos instantes la mano de Jiang Cheng; y aquello bastó para que el Líder de Yunmeng Jiang diera un bote y mirara a todos los lados verificando que nadie había sido testigo de aquel gesto.

-¡Desvergonzado! –siseó.

-¿Cómo no serlo contigo a mi lado?

-¿¿¿Es que el espíritu de Wei WuXian te ha poseído??? ¡¡¡Cómo empieces a llamarme Jiang Cheng con el mismo tono que el idiota de Wei WuXian cuando llama a tu hermano por su nombre de nacimiento a voz en grito, te azoto con Zidian!!! –amenazó.

-Ah... se nota que no conoces bien el espíritu romántico que sufrimos todos los Lan –acabó riéndose.

La cara de sorpresa ante aquellas palabras fue un poema. Y lo peor de todo, es que era incapaz de enfurecerse con Lan XiChen. No lo conseguía. Por mucho que gruñera, protestara o intentara ser altivo, estaba visto que el Primer Jade conseguía avergonzarlo con solo una caricia fugaz.

-Pues yo no soy nada romántico, que lo sepas –replicó con un resoplido -. Ya te lo dije. No soy un omega.

Lan XiChen sonrió. Sabía perfectamente que el orgulloso alfa que tenía al lado estaba en aquel momento en una batalla interna entre mostrarse iracundo e inalcanzable o cariñoso y posesivo.

-A-Cheng, seas como seas, a mí me gustas.

-¡De... de... deja de decir eso! –barbotó apartando el rostro avergonzado.