Cortesía

13. CAMPANA DE CLARIDAD

13. CAMPANA DE CLARIDAD

-¡No, no y no! ¡No pienso aceptar ningún castigo por tu culpa! ¡Eso tenlo por seguro! ¡El Maestro Lan me matará por esto! ¡Y todo será por culpa tuya! ¡Te perseguiré como un fantasma cuando ocurra eso! ¡Me apareceré en tus sueños!

-Lan Jingyi, si sigues gritando así, te aseguro que incluso yo te impondré un castigo. Me estás dejando sordo.

-¿Y quién tiene la culpa? ¡Me has secuestrado!

Wei WuXian se rió por lo bajo al oírlo mientras daba la vuelta a la perdiz que se estaba asando sujeta a un espetón sobre una buena hoguera.

-Bueno, técnicamente hemos cambiado tu cuerpo de ubicación. No te he secuestrado, ¿verdad?

-¡Maestro Wen, no le hagas caso y desátame!

Al otro lado de la hoguera, Wen Ning miró a la extraña pareja que tenía ante sí mientras el fuego ardía entre los tres. El cadáver feroz llevaba un buen rato estudiando la situación que se producía ante su persona. Un Wei WuXian que parecía extremadamente alegre y un Lan Jingyi sumamente enfadado... Aunque no era para menos: estaba atado con una cuerda atrapa deidades y se retorcía cual anguila intentado soltarse sin éxito alguno.

-Maestro Wei, ¿por qué has atado al joven Maestro Lan así? –preguntó finalmente.

-Ah, mi querido Wen Ning. El joven Lan Jingyi expresó un deseo y yo he decidido concedérselo.

-¿¿¿Cómo que expresé un deseo??? ¡¡¡Yo no dije que me llevaras arrastrando hasta Lanling!!! ¡¡¡HanGuang-jun me matará!!! –protestó enérgicamente dando incluso botes en su forcejeo.

-¡Ah, cuánto desearía ahora saber utilizar el hechizo de silencio de GusuLan! Deja de gritar, a este paso mi cachorro se traumatizará de oír tus lamentos.

Lan Jingyi dejó de gritar a regañadientes pero siguió forcejeando.

-Maestro Wei, ¿por qué matará HanGuang-jun al joven Maestro Lan Jingyi? –reclamó Wen Ning.

-¡Porque se ha escapado y me ha arrastrado a mí, por eso! –contestó el joven resoplando.

-Yo no me he escapado. La obligación de un omega es cuidar de sus cachorros y yo he decidido cuidar de ti y satisfacer tu deseo. ¿No es eso ser buena madre? –replicó sonriendo.

-¡Yo no soy tu cachorro! ¡No me vengas con esa excusa para salirte con la tuya! ¡Descarado!

-Vamos, vamos, vamos, ¿acaso no tenías que procurar que no me ocurriera nada? Pues ya lo haces: me acompañas. Si incluso quedarás como un héroe que soportó las torturas del diabólico Patriarca Yiling –se burló jocoso.

-¿Héroe? ¡Pero si soy aquí la víctima! ¡Maestro Wen, por favor, desátame! –rogó con desesperación.

Wen Ning parecía ignorar las palabras de Lan Jingyi porque no se movió ni una pizca. Pero sus pupilas sin vida estaban fijas sobre Wei WuXian.

-¿Escapado? Desearía saber qué has hecho esta vez, Maestro Wei.

Incluso siendo un cadáver feroz que no podía expresar sentimientos, estaba claro que Wen Ning estaba sorprendido e intrigado, todo a partes iguales.

-Pues ya te lo explico yo: no tenía que salir de los Recesos de la Nube y decidió escaparse secuestrándome. ¡Eso ha hecho! –contestó hosco Lan Jingyi.

Wei WuXian ni siquiera parecía prestarle atención. En aquel momento su atención estaba sobre la perdiz, comprobando si ya estaba en su punto.

-Menudencias... si te quedas quieto te alimento, cachorro mío.