33. NOCHE

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33. NOCHE

Gusu

Lan XiChen entornó los ojos. Su corazón latía endemoniadamente rápido. Jiang Cheng le dedicó una mirada profunda, capaz de derretir un témpano de hielo. Sin más el Líder de Yunmeng Jiang aprovechó la sujeción de sus muñecas para estampar un beso profundo en los labios del Primer Jade; un beso en el que enredaron sus lenguas con frenesí, disfrutando y saboreando cada uno del otro.

-A-Huan... ¿esto es correcto? –planteó entre besos.

-¿Puede no serlo? –cuestionó.

Una risita divertida se escapó de los labios de Jiang Cheng. Al oírla Lan XiChen abrió los ojos desorbitadamente. Era tan extraño oírlo reír de aquella manera, que encontró aquel hecho en sí mismo adorable. Deseaba oír una y otra vez aquella risa de los labios de su pareja. No era una risa sarcástica ni irónica. Era fruto del regocijo.

-Hace dos días te saludaba formal... y ahora...

El Primer Jade ronroneó de repente interrumpiéndolo. Bajó la cabeza hacia el cuello de Jiang Cheng y depositó un camino de besos de nuevo en aquella zona recorriendo lentamente su piel hacia sus clavículas. Ninguno de aquellos besos era sutil. Cada uno daba fe de la posesividad que estaba embargándolo y el ansia por devorarlo. El alfa que era Lan XiChen emergía cada vez más rápido y fuerte.

El Líder de Yunmeng Jiang de mordió los labios para no dejar escapar el gemido que pugnaba por salir de sus labios y que hubiera sido de todo menos sutil y comedido. ¿Cómo podía ser que su cuerpo respondiera de aquella manera a las caricias de Lan XiChen? Dos días antes ignoraba totalmente al alfa de GusuLan. Y ahora se estremecía sintiendo su cuerpo contra su piel, sus caricias y los besos con los que lo obsequiaba. El aroma a sándalo y vainilla del Primer Jade no sólo podía calmarlo: ahora lo excitaba como nunca lo había excitado nadie, ni betas ni omegas en el pasado.

Soltó las muñecas de Lan Xichen, lo que dejó vía libre a este para descender de nuevo sus besos por su torso, lentamente. Cada caricia del Primer Jade le erizaba la piel. Pero para Lan XiChen, la presencia de Jiang Cheng tampoco era tranquilizadora. El aroma a flor de loto tenía el mismo efecto perturbador y excitante en su persona. Estaba dinamitando cualquier autocontrol que pudiera mantener sobre todos y cada uno de sus instintos.

-¿Todos los Lan conquistáis de la misma manera? –siseó Jiang Cheng intentando controlar su respiración.

La mano derecha de Lan XiChen reptó por su torso hacia su pecho. Casi hubiera jurado que su tacto quemaba.

-El resto no sé... pero tú me conquistaste a mí, A-Cheng –respondió.

-¡Descarado! –explotó retorciéndose cuando justo tras decir aquellas palabras notó la mano del Primer Jade sobre uno de sus pezones.

Empujó con fuerza al Primer Jade hacia atrás en un extraño forcejeo que sirvió para que ambos se enredaran sobre el lecho y acabaran invirtiendo las posiciones. Jiang Cheng quedó sobre Lan XiChen, que lo observaba extasiado. El recogido de los cabellos del Líder de Yunmeng Jiang aún se deshizo más y sus cabellos y trenzas acabaron cayendo a los lados de su rostro mientras se abocaba sobre el de GusuLan, enmarcando su rostro.

-¿Acaso cada vez que reclamo mi cinta te vuelves un desvergonzado, A-Huan? –planteó.

Lan XiChen sonrió anchamente al escucharlo. Jiang Cheng había especificado que la cinta era suya. Y no era mentira. Muy al contrario, escuchar cómo la consideraba su propiedad, lo llenaba de orgullo y de satisfacción. Las palabras "mío" y "tuyo" adquirían un sentido para el Primer Jade fuera de lo común. Porque había esperado años en silencio, ocultando lo que realmente sentía.

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