Borderline (I don't eat)

mudanza

Mis papás comenzaron a actuar extraño. Estrictos otra vez pero de una forma diferente, regalas nuevas que nunca había tenido antes. Esto me hacía sentir que ya no me querían, que me odiaban. Tenían reglas estúpidas como:

"Te compro cigarrillos pero me das el chip de tu celular"

"Si Noah viene a dormir una noche, puede dormir con vos, pero si se queda dos noches, duerme en el sillón"

"Ordena la pieza todos los días por más que esté limpia"

Cuando yo preguntaba el "por qué" de esas reglas, su respuesta era sencilla y directa:
"Cuando te mudes vas a tener tus propias reglas"

Yo sentía que ya no me querían en esa casa, que no me soportaban así que, con mi novio, nos pusimos a buscar un departamento en donde vivir. ¿mis papás? Felices de la situación.

La búsqueda fue dura, estresante. No teníamos mucho dinero. Por mí parte tenía unos pocos pesos. Noah tenía la mayor parte de el lote.

Noah vivía en la casa de su amiga en ese entonces y yo, cuando no podíamos vernos, no paraba de enviarle mensajes llorando de que ya no soportaba la casa de mis papás. No sé por qué lo hacía, ya que él estaba al tanto de toda la situación. Lo único que yo hacía era preocuparlo, ponerlo más nervioso y ¿Para que? ¿Para llamar la atención?

Estúpida
Estúpida
Estúpida

Lloraba por migrañas que me agarraban por las peleas de mí hermano con mí papá. Eran dolores de cabeza tan intensos que los sentía en todo el cuerpo.

Lloraba por la poca comprensión de mis papás hacía mí. Era una inmensa puntada en el pecho y un nudo en la garganta que no me dejaba ni siquiera tomar una poca bocanada de aire.

Lloraba porque necesitaba irme, ser feliz, tener autonomía, ser autosuficiente y liberarme de todas mis penas.

En fin, lloraba porque quería huir como una cobarde, sin enfrentar ni resolver ningún problema.

Mi mamá finalmente nos encontró un hogar, era bonito. Tenía balcón con vista a una Escuela. Quedaba a unas pocas cuadras del río. Era simple y pequeño.

Al entrar había un pasillo. En frente estaba el baño. A la derecha la habitación y a la izquierda la cocina comedor.

Tomamos nuestras cosas y nos mudamos con mucha felicidad, sábanas viejas y rotas, con un colchón viejo, con maderas como cama pero nos mudamos y éramos completamente felices. Ya no tenía que lidear con mis papás y estaba solo con mi amor. La vida perfecta.

O no tan perfecta....

El primer problema que se nos presentó: no había agua caliente, debíamos bañarnos con agua fría. También, los zócalos del piso se nos quedaban pegados en los pies y por ende se salían de su lugar. La persiana no funcionaba. Había que subirla o bajarla a mano desde el tapa rollo. 

La dueña era una conocida de mí tía que vive en Alemania. Una persona agradable y adinerada, pero no tenía contacto con ella, si no con una abogada intermediaria. Esta también conocía a mí tía y por ende, siempre que yo me "portaba mal" en cuanto a la forma del habla o en otras situaciones, me decía cosas como:

"Así no te criaron, esto se lo voy a comentar a tu tía"

¿Que sabía ella de cómo me criaron? ¿Que podía hacer mí tía viviendo en Alemania? ¿Qué se metía en mí vida?

Me daba mucha rabia. Demasiada, tanto que un día llegué a gritarle con toda mí furia.

Ella se aprovechaba del poco conocimiento de la vida que teníamos Noah y yo. Nos obligaba a pagar las expensas ordinarias y extraordinarias por "solidaridad" (así lo llamaba ella) Muchas veces no llegábamos a fin de mes por culpa de las expensas no correspondidas.

Un día me armé de valor y le dije a Noah:

"no las pagaremos más, que se le acumulen las deudas a ella"

Y así fue entonces. Después de unos meses nos contactó porque nosotros no nos hacíamos cargo de SUS expensas. La ignoramos por completo hasta que las empezó a pagar.

Una vez nos libramos de ella en cuestiones económicas, insistimos en los arreglos del departamento. Ella pretendía que nosotros paguemos por ellos. Pero llegamos a un acuerdo: Noah y yo pagábamos lo requerido y ella, a cambio, descontaba ese dinero del alquiler.

Pero esos no eran nuestros únicos problemas...