juan cruz Fernández II

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Fuimos al cumpleaños a mi papá en la casa de fin de semana de mi abuela, en el campo.  La casa es de dos pisos. Pero el piso de arriba está en construcción. Ni siquiera hay una escalera terminada para subí correctamente. 
La estábamos pasando muy bien hasta que Juan pide conocer el piso de arriba.  Yo le enseño como subir. Una vez arriba, enciende un cigarrillo para él y otro para mi. No puedo terminaro que él da comienzo a una conversación muy turbia. Su primera pregunta fue:

"¿Algun vez le hiciste sexo oral a un pene?"

Mi respuesta fue negativa.
Su segunda pregunta fue:

"¿Por qué nunca lo hiciste?"

Le dije que no me interesaban los penes ya que a mi me gustaban las mujeres.
Él me acorralo contra una pared en un intento de ser sexy, aunque a mi me dio  miedo y lo sentí amenazante. me dijo:
"¿Te gustaría hacerme sexo oral?"
Me asusté.  Estábamos solos, me tenía contra la pared. Él medía uno ochenta centímetros y yo uno cincuenta ¿que podía hacer?
Le hice sexo oral con toda la repulsión posible. Sentía asco,  ansiedad, tristeza.

Esa tarde, todos estaban felices, hasta él con su desnutrido cuerpo que yo envidiaba. hasta él con su caminar sin culpa, hasta él con su indiferencia. Hasta él, que nunca se entero de que me había violado.

Copié lo que hizo el resto. Fungir que nada pasó. No me costó mucho. Por muchos años fingí que nada pasó con mi abuelo. Por muchos años fingí que nada pasó con mi anorexia. Esto no era absolutamente nada a comparación.

Jugamos al voley con mí familia, hicimos una especie de guerra de espuma y agua con pistolas de juguete. Todo muy divertido ¿No es así? Salvo por un pequeño detalle... Yo había sido violada.

Después de unos días el vino a mi casa y pasó lo peor...

¡mis papás se fueron y nos dejaron solos!
Él hacia días que me insistía para tener sexo. Yo, obviamente no quería porque no me gustaban los hombres y Juan lo sabía.

Decidí darle lo que tanto quería, para que ya no molestara más. Fue difícil contener mis lágrimas y al mismo tiempo fingir gozo, pero lo logré, ya que él se sintió como un galán, un campeón, un ídolo del sexo.
¿Yo como me sentía? Completa y absolutamente destruía. Me había arrebatado la poca dignidad que me quedaba. La poca estabilidad mental que me quedaba, ya no estaba ¿Qué sigue ahora? La Autodestrucción.

A partir de ese momento comencé a drogarme más que nunca. Queria dejar de sentir todo ese asco que me envolvía el cuerpo desnudo y desprotegido, vulnerable.

Una y otra vez tuvimos sexo. En mi casa, en su casa, en casa de mi abuela. El solía decir que éramos una "pareja ninfomana" lo cual no tenía sentido. El me violaba una y otra vez y ni siquiera se daba cuenta porque, como a la mayoría de los hombres cisgenero, sólo les importa el placer propio y no se fijan si la otra persona lo disfruta o si están violando.

¡Que asco me daban los hombres! Y aún me dan ese rechazo.

Recuerdo que yo siempre debía decirle a Juan:
"ay papi, me encanta, ya tuve siete orgasmos "
Cuando en realidad no había tenido ninguno, es más, ni siquiera me generaba nada verlo a él.
Una vez encontré una manera de que el acto sexual terminara rápido. Simplemente debía mentir diciendo:
"Papi, ya tuve más de diez orgasmos, no puedo más"
él se sentía todo un campeón y yo lograba sacarlo de encima. Todos felices ¿no?

Siempre que intentaba dejarlo, terminar esa farsa de relación, él se colocaba en el papel de víctima. Afirmaba que yo lo dejaba por las siguientes razones:

Porque era"feo"
Porque "nadie lo quería"
Que "estaría mejor muerto"

Yo quería decirle que si.
Que si lo dejaba por feo, por molesto, por violador, por misogino, por idiota, boludo, cargoso y podría seguir escribiendo horas y horas los motivos por los cuales lo quería dejar. Pero el principal era: porque yo nunca quise estar con él en primer lugar.

Pero no dije nada. Me hizo sentir una sensación de culpa en el estómago. Como si yo fuese la mala de la película. Me manipuló y muy bien.

Una tarde tomé la decisión. Lo haría de la única forma que conocía.
¿Acaso ese era mi destino? ¿Ser violada repetidas veces hasta que yo me decidiera por hacer esto?
Lo tenía todo planeado. Fue una tarde en la que volví de la escuela, llorando como siempre. Fui en busca de las pastillas.

Primero olamzapina
Luego sertralina
Después topiramato

Era una buena mezcla. Habré tomado mas de veinte pastillas.

No sentí miedo, eso no. No sentía tristeza, para nada. Sólo me abrazo una culpa ante la pregunta: ¿Qué se sentirá perder a un hermano? ¿Y a un hijo?
Yo quería liberarme de Juan, pero... ¿mis hermanitos? ¿Mis papás? ¿Que culpa tenían?
Tomé el teléfono y llamé a mi mamá para decirle que había tomado pastillas. Después de unos minutos llegó mi papá a socorrerme pero ¿Quien más apareció? Si, Juan. El pobre estaba "preocupado" por mi bienestar.
No me llevaron al hospital. No servía ni para matarme. Las pastillas que tomé solo me harían dormir un buen rato. Así que solo era cuestión de esperar.
Juan se recostó a mi lado. Estuvo junto a mi todo el tiempo, lo cual me molestó.
En un momento, no recuerdo con exactitud mis palabras,  pero lo dije todo. Dije que lo detestaba, que mi intención en un principio era ser su amiga, que no quería un noviazgo, escupi todo. Él lloró y yo me dormí por las pastillas.
Cuando desperté al día o los días siguientes Él me dijo:

"dijiste muchas estupideces por culpa de las pastillas"

¿O sea que no entendió que por culpa de las pastillas Dije la verdad? Y que ¿por culpa de él las tomé? Que idiota...

¿Cómo me lo sacaría de encima?
¿Como liberarme?

Borderline (I don't eat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora