¿otra vez?

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Todo iba de maravilla. Me levantaba en la mañana, encendía uno de mis inciensos, repetía mi mantra (me amo, me quiero, me valoro, soy fuerte, puedo con todo) y comenzaba el día con mucho cariño de mi novio.

No hacíamos mucho. Sólo estás recostados dándonos besos y mirando películas o series. Al tener gustos diferentes, siempre hacíamos compensación. Yo miraba tres películas que le gustaban a él y después al revés. él miraba tres películas que me gustaban a mi. Éramos tan felices que nada ni nadie la podía cagar... Salvó yo. Siempre yo.

Un día estábamos durmiendo plácidamente cuando de repente comienza a tocarme la vagina. Me asusté, no sabía por qué lo hacía, por qué no me pidió autorización, consentimiento, cómo siempre lo hace, me sentí sucia.

Me hice la dormida y dejé que haga lo que quiera conmigo, fingiendo goce y sonambulismo. Sería solo cosa de una sola vez. O eso creía yo.

A la noche siguiente, se repitió tal debido acto. La noche posterior a esa también y así durante semanas ¿Yo? Callada la boca.

Un día llegó un amigo de mí novio llamado mariano a casa. Este amigo era obsceno, machista, creído... Yo no podía creer como mí novio podía tener a una persona tan desagradable a su lado. Pero no dije nada.

Hablamos por un buen tiempo y de un tema de conversación del cual yo no quería escuchar ni podía opinar porque si habría la boca, era para mandarlo a cagar. Él decía cosas como:

"Así me la cogí a esa puta"

Mientras hacía movimientos pélvicos en mí cara. Noah no emitía ni una palabra para defenderme y eso era lo que más me dolía. Sentía asco, repulsión, rechazo. No me gustaban los hombres, no los toleraba.

Cuando el idiota terminó de usar mí cara como ejemplo y terminó de hacer sus ridículos y nefastos movimientos pélvicos, me fui en dirección al baño para llorar y darle unos buenos golpes a la pared. Ahí ya sentía rabia, enojo. No toleraba a ese chico, no podía, no quería verle la cara. Lo odiaba.

Una noche, Noah me pidió que yo finja ser su "puta" por una semana. Esto consistía en complacerlo a él como hombre y quedarme en el papel de sumisa total. Le dije que si, pero que pondríamos una palabra clave para cuando ya no quiera participar más del juego.

Yo no estaba muy de acuerdo con esto pero sentía que si no lo hacía él me iba a dejar o ya no le iba a querer como siempre, por débil.

Al día siguiente a la mañana, comienzo todo. Me desperté desnuda y atada a la cama y el desayuno servido. Me dijo: "desayuna como puedas" y se rió con su risa de galán tan atractiva que tanto me gusta. Me pareció divertido y le gané. Pude desayunar sin dificultad.

Más tarde me desató y dejó que me ponga una pollera negra de colegiala que no me llegaba ni a las rodillas y una camisa blanca transparente que me llegaba hasta el ombligo. Acto seguido, vino la siguiente orden:

"limpia el departamentos vestida así"

Mientras yo limpiaba, cada tantos minutos, él venía y me pegaba en los glúteos con un cinto o me quemaba las piernas con un cigarrillo. A partir de ahí el juego ya no me parecía tan divertido, pero, y repito, lo hacía para que no me deje.

Esa noche, me ato de manos y pies al armario y comenzó a golpearme con el cinto, morderme, quemarme. Yo fingía goce pero dolía mucho. Dije la palabra clave una, dos, tres veces y él parecía cegado, en trance, como si no estuviera ahí. No me escuchaba.

Me desató y me tiró en la cama. Yo comencé a llorar, mis mamas estaban sangrando de tan fuerte que me clavaba sus uñas. Lloraba de dolor. Lloraba porque no entendía qué le pasaba a mí novio que no se detenía. Lloraba porque me sentía débil.

Cuando él se percató de mí estado y salió del trance, me preguntó con preocupación:

"¿Estás bien? ¿Te hice mal?"

A lo que le respondí que si, que estaba bien y que me había encantado.

¡Ese era el momento indicado para decirle la verdad! Pero no lo hice, mentí. También le dije que mis lágrimas eran actuadas, cómo A él le gustaba. Nunca supo la verdad...

Una tarde vino su querido amigo Mariano al departamento donde vivíamos. No sólo hablaba de cómo tenía sexo con putas, si no que, le preguntó a noah si él podía tener sexo conmigo por dinero.

Yo esperaba que Noah le pegara o gritara. Que haga algo. Me estaba faltando el respeto a mi, pero más a su propio amigo.

Él no hizo nada y es más, le dijo a Mariano:

"Okay, le voy a preguntar si ella quiere"

¿Así no más me entrega a los lobos? ¿Sin luchar ni protegerme primero?

Los odie...
Me odié.

Después de unos días, Noah me invitó a tomar cervezas en una plaza en mitad de la noche con Mariano y otro amigo. Obviamente dije que no. Ya había pasado situaciones horribles con hombres ebrios. No quería volver a pasar por lo mismo una y otra y otra vez. Me daba miedo. A mi pareja no le gustó nada mi negación a su propuesta. Pero yo debía protegerme, si no ¿Quien lo haría?

Violador.

Se me metió en la cabeza que mi novio era un violador. No podía sacarme ese pensamiento de mi cabeza. Esa noche fui corriendo a la casa de Carina, una amiga de Noah. Debía salir de ahí.

Le conté, con desesperación, todo a ella. Le dije las mil veces que Noah me había violado y le comenté que fui a su casa porque mi propio novio quería llevarme a una plaza con más violadores para atacarme. A ella no le importó mucho y me enojé. Pero no lo demostré.

Esa noche nos maquillamos, nos pintamos las uñas, probamos distintos corpiños de encaje, sacamos fotos y escuchamos música. Fue divertida, pero mi novio era un violador. Él quería violarme en grupo, o por lo menos eso era lo que estaba en mí cabeza.

A la mañana siguiente, Carina me echó de su casa con una mentira. Me dijo que se tenía que ir y que volviera a mí departamento. Vaya feminista... ¿Así cuida a una hermana que vive con un violador?

Me dirigí al departamento llorando, una lágrima tras otra, pensando en que me diría Noah, en qué le diría yo a Noah. En qué pasaría con mí vida.

Al llegar a casa, Noah estaba muy tranquilo tomando mates, como si no hubiese ocurrido nada...

Me senté a su lado y me dijo la verdad, que ella me había echado de su casa porque no tenía comida para mí.
Se me pusieron los pelos de punta ¿Realmente me hizo irme por esa estupidez? No sabía que pensar. Sentía rabia, enojo, tristeza.

No tenía a nadie. estaba solo y los blancos comenzaban a volver.

Borderline (I don't eat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora