RENACIENDO COMO UN JIANG.

Capítulo 21. El asedio de Yummeng...

Nota: Sigo narrando yo.

‼️ A D V E R T E N C I A ‼️

El capítulo de hoy tiene un tema delicado sobre violación y orgía, si les incomoda o algo, pueden saltarlo. Sino, adelante, léanlo.

Eso es todo, disfruten la lectura.

Wanyin y He'ian, junto con los discípulos, llegaron con bien a Yummeng, los líderes Jiang ya los esperaban en la entrada.

— Que bueno que estén a salvo — dijo Madame Yu.

Los hicieron pasar y descansar, después se bañaron y comieron.

Durante la comida, Wanyin dijo todo lo que había pasado en Qishan Wen, incluyendo la parte donde He'ian se ponía a juguetear con la bestia.

Para el anochecer, una chica ya estaba sentada en el trono de Loto del líder Jiang.

Las arañas de Madame Yu ya se encontraban hablando con ella.

— ¿Dónde está el té? ¿Por que los sirvientes no están aquí? — preguntó la chica.

— Los sirvientes no sirven algo tan simple como el té, eso lo haces por ti misma — contestó Jinzu.

— Los Jiang... — se quejó — Tan irrespetuosos como siempre —.

— ¿Se te ofrece algo? — dijo Madame Yu, entrando.

— Oh, Madame Yu — comenzó la chica — Mi nombre es Huo YinLei 1* y sirvo a mi joven amo Wen Chao — ni siquiera ser inclinó.

— ¿Y que carajos necesitan ustedes aquí? — preguntó Madame Yu.

— Es simple, quiero que castiguen a Jiang He'ian y a Jiang Wanyin —.

— ¿Ah? ¿A mis hijos? — Zidan chispeó con fuerza.

— Así es, Madame Yu — YinLei se acercó a Madame Yu — Sus hijos, han matado a Wang LingJiao. Nuestro joven amo Wen Chao vio como la asesinaron y eso fue una ofensa grave — dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

Madame Yu volteó a ver a sus hijos, quienes no le tomaron importancia a lo dicho por la joven.

— Y quieres que los castigue... — recibió un "Así es, Madame Yu" como respuesta, y la miró — ¿¡Y quien carajos te crees que eres para darme órdenes!? — camino hacia YinLei, soltando una sonora cachetada a la joven, quien cayó al suelo — ¡Si mis hijos mataron a la puta de Wen Chao fue por algo! — la tomó por el cabello, arrastrándola hasta el centro del salón — ¡Y vienes aquí, sentándote en el trono de mi esposo! — Zidan se volvió un látigo — ¡No eres nadie para venir aquí y darnos órdenes! —.

YinLei gritó cuando vio a Zidan acercarse a ella — ¡Wen Zhuliu! ¡Sálvame! — YinLei cerró los ojos con fuerza.

Zhuliu entró a la sala, protegiendo a la joven.