38. Gaia

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Lo que ya sucedido en estos últimos días solo retrasaba su plan. Aunque quisiera arrancarle la cabeza ahora mismo, no podía, porque ella admitía su error y que él solo era la fracción restante de ese nuevo dios. ¿Por qué no lo había notado antes?, se dejó llevar por la desesperación y la ira de llevar acabo el plan. Está perdiendo los estribos, eso no es para nada bueno, necesita una nueva estrategia ahora que sabe que podría echarse todo abajo.

- Jamás te diste cuenta- susurró- Siendo amigos desde la infancia y nunca lo notaste.

- Desde que murieron sus padres- añadió haciendo comillas - No lo veía tan seguido, se encerró en esa casa. Y si te preguntas, tampoco mostró algún indicio desde pequeño.

Ella se mantuvo en silencio. El lugar era demasiado tenso, le había fastidiado estar bebiendo café con sus "mejores amigos". Desde que apareció ese nuevo hijo de Zeus no ha hecho nada más que darle un dolor de cabeza, esto solo se va a retrasar más.

- Es idéntico a él, ahora que lo pienso.

Se giró a mirar al chico con algo de desagrado.

- ¿En qué sentido?.

- En todo, quizás.

- Ninguno conoce a Zeus realmente- interrumpió Hades quien apareció junto a Ares-. Y aunque creas saberlo todo, aún te falta un poco de ayuda.

- ¿Más ayuda como la que ustedes dan?.

- ¿Ahora que sucedió?- preguntó Ares.

- Solo estamos pensando como deshacernos o al menos sacarle el rayo al nuevo hijo de Zeus.

- Es hora de hablar con ella, Eris- dijo Hades dirigiéndose hacía un maceta con una rosa sembrada.

- Aún no te tomado una decisión.

- Ya no queda tiempo- sostuvo la maceta en sus manos-. Creeme, la ayuda de Gaia será de gran ventaja. Ella también quiere ver a Zeus muerto, a todos los olímpicos.

- Somos Olímpicos- contestó Ares-. Y participaste en la captura y destierro de su hijo. Así que, ¿por qué nos ayudaría?.

Hades soltó una risa. Sí, había participado en la derrota de su padre pero ahora escogerá estar en el otro bando, después de todo, Zeus se ha buscado está pelea por todas las estúpidas decisiones que ha tomado desde que se auto nombró rey del Olimpo.

- ¿Por qué no se lo preguntas tu mismo?- miró a Eris y al ver que asintió sin más opción, dejó caer la maceta al suelo estando ahora por partes rotas.

Esperaron por unos segundos, el suelo comenzó a temblar y las raíces de la rosa fueron creciendo poco a poco hasta volverse más grandes, tomando forma humana hasta finalmente aparecer Gaia entre las raíces. La mujer sonrió gentilmente al ver a la chica, pero hizo una ligera mueca en los labios al ver a Ares.

- Tampoco me agrada verte - respondió.

Gaia ignoró eso, sacudió su vestido y con pasos lentos se acercó a Eris quien se mantuvo alerta.

- Por un momento creí que tendría que recurrir a otras opciones- habló en un tono cálido y dulce, justo como aquellos griegos la habían descrito; una primordial maternal y encantadora-. Pero me alegra que hayas aceptado.

- Aún no he aceptado- contestó de manera directa-. Necesito saber el porque quieres ayudar.

Gaia asintió, y se giró a mirar al chico quien se encontraba analizando cada parte de ella. No necesitaba saber nada ni siquiera preguntar, pues a simplemente vista se notaba que también es otro de los hijos desterrados de Zeus. Lo curioso es que cuando visitó a Eris por primera vez, él no estaba ahí así que su integración a este grupo debe ser reciente.

❝𝐂𝐔𝐏𝐈𝐃𝐎❞  [𝐽𝑖𝑛𝑆𝑜𝑛]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora