❝𝐂𝐔𝐏𝐈𝐃𝐎❞ [𝐽𝑖𝑛𝑆𝑜𝑛]

39. Heredero del Rayo

Mantenía los ojos en su marido y con una sonrisa asentía a todo lo que decía pero realmente no estaba prestando atención. En los últimos días todo se ha vuelto un caos, y aunque finge que todo está bien la verdad es que está planteando la idea de tirarse hacia el Tártaro.

- Cariño...

Sí, hace 20 años atrás tuvo la "buena" idea de esconder el rayo en el cuerpo de un mortal que fué escogido al azar porque tampoco se preocupó en saber la vida de ese niño. ¿Cómo no pudo verlo antes?, ni siquiera pudo ver su aura, no vió ni sintió nada especial que tuviera ese niño. Comenzó a buscarlo antes no porque supiera que es su hijo sino porque le preocupaba saber del rayo, que la mayoría de sus poderes estaban en ese niño y lo sintió cuando el clima empezó a ser manipulado no por él sino por ese niño. Tuvo que fingir enojos ante los demás para que nadie sospechara que ahora el rayo le pertenecía a un niño de 7 años que estaba haciendo una rabieta por no tener su juguete favorito; y aún así no se explicaba porque sus emociones afectaban los cielos porque solamente era un simple contenedor, pero ¿por qué no bajó a investigar?, sencillo, tenía a un niño también que le estaba haciendo rabietas, Dionisio no dejaba de ser un fastidio para él y es por eso que dejó de vigilar a ese niño mortal.

- Amor.

Ese semidios se ha vuelto una piedra en sus zapatos, que debe mantenerlo alejado de Her. Verlo solo le provoca estrés, llega a dudar si en verdad es su hijo o esa mujer lo engañó pero la verdad es que también tiene sangre real porque de lo contrario, Cerbero no hubiese ido tras él. En verdad se ha arrepentido de todas las estupideces, quizás no el acto, sino el resultado. Ahora que hizo una promesa debe cumplirla obligatoriamente porque de lo contrario, todo va arder, literalmente, no se imagina el enojo de Her.

- ¡Zeus!- gritó su esposo.

- ¿Qué sucede? -reaccionó, notando que Her ya no estaba sentado frente a él sino a su lado y con una expresión de enojo.

- ¡Me haz estado ignorando todo este rato!. ¡¿Qué te tiene tan ocupado?! -gritó -. He estado teniendo una semana estresada por tanta fila de matrimonios que bendecir y quería que este día fuese tranquilo, teniendo un buen desayuno con mi marido y contar sobre nuestra semana. Pero, ¿qué tengo a cambio?.

Zeus tragó saliva. Definitivamente debía mantener la mayor parte de lo que hizo en secreto, pero, ¿y ese hijo?. Sabe que está en graves problemas, seguro Her no tendría tanto odio porque sucedió antes de su matrimonio pero está totalmente seguro que lo van a matar pues... él abandonó a ese niño a su suerte, yéndose tambien con el recuerdo de su madre, pues el solo verlo le hacía recordar la muerte de su madre. ¿Eso podría ser perdonado siquiera?, ¿en qué momento se convirtió igual que su padre?. Le prometió a Temis que cuidaría de él, pero jamás cumplió y solo lo arrojó del Olimpo como si fuera un objeto sin importancia, cuando en realidad se traba de su primogénito. Así es, Jackson es el primer hijo de Zeus, el heredero del rayo.

- ¡¿No piensas decir nada?!.

Zeus desvió la mirada a su plato vacío. Sabe que Her nunca le perdonará enterarse de eso por otras personas a él mismo, conoce muy bien a su marido y quizás en el fondo pueda perdonar lo que hizo. Se colocó de pie y se acercó a él.

- Her...¿recuerdas que antes de tí había alguien más?.

Her cambió su expresión a una confusión, ¿a qué venía su pregunta?. Él solo quería quejarse de la indiferencia de su marido pero ¿ahora quiere hablar sobre ella?. Por supuesto, Her siempre supo sobre su relación de él y Temis pues la misma Titán se lo había confesado antes que a los demás, ambos tenían una buena amistad a pesar de estar en medio de una guerra entre Dioses y Titanes. Sabe que él no fué el primero, y que a veces duele saber que está ocupando el lugar de alguien más pero de verdad está muy enamorado de Zeus, lo amaba incluso cuando se casó con Temis; lo ha amado desde que fué expulsado del estómago de su padre gracias a él, desde ese momento Zeus se convirtió en su verdadero amor.