❝𝐂𝐔𝐏𝐈𝐃𝐎❞ [𝐽𝑖𝑛𝑆𝑜𝑛]

27. Eres un dios

Ahí estaba él. Recargado sobre la puerta con los brazos cruzados, en ningún momento despegó la vista de él, más bien, ninguno lo hizo. Fueron los minutos más largos y ansiosos de toda la vida de Jinyoung. No sabía que decir, o si era necesario hacerlo porque tal parece...ya lo han descubierto. Una ligera mueca se formó en sus labios y desvío la mirada al suelo en donde estaba el dibujo. Dió un respiro y finalmente abrió la boca pero las palabras jamás salieron porque se le habían adelantado.

— ¿Quién eres, y qué haces aquí?.

Regresó la mirada al frente. Se mordió los labios un poco dudoso, ¿debería decirle?. Podría simplemente borrarle la memoria pero de no haber sido que en la noche anterior lo vió lanzar rayos como si fuera lo más sencillo del mundo, o más bien, como si siempre lo hubiera hecho...

— ¿No debería hacerte la misma pregunta?.

Jackson soltó una ligera risa, caminó lentamente, y estando a escasos metros de Jinyoung lo tomó por la cintura para a pegarlo hacía su pecho. Frunció las cejas por el repentino comportamiento del chico, pero debe admitir que volverlo a tener de cerca...sentía una rara sensación. Podía ver cada detalle de su rostro de nuevo, como la primera vez que lo hizo pero en ese momento la expresión de Jackson era de total relajación y ahora debe admitir que la mirada que le estaba dando era demasiado penetrante y aterradora que pensaba que en cualquier momento sentía sus manos sobre su cuello presionando con fuerza.

— De ahora en adelante soy yo quien hace las preguntas.

Lo tomó del brazo, jaló de él haciéndolo caminar hasta la cama y lo empujó haciendo que terminara acostado. Los ojos de Jinyoung se agrandaron, ¿qué pensaba hacerle?. Cuando intento levantarse nuevamente fué empujado, y ahora Jackson estaba sentado sobre él impidiendo que se moviera. Era demasiado pesado para Jinyoung, no era normal que un humano tuviera tanta fuerza.

— ¿No vas a responder?.

Se mantuvo con un expresión de seriedad. ¿Todo está acabado ahora realmente?, ¿no podría mentirle una vez más?. No, definitivamente no podría porque ahora está seguro que Jackson lo notaría.

— En verdad confíe en ti.

Y dejó de sentir la presión sobre su cuerpo. Jackson se había levantado, y caminó hacía la puerta para después abrirla.

— Vete.

Jinyoung se sentó y arregló su ropa para después mirarlo. ¿De verdad lo dejaría ir tan fácil?. Aunque quisiera, su conciencia no le permitiría estar en paz porque aunque todo esto haya sido una tarea...dejó de serlo en el momento en que comenzó a convivir más con los chicos, se volvió tan cercano a los humanos que por primera vez siente que tiene amigos sinceros, amigos que no merecen ser engañados y mucho menos ponerlos en peligro. Pero sobre todo, ¿por qué le duele el corazón?. Literalmente, no deja de sentir como si un alfiler le punzara el corazón. ¿El motivo podría ser esa mirada decepcionante?. No lo entendía, pero sus pies ya se encontraban en movimiento hacía la puerta.

— ¿Por qué pensé que serías diferente?— susurró Jackson.

Justo en ese momento, Jinyoung estiró su brazo alcanzando el picaporte y jaló hacía dentro la puerta evitando así que alguien los viera. Regresó hacía el otro chico, lo miró y juraría que sintió un repentino impulso por abrazarlo y así fué. Los brazos de Jinyoung rodearon los costados de su cuerpo, y ese aroma a melocotón se volvió más fuerte. Esto era muy sorprendente para los dos, pero sobre todo para Jinyoung. Su cabeza se encontraba apoyada en su pecho, ese aroma a chocolate era tan peculiar porque no se trataba de uno dulce sino de uno amargo. Jackson olía a chocolate amargo, el sabor favorito de Jinyoung. Sintió calidez en un abrazo que sus mejillas se tornaron de un ligero rosado. A casi un mes de conocerse, ambos jamás dieron alguna señal de afecto. Por otro lado, Jackson había bajado la mirada hacía el chico...¿Cómo puede estar siendo cariñoso cuando en el libro lo describen como alguien reservado y serio?. Aún así, el abrazo no está mal. Siente como si después de largos días, meses, y años quizás...es el abrazo más sincero que ha recibido que tímidamente acercó su mano tratando de tocar su espalda pero solo pudo hacer un roce, no tuvo el valor de corresponderle el abrazo.