Cerré la puerta de mi habitación con pereza y me tiré en mi cama. Estaba agotada, no quería hacer más nada. Ni siquiera comer. Solté un quejido contra el colchón que ahogaba mi rostro hasta ladearlo para poder respirar. Miré a todos lados pero me di cuenta de la chaqueta de Adler en la esquina de mi cama. Me levanté solo para agarrarla y observarla un tiempo. Hasta que unos toques en la puerta del balcón me hicieron suspirar cansada.
-¿Otra vez?
Me levanté para acercarme a esta y abrirla, lista para echar a Chris de aquí, pero solté un pequeño chillido cuando no lo vi a él. Sino a Adler.
-¿A..Adler? ¿Qué haces aquí?
Haré que corten el árbol que los ayuda a subir. Adler me mira pero luego ve su chaqueta en mis manos, la escondí tras mi cuerpo pero él arquea una ceja y sonríe de lado.
-Nada más vine porque tengo algo para ti.
-¿Eh?
Un olor delicioso llega a mi nariz haciéndome aspirar y suspirar. Él saca una caja de comida de detrás de su espalda.
-¿Has cenado ya?
-Acabo de llegar... así que no.
-Bien, vine en buen tiempo, entonces.
Me mira esperando a que lo dejara entrar, yo volteé a ver nerviosa la puerta por si mi hermana decidía entrar. Le dejé espacio pero fui a llavear la puerta de la habitación, Adler cierra la del balcón y deja la comida sobre mi escritorio.
-¿Por qué has traído todo esto? -pregunté viendo como sacaba todo-. Y ya sabes a lo que me refiero así que ni pienses en decir algo sarcástico.
Levanta ambas manos a modo de pas antes de reír por mi comentario y sentarse en mi silla.
-Princesa... no disimulas bien. Tienes mareos, andas pálida y desganada. Cuando te pregunto no sabes mentir, no has comido. Es probable que nunca cenes ni desayunes.
-¿Te preocupa mi alimentación?
-Pues... me preocupa todo de ti.
Me sonrojé completamente y aparté la mirada cruzada de brazos.
-No necesito que tú también te preocupes por mí...
-Pues qué lástima por ti. Ahora me tendrás que soportar.
Realmente son diferentes...
Adler me deja los cubiertos que había traído y me indica que comenzara a comer.-¿Tú no comerás?
-Sí, pero primero quiero que tú empieces.
Rodé los ojos, me acerqué a él y miré la comida sin mucho apetito a decir verdad. Iba a alejarme pero él me jala por la muñeca hasta sentarme en su regazo.
-He..Hey...
-No dejaré que te levantes hasta que comas, ¿entiendes?
-¿Me obligarás?
-Depende de ti si quieres levantarte... -su aliento roza mi oreja-. Yo estoy muy cómodo, ¿y tú?
Me estremecí por las cosquillas que ocasionaba su respiración en mi piel. Sus manos acarician y sujetan mi cintura con firmeza, yo agarré las cosas y empecé a comer; al principio no era nada fácil, mi estómago estaba cerrado, pero la comida era tan deliciosa que pude comer y lo hice rápido.
-Listo, acabé. ¿Me sueltas? Quiero ir al baño.
Él me mira sin expresión en su rostro, cosa que volvió a hacerme estremecer y apartar la mirada.
-Aún no... sigo cómodo... -sentí su frente contra mi espalda y sus brazos aún más ajustados en mi cintura.
Sentí un revoltijo en mi estómago, suspiré y así lo hice. Esperamos en silencio por un momento hasta que él resopla.
-¿Quieres salir?
-¿Ahora? -asiente-. Es... tarde.
-Pues mejor, a esta hora es cuando hay menos gente que pueda interrumpir, ¿no te parece?
Me sonríe de lado y con un brillo de travesura en los ojos. Aquellas palabras podrían malinterpretar, quizás alguien más lo habría hecho, pero yo estaba segura que no lo decía por eso. Y una vez más, lo seguí. Sin conocerlo, me dejé llevar. Salimos por el balcón, tuve miedo pero Adler me hizo superarlo, me ayudó a bajar y en silencio salimos de mi casa hasta acercarnos a su moto estacionada en la parte de atrás. Me subí tras él, pero se gira para ayudarme con el casco y poner en marcha la moto.
No sabía otra vez a donde me llevaba, pero me gustaba que fuera sorpresa, como aquellas veces. Adler conduce hasta una plaza ecológica y grande, parecida a un bosque en medio de la ciudad. Se baja y me ayuda a quitarme el casco al ver que para mí era imposible.
-Odio esa cosa -bufé arreglando mi cabello y provocando una risa por su parte.
-Pero esa cosa protege tu vida, o al menos tu cabeza.
-¿Por qué andas en moto entonces, si sabes que es tan peligroso?
-¿Dejarías de hacer lo que amas por el riesgo que no siempre ocurre? Si es así no saldrías nunca de tu casa y vivirías en una burbuja, sin haber vivido.
-Tal vez tengas razón...
-La tengo.
Rodé los ojos por su arrogancia, pero él toma mi mano y se aleja por el sendero de aquella plaza. No había nadie más que nosotros, era realmente relajante. Escuchaba las cigarras, los grillos y las hojas moviéndose por el viento. La naturaleza era lo más hermoso que existía.
-Algún día quiero ir a acampar... -murmuré pensando en voz alta.
-Hagámoslo.
-¿Eh?
Me detuve junto a Adler quien se coloca frente a mí y sonríe.
-Dijiste querer acampar. Hazlo. Que nadie te lo impida, Keira.
-No puedo... mi madre y Jena...
-Mándalas directo al carajo a ambas y comienza a hacer lo que tú quieres.
Aquello me hacia sentir nerviosa de solo pensarlo, no estaba segura de estar lista para revelarme. ¿Y si todo empeoraba? Me abracé a mí misma demostrando mis dudas, Adler acaricia mis brazos.
-Keira...
Su voz acariciaba mi nombre al pronunciarlo.
-Estarás bien, ¿sí? Te lo prometo, todo mejorará.
-No sabes lo que ocurre... -le recordé.
-Tienes razón, no lo sé todo, pero sé que algo tienen que ver tu madre y Jena con esto.
Bajé la cabeza pero él la levanta otra vez para verme a los ojos, sentí como acariciaba mi mejilla con el corte tapado con un parche; había dicho que fue accidental que me había rascado mucho y terminé pelando la zona, pero él ya sabía la verdad.
-Dime que ocurre, quiero entenderte y saber como ayudarte.
-Eres injusto... -mencioné-. Tú sabes más de mí que yo de ti, ¿por qué tenemos que seguir así?
-Porque nunca preguntaste, princesa.
Me sonríe de lado. Resoplé decidida a saber más sobre el chico frente a mí.
-Cuéntame de ti, Adler. Quiero saber quién eres en realidad.
-¿Estás segura?
-Completamente.
Fue en ese momento que percibí la vulnerabilidad de Adler, iba a saber su historia, sus fortalezas y debilidades. Iba a conocerlo.
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SER EGOÍSTA SUELE ESTAR BIEN
Teen FictionDesde siempre tuvo que saber lo que era darle todo lo que tenía a alguien más, a pesar de no querer hacerlo. Quería ganarse el amor de mamá, pero tuvo que aprender por las malas que eso era algo imposible. Ella siempre elegiría a su hermana mayor. K...