Capítulo 31

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—Cuidado, princesa.

Adler me sujeta por la cintura evitando mi caída cuando se me resbaló el pie. Me enderecé y agradecí en un murmullo antes de seguir caminando.

—¿Estamos cerca? —cuestioné.

—Sí, no tardaremos.

Asentí sonriendo, escapamos un par de rocas más, cruzamos por un sendero y finalmente llegamos.

—Aquí es.

—Wau...

Miré maravillada o fascinada la cascada que desembocaba en un lago cristalino. Era tan bello aquí.

—¿Nos metemos? —pregunta pasando por mi lado y sonriéndome a la vez que se quitaba la remera.

Miré su cuerpo sin disimulo ya que ni siquiera me daba cuenta de lo que hacía. Adler me voltea a ver y sonríe con arrogancia antes de mirar el agua.

—Esta vez no tienes una puerta para disimular, supongo.

Abrí los ojos de par en par al escucharlo, mis mejillas se tornan rojas y el color se expande por mi rostro. Mi corazón se acelera por la vergüenza de saber que él se había dado cuenta...

—¿Lo sabías?

—No eres tan discreta como piensas.

¡Dios, que pena! Me cubrí el rostro con ambas manos pero al segundo siento las suyas agarrar mis muñecas y apartar mis manos para depositar un beso sobre mis labios.

—Tampoco me molesta... pero quiero estar a mano contigo. Tú me has visto pero yo no. Es injusto.

Aparté la mirada estando lo siguiente a sonrojada pero por un segundo en mi cabeza se instaló un pensamiento atrevido. Sonreí  mirando a los ojos a Adler y estando a centímetros de él agarré el borde de mi remera y la levanté hasta quitármela, desabroché mi short y lo bajé hasta que cayeron al suelo. Adler se veía sorprendido por mi atrevimiento pero sus ojos se paseaban por mi cuerpo sin pudor alguno.

—Listo. Ahora estamos a mano.

Pasé por su lado sintiéndome increíble, él me sigue con la mirada mientras me acercaba a una roca saliente sobre el lago. Hice un clavado metiéndome al agua fresca y saliendo a la superficie. El agua estaba muy bien, fue como un golpe relajante. Me pasé las manos por mi cabello para juntarlo y dejarlo hacia atrás antes de mirar a Adler.

—¿No vienes? —pregunté.

—Si te alcanzo... créeme que no te soltaré, princesa.

Mis mejillas se sonrojan de nuevo pero me atreví un poco más.

—Entonces no lo hagas.

Su sonrisa se hizo notar, mostrando su perfecta dentadura pero a la vez su mirada estaba cargada de lujuria. Era la misma mirada que traía Chris esa noche... Me hizo estremecer.
Adler se mete al agua pero no sale, sino que nada hasta mí y me agarra por la cintura; cuando sale me quedé mirando el agua cayendo por su cuerpo, su cabello cubriendo ligeramente sus ojos pero aún trayendo aquella sonrisa.

—Te atrapé.

Por quedarme como idiota mirándolo había olvidado que tenía que huir. Solté una corta risa antes de una más larga, pero él me aprieta contra sí y besa mis labios. Una de sus manos se toma la libertad de bajar y apretar mi trasero, consiguiendo que soltara un jadeo en su boca.

—Eres una tentación, princesa... —jadea contra mis labios—. Una tentación que no quiero dejar jamás.

Sus besos continúan en mi cuello, llevé mis manos a su cabello y lo jalé un poco. Las suyas atrapan mis muslos para hacerme enredar mis piernas en su cintura, me toma por el trasero con ambas manos y lo aprieta. Sus besos bajan de nuevo y besa mi pecho, justo antes de mis senos.

SER EGOÍSTA SUELE ESTAR BIENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora