Arreglé mi cabello por último antes de mirar el morado en mi brazo, consecuencia de la patada de Jena. Hice una mueca al verlo tan notorio y preferí cubrirlo con un abrigo ligero, moriría de calor pero hacerme pasar por alguien tan sensible al frío no era nuevo, y era mejor que un vendaje para hacer notar que estoy herida.
Me levanté y salí de la habitación, quería irme antes de encontrarme con Jena y mamá, lo de siempre. Me alejé de la casa y me encaminé hacia la escuela, lo que normalmente hacía. No pasaba nada fuera de lo normal en mi recorrido, hasta noté como mamá llevaba a Jena en auto, pasando completamente de mí y estaba segura que si había un charco de lodo a un lado aceleraría para empaparme, como ya ha sucedido.
Me tomé la libertad de pasar por una cafetería y comprarme algo para comer, que me estaba muriendo por hacerlo. Seguía con mi camino y comida hasta acabarla justo en el momento antes de entrar a la escuela, suspiré, volteé a ver a todos lados y para suerte mía no estaba Adler por ningún lado. Las advertencias de mi hermana resonaban en mi cabeza, me hacían sentir miedo.
-¡Keira!
Naya se me acerca sonriendo ampliamente y deteniéndose a mi lado, nos saludamos como dos verdaderas amigas antes de entrar a la escuela e ir a nuestra clase. Iba tan distraída al escucharla hablar que no vi cuando alguien se detiene frente a mí y casi me golpeo con él.
-Lo siento... -murmuré apenada.
-No hay cuidado, princesa.
Adler.
Miré a todos lados queriendo creer que Jena no estaba por aquí pero sí estaba, seguramente andaba siguiendo a Adler y ahora nos veía a ambos como si quisiera agarrarme del cabello y tirarme a la calle justo en el momento en que pase un camión.
-¿Qué pasa? ¿Te has quedado en las nubes al verme? -bromea Adler con picardía y arrogancia.
Fruncí los labios, apreté mis cosas entre mis manos y bajo la atenta mirada de Jena salí corriendo... La vi sonreír, satisfecha con lo que había hecho. Mientras que Adler se voltea a verme correr confundido.
-¡Keira, espera! -Naya me sigue el paso.
Crucé una esquina pero miré de reojo como Jena se le acercaba a Adler, sonriendo y apoyando sus manos en sus hombros, murmurandole algo al oído. Cerré los ojos y corrí hasta el baño donde me encerré en un cubículo antes de que Naya entrara.
-Keira, ¿qué pasa? ¿Te hizo algo? ¿Estás bien? Abre la puerta, por favor.
Me abracé a mí misma y me deslice por la pared hasta caer sentada al suelo, apreté los labios para no sollozar de la frustración que me causaba no poder ir encontra de Jena. Escondí mi rostro entre mis rodillas y solo me quedé escuchando a Naya intentar abrir la puerta o hacerme salir.
-Sea lo que sea... puedes contarme, te aseguro que intentaré ayudarte o solo apoyarte, lo que quieras, pero no me gusta verte así de mal, Keira...
No respondí, lo único que hizo arruinar el silencio fue el timbre del comienzo de clases. Estaba segura que a Naya no le importaba eso ahora pero una maestra irrumpió en el baño y la sacó a pesar de sus quejas, ella no me delató, no dijo que me encontraba aquí y la maestra ni siquiera preguntó por alguien más. Me quedé sola, abrazando mis piernas y tratando de calmarme.
Lo conseguí luego de diez minutos aproximadamente. Me levanté, mareada, pero me erguí. Salí del cubículo y me arreglé frente al espejo, cuando ya no parecía que había estado llorando me salí. Nadie estaría en los pasillos y eso me calmaba.
-Keira.
Salté en mi lugar luego de salir del baño, mi corazón se aceleró por el susto pero a la vez por la sorpresa de verlo allí.
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SER EGOÍSTA SUELE ESTAR BIEN
Teen FictionDesde siempre tuvo que saber lo que era darle todo lo que tenía a alguien más, a pesar de no querer hacerlo. Quería ganarse el amor de mamá, pero tuvo que aprender por las malas que eso era algo imposible. Ella siempre elegiría a su hermana mayor. K...