-¡Keeiiraa!
Antes de que me diera vuelta alguien me teclea por la espalda y me tira al suelo. Gemí de dolor pero sonreí con diversión.
-Hola Naya.
-¡Estúpida!
-Sí, a mí también me da gusto verte.
Ambas nos levantamos del suelo y miré apenada a las personas que nos miraron, pero a Naya no parecía importarle, nos sentamos en la mesa del café donde nos encontrábamos y ella resopla profundo.
-¿Y bien? ¿Qué pasó? No te veo desde las vacaciones y ni siquiera respondiste mis mensajes luego de una semana y otra vez.
Miré mis manos sobre la mesa dudando un poco, quería contarle pero tampoco quería que sintiera lástima por mí, ya tuve suficiente de eso.
-Es que primero fui a acampar a la montaña con Adler. No tenía señal.
-¿Ah? ¿Acampar? ¿Con Adler? ¿Solos? -asentí. Ella me mira con picardía-. Okey, comprendo. Pero ¿y luego?
-Am... sucedió algo... y... bueno... No podré ir a la escuela por dos meses.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué es eso que sucedió?
Bajé la mirada de nuevo para ocultar mi mueca. Tampoco quería mentirle u ocultarle las cosas, es mi primera amiga... y no quiero arruinar eso...
-Si te lo digo... prométeme que no sentirás lástima por mí, ni me dirás nada.
-Eres extraña, pero está bien. Lo prometo.
Suspiré cerrando los ojos y cuando los volví a abrir asentí. Fue en ese momento, en voz baja, que le conté todo. Desde el inicio hasta el final, tratando de resumir lo mejor posible pero aún así sus reacciones fueron grandes. La tuve que callar un par de veces pero seguía reaccionando igual de fuerte.
-Keira... no tenía ni idea...
-Lo sé, nadie en realidad.
-Sé que me dijiste que no querías la lastima de otros, pero... -ella hace una mueca.
-Lo entiendo, pero no te preocupes, solo no quiero que me trates diferente ni de una manera especial. Aunque también si te alejas de mí después de esto, yo lo voy a entend...
-¡¿Pero de qué hablas?! -la callé otra vez y miré a los alrededores apenada-. No me alejaré por algo como eso, no sería de buenas amigas.
-Gracias, Naya.
Ella me sonríe y se me acerca para abrazarme, me sentí liberada y mejor con todo esto. Decidimos entonces pedir algo ahora sí, para después pasar el resto del día juntas. Hoy ya estaba en casa de Chris, ayer había llegado y me había instalado con la mitad de mi ropa en su armario como él dijo que hiciera. De igual forma lo hice con Adler antes.
-Te visitaré, y si necesitas ayuda para las tareas lo haré.
-¿En serio? -enarqué una ceja y ella ríe.
-Lo intentaré al menos -me sonríe y levanta una mano-. Nos vemos, Kei.
-Nos vemos.
Ella se aleja caminando y yo entré a la casa de Chris, como era de costumbre sus padres trabajaban y él estaba en el sofá viendo la televisión, aunque al escucharme entrar voltea a verme sonriendo.
-¿Cómo les fue?
-Bien, le conté todo y se lo tomó mejor de lo que esperaba.
Me acerqué por detrás y me incliné para besar sus labios dejando mi bolso a un lado. Chris sonríe contra mis labios antes de separarnos.
-Me alegro.
-¿Qué ves? -cuestioné mirando la televisión a la vez que me apoyaba con los brazos en el respaldo del sofá.
-Pues una peli de acción, está buena a decir verdad.
-¿La protagonista o la acción? -bromeé.
-Preferiría decir que tú.
Me sonrojé y reí a la vez. Él me sonríe de nuevo antes de mirar al frente, rodeé el sofá y me sentá junto a Chris apoyando mi cabeza en su hombro. Miramos la película por un buen tiempo hasta que sentí que apoyaba su mano en mi rodilla, su toque me hacía cosquillas, pero no me molestaba. No le presté atención y sí a la película.
Estaba buena y se puso mejor cuando el hombre se quitó la remera e hicieron ese seguimiento de su torso y espalda con la cámara, suspiré profundo pero entonces Chris me agarra por el rostro y me voltea hasta verlo.
-Oye -me quejé.
-¿Qué es lo que estás mirando?
-¿Es mi culpa? Eso es puro fan service, no hay para donde más mirar salvo los abdominales del actor -me defendí.
Chris ríe entre dientes pero su expresión era clara, sus ojos brillantes y su mano en mi rodilla aparentando mi rodilla o su pulgar rozando mis labios.
-¿Quieres ver abdominales entonces?
Solté un jadeo por pensar en los suyos y antes de darme cuenta terminé asintiendo. Chris se aparta muy poco y se quita la remera por encima de su cabeza. Mis ojos no dejaban de pasearse por su cuerpo y mi mano fue poseída, acarició sus abdominales, sentí como se contrajo bajo mi tacto y eso solo me hizo quererlo más.
Deslicé mi mano hacia arriba pero entonces bajé hasta el borde de sus pantalones que aún así dejaban ver su marcada "V". Repentibamente Chris sujeta mi mano sobre su cuerpo, nos miramos a los ojos pero mientras lo hacíamos él mete nuestras manos bajo su ropa, me topé con su miembro y comencé a masturbarlo.
-Mhm...
Él acostó su cabeza en el respaldo del sofá, vi sus reacciones placenteras y sentí que estaba comenzando a excitarme con verlo así.
-Keira... ah.
Mi cuerpo se eriza, quería hacerlo mejor así que me arrodillé en el suelo frente a él, le bajé más los pantalones y dejé salir su erección. Lo tomé entre mis manos y volví a masturbarlo pero luego usé mi boca. Chris llevó sus manos a ambos lados de su cabeza, apretando el sofá y consiguiendo que sus brazos se marquen.
-Ah, sí... sigue, así.
Moví más rápido mi cabeza y usé mi lengua, una de sus manos agarra mi cabello y me empuja un par de veces hasta que por fin sentí como su líquido me llenaba la garganta. Lo tragué, a diferencia del de Adler, el de Chris era más dulce... Recordé entonces que la fruta favorita de Chris era la piña. ¿Era cierto entonces eso de que la piña hacía más dulce el sabor del semen?
-Ven, Keira.
Chris me sonríe y yo me moví de inmediato. Me desnudé frente a él y luego apoyé mis rodillas en el sofá, a ambos lados de su cuerpo. Me aferré a sus hombros y él, luego de ponerse el condón que sacó de su bolsillo del pantalón tirado, metió su miembro en mí. Tiré mi cabeza hacia atrás, pero sus manos en mi trasero me hicieron comenzar a moverme. Empujó dentro de mí a la par que yo saltaba sobre él.
-¡Ah... Chris...! ¡Mhm!
Él miraba mis senos rebotando frente a él y no tardó más en llevarse uno a la boca. Enterré mis uñas en sus hombros y seguí moviéndome sobre él, empujando lo más profundo que podía. Mis gemidos eran fuertes y descontrolados, no podía con todo el placer que estaba recibiendo. Entonces se corrió y seguido de él lo hice yo.
Sabía que vivir con ambos chicos significaba tener relaciones toda la semana, no me importaba en realidad, me encantaba. Pero aún así me dificultaba saber con quién quería quedarme.
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SER EGOÍSTA SUELE ESTAR BIEN
Teen FictionDesde siempre tuvo que saber lo que era darle todo lo que tenía a alguien más, a pesar de no querer hacerlo. Quería ganarse el amor de mamá, pero tuvo que aprender por las malas que eso era algo imposible. Ella siempre elegiría a su hermana mayor. K...