Capítulo 24

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Detuvimos el baile, su mirada pasa de mis ojos a mis labios y a mí me ocurría lo mismo con los suyos. Tenía mis dudas hasta que sentí su mano acariciar mi mejilla y apartar un mechón de mi cabello, la tentación era demasiada que no resistí y terminé cediendo.

El contacto de nuestros labios unidos fue un sin fin de emociones, ya sean nuevas o que ya había sentido en nuestro primer beso hace años. Me incliné más hacia él para alcanzarlo mejor. Sabía que había sido muy fácil la manera en que había conseguido atraerme de nuevo, pero en este momento no era algo que me importase. Creo que luego de saber la verdad, y los sentimientos de Chris hacia mí, me di cuenta de que no podía seguir enojada con él.

Nos separamos solo un segundo para tomar aire pero no tardamos en volver a juntarnos; sus manos acarician mi cuerpo hasta que me presiona contra él y no pude aguantar el quejido de dolor por mis heridas. Chris se separa y me mira preocupado.

-¿Qué tienes? ¿Qué...?

Él mira algo en mi hombro, seguramente mi blusa se había corrido y dejado ver alguna herida. Bajé la cabeza y traté de ocultarlo pero él aparta delicadamente mi mano y sin tocarme mucho aparta la blusa para mirar una de los tantos morados.

-¿Cuándo? -pregunta, su tono de voz me hizo saber que se había molestado.

-Chris no tienes que...

-Keira. ¿Cuándo ha sido esto?

-Antes de salir... -murmuré ya derrotada y suspirando.

-Debiste habérmelo dicho, te hubieras quedado a descansar... Debe ser doloroso para ti estar con esto.

-Es que ya había quedado contigo, no quería cancelar.

-Debiste hacerlo... me preocupa más que estés ahora aquí en lugar de cuidar tus heridas.

Suspiré, pero él me abraza, ahora con mucha más delicadeza. Sus brazos se sentían cómodos y él era cálido, me sentía mejor al estar con Chris que pensaba como si nada malo me pasaría si estaba a su lado.

-¿Quieres ir a algún hospital a que te atiendan?

-Me harán preguntas y... realmente no quiero responder.

-Algún día tendrás que hacerlo, o lo que te espera será peor...

Sus palabras frías me hicieron temblar, más porque tenía razón y lo sabía. Pero aún así tenía miedo, mamá tiene muchos contactos gracias a papá, estaba segura que los usaría y metería a la gente que quiero para controlarme.

-¿Podemos irnos? -pedí.

-¿A donde quieres ir?

-A dónde sea, solo quiero estar tranquila...

Asiente levemente, se separa de mí y tomándome de la mano empieza a alejarse de los músicos quienes ya empezaron a guardar sus cosas. Saca su teléfono y llama al que supuse era su chófer, quien en menos de tres minutos ya estaba frente a nosotros con un auto lujoso. Chris abre la puerta para mí, me monté en el auto y él después. No presté atención a donde íbamos, solo me sentía agotada. Fue como un parpadeo pero al abrir los ojos vi que habíamos llegado a la playa.

-De igual forma iba a traerte aquí -habla Chris sonriendo.

Ambos nos bajamos, Chris le dice a su chófer que puede irse y me acerca a una manta recostada en la arena cerca del agua pero sin que nos alcanzara, sonreí porque realmente esto era lo que necesitaba. Me senté con Chris y ambos contemplamos las vistas, los sonidos específicos de la playa me relajaban, miré a Chris de reojo y me atreví a apoyar mi cabeza en su hombro.

-Gracias Chris...

-Por nada...

Después de solo sentarnos y mirar no recuerdo mucho de lo que había pasado entre ambos, solo que hubieron un par de besos de por medio pero nada más. Cuando desperté, lo hice junto a Chris, con mi cabeza sobre su brazo y con el otro apoyado en mi cintura. Su rostro relajado me hizo sentir mejor, Chris era un chico realmente lindo tanto física como sentimentalmente, y no lo iba a negar.

Me senté para mirar a mis alrededores, alcancé mi teléfono y noté que era muy temprano aún, que las clases no comenzarían hasta dentro de varias horas. Volteé a ver a Chris cuando de removió y se sentó junto a mí besando mi cuello.

-Hola... -saluda adormilado.

-Hola...

Sonreí ligeramente pero noté como un par de pocas personas pasaban trotando como un ejercicio mañanero frente a nosotros, me sentí apenada de que nos vieran y malinterpretaran la situación. No podía evitarlo, me avergonzaba que pensaran en eso de nosotros.

-¿Quieres ir a desayunar? Chris me saca de mis pensamientos.

-S..Seguro...

-¿Pasa algo? -enarca una ceja.

-No. Nada.

Entre cierra los ojos acercando su rostro al mío pero entonces me roba un casto beso antes de sonreír y levantarse.

-Okey, si tú lo dices...

Me tiende las manos y me ayuda a levantarme de la arena, agarra la manta y la sacude. Me lleva hasta el estacionamiento donde me di cuenta que aquel auto deportivo era suyo, guarda la manta en la baulera y me abre la puerta del asiento del acompañante para luego subirse del lado del piloto. Me lleva a una cafetería en donde habían pocas personas, nuevamente me sorprendió que seguíamos teniendo temas para conversar entre nosotros, pero no me quejaba.

Hasta que tuvo que llevarme a casa.

-No quisiera dejarte aquí...

-Pero tengo qué, en algún momento debo entrar.

Chris hace una mueca y yo me atreví a besar su mejilla con ternura por su preocupación. Si bien, hace unos días decía que no la necesitaba... me enternecía que sí lo hiciera.

-Nos vemos, Chris.

-Nos vemos, Keira... Sabes que puedes llamarme por lo que sea, ¿no?

Asentí sonriendo, me bajé del auto y me acerqué a la entrada, una vez más me despedí de Chris desde la distancia antes de entrar a casa con sigilo y subir a mi habitación. Como me faltan dos horas para ir a la escuela decidí dormir un poco más, y luego prepararme.

SER EGOÍSTA SUELE ESTAR BIENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora