Capítulo 22

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—No sé tú, pero eso suena tan lindo.

Naya suspira luego de haberle contado de mi salida el día anterior con Adler mientras caminábamos por la escuela, me reí por lo bajo a la vez que me sonrojaba.

—Pero es ahora que me pregunto, si él te dijo que le gustabas... ¿por qué no son nada?

—Pues...

Aparté la mirada hacia el campo de fútbol, justo en el momento en que Chris estaba dando instrucciones a gritos para ser escuchado. Ellos corren, pero podía ver bien cómo el uniforme le quedaba espectacular a Chris, y sus jugadas limpias...

—Entiendo.

Reaccioné y volví a mirar apenada a Naya quien solo sonreía muy ampliamente.

—¿Q..Qué cosa? —cuestioné.

—No sabes quien de los dos te gusta. Está bien, es comprensible, ambos son... —asiente como exagerando el hecho de que Adler y Chris son muy atractivos.

—¡N..No es eso!

—Aha, sí claro.

—De verdad, yo...

Ella mira tras de mí y abre los ojos de par en par, me quiere hacer a un lado pero antes de que ella pueda hacerlo, o que yo pudiera girar, una sombra se alza delante de mí y sujeta el balón antes de golpearme.

—Estuvo cerca...

Chris lanza el balón a sus compañeros que gritan sus disculpas, yo apoyé mi mano en mi pecho sintiendo mi corazón acelerado por el susto.

—¿Estás bien? —Naya me mira y yo solo asentí, Chris se da vuelta y me mira con un brillo de preocupación en sus ojos.

—¿Segura estás bien? Keira, lo siento, el pase fue más largo de lo que creí...

—N..No te preocupes, no fue tu intención. E..Estoy bien.

Ya no tartamudeaba por el susto, sino porque Chris me ponía nerviosa después de las palabras de Naya y que todos estén aquí, viéndonos.

—Déjame compensarse por el susto.

—¿Eh?

Su sonrisa no pasa desapercibida, pero la disimula. Era como si buscara excusas para justamente "compensarme".

—¿Tienes algo que hacer después de la escuela?

—No... —dije antes de pensar—. Q..Quiero decir...

—Ya has dicho que no, no puedes mentirme ahora —suspiré aceptando la derrota—. Te invito a comer, ¿está bien?

—Yo...

Lo pensé por un tiempo pero no tenía demasiado, sus compañeros de equipo lo estaban presionando para volver pero él los ignoraba y en lugar de presionarlo a él, me presionaban a mí. No quería retrasarlo, así que pensé en la respuesta más corta y que no necesitaría explicaciones.

—Okey...

—Genial.

Chris sonríe ampliamente, un nuevo brillo de entusiasmo cubre su rostro pero los gritos de sus compañeros lo hacen suspirar, se despide de ambas y regresa trotando al campo. Mis ojos no pudieron quedarse quietos y como aquella vez en la casa de Adler, ahora inconscientemente miraba su marcado y firme trasero... ¡Demonios, Keira! ¡Deja de hacer eso!

—¡No puede ser! —Naya chilla y me agita haciéndome marear.

—Oye...

—Lo siento, lo siento. Olvido que eres frágil —hice una mueca pero suspiré—. ¡Pero no puedo creerlo!

—Yo sí...

—¡Chris te ha pedido una cita! ¡De verdad tienes a los dos chicos más atractivos en la palma de tu mano!

—Yo no lo veo de esa forma... —tampoco quería verlo así.

—Cómo sea, todos los demás, incluyéndome, sí —vuelve a suspirar—. Esto es bueno.

—¿A qué te refieres?

—Digo, aunque se vea mal... que salgas con ambos chicos es bueno. Te ayudará a saber quién te gusta más, con quién te diviertes más que con el otro, con quien tienes más confianza... esas cosas.

Poniéndolo así... sí es bueno, pero nadie más creo que lo ve así. Solo ven a una chica que está jugando con ambos chicos para seguramente ser popular o sacarles algo. Porque ambos tienen mucho dinero...

—No lo sé... no estoy muy segura. ¿Y si Adler me pide salir hoy? ¿Qué le digo?

—La verdad. ¿Por qué le mentirías? Él sabe o tiene que saber que aún no son nada así que puedes aceptar o rechazar cuantas invitaciones quieras.

—Sí, pero...

Naya me hace callas a la vez que pone un dedo sobre mis labios y sonríe.

—Solo hazlo. Haz la prueba, y si alguno de los dos tiene problemas con eso, pues ya sabes donde no es.

—Es que no quiero que ninguno se sienta mal, ¿tú esperarías por alguien que no sabe si elegirte a ti o no?

—Créeme... estuve en esa posición. El que te quiere, te espera. A mi me tocó esperar, y aunque no fui su elección, no me siento mal. Porque si está cómodo y feliz con ella, yo también.

La miré en silencio, sin saber que más decir. Se veía que a pesar de decir que no se sentía mal... le dolía, claro estaba. Me abracé a mí misma para pensar un momento en todo esto, pero supongo que Naya tiene razón, al menos por su experiencia. Claro que sé que no todos son iguales, pero puede ser que tengan la misma forma de pensar.

Realmente no quería lastimar a nadie o hacerlos esperar mucho, pero tampoco sabía qué sentía por ambos y también tengo miedo de lo que pueda llegar a sentir, a pasar cuando lo descubra, y lo que Jena o mamá puedan llegar a hacer con eso. El timbre me saca de mis pensamientos, Naya me hace una seña con la cabeza para regresar a clases y eso hicimos. Pero antes de salir del campo, miré por encima de mi hombro como Chris se alejaba con su equipo hacia las duchas, no dejaba de sonreír e incluso me volteó a ver.

Corrí rápidamente la mirada sonrojada porque me atrapó viéndolo, pero al elevar la vista noté a Adler esperando por mí, pero mirando a Chris. La tensión era palpable de nuevo, y yo me sentí más presionada en tener que tomar una decisión. Adler me mira y su expresión cambia a una sonrisa sincera.

—Hola princesa.

—Hola...

Sonreí débilmente, él lo nota pero prefiere no decir nada, supongo porque ya sospecha de qué se trata. Me tiende su mano, la agarro y junto a Naya y Adler caminamos hasta regresar a la clase.

SER EGOÍSTA SUELE ESTAR BIENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora