Me sorprendía que, aunque vayamos en moto, tardamos en ir al lugar donde Adler quería llevarme. Estaba comenzando a aburrirme un poco ya que no podía escucharlo bien si queríamos hablar. Aún así aproveché para recostarme contra su espalda y contemplar las calles vacías.
-Ya estamos cerca -avisa al fin.
Solté un disimulado suspiro de alivio al escucharlo, pero me di cuenta que el barrio en el que nos metimos pasaba de ser normal a uno que demostraba el dinero de las personas, un barrio de ricos. Hice una expresión de confusión que él claramente no pudo ver. No dije nada, siguió avanzando hasta estacionar frente a una de las mansiones y apagó la moto.
-¿Qué hacemos aquí? -pregunté cuando me quitó el casco y me arreglé el cabello.
-Es mi casa.
-¿Eh?
Mi expresión debió de ser divertida para él porque empezó a reír de labios cerrados, dejó el casco con la moto y me ayudó a bajar.
-Te mencioné que ya estamos bien.
-B..Bueno sí, pero no creí que tan bien... -me cubrí la boca al hablar sin pensar-. Lo siento, eso no sonó muy agradable.
-Descuida, princesa. Es normal que pienses así luego de lo que te conté.
Me indicó estirando su mano frente a él para que empezara a caminar. Nos acercamos a la entrada y él abrió la puerta, dejándome pasar a mí primero. Solté un suspiro al ver todo, la decoración me parecía más linda que la de mi casa. Creo que se debe porque allá la decoraron al estilo de mi madre y Jena.
-¿Y tu padre?
-Los viernes por la noche suele quedarse en su trabajo hasta el día siguiente. Una decisión suya.
-Ya veo... -murmuré.
Adler me sonríe y hace que fuera junto a él por los pasillos de aquella gran casa. Era extraño, estábamos solos, en casa de Adler, pudiendo hacer tantas cosas... pero no me sentía nerviosa.
-¿Qué planeas hacer? -cuestioné.
-Mira, podemos hacer varias cosas... -me mira con algo de picardía por el doble sentido, me sonrojé de nuevo-. Pero ¿qué te parece ver una película?
-Suena bien.
Asiente, subimos unas grandes escaleras y luego pasamos por pasillos hasta llegar a una de las habitaciones, donde al abrir la puerta noté que era la de Adler. Además de tener su aroma impregnado en todos lados, no fue difícil adivinar. Él se quita el abrigo y lo deja sobre el respaldo de la silla frente al escritorio.
-¿Vas a quedarte ahí todo el tiempo? -se ríe de mí.
Entré tímidamente y me acerqué sin saber que hacer o dónde sentarme, opté por hacerlo en su cama. Él va hasta su armario y rebusca entre sus cosas hasta sacar un poco de ropa. Yo solo lo observaba, entonces se gira y me tiende la ropa.
-Creo que vas a estar mejor con esto.
Miré la ropa, me costó unos segundos analizar la situación pero lo agarré un poco lenta.
-Gracias...
-Tienes el baño allí, princesa.
Me levanté y fui a cambiarme a este. Me miré en el espejo, claramente todo me quedaba muy grande, pero era cómodo... aparte de que el aroma de Adler era relajante. No pude evitar pegar un poco la remera a mi nariz y aspirar. Suspiré profundo y abrí la puerta, pero la volví a casi cerrar cuando noté que él se estaba cambiando. Mi rostro ardía y sentí que iba a morir por la vergüenza... aunque él no me haya notado.
ESTÁS LEYENDO
SER EGOÍSTA SUELE ESTAR BIEN
JugendliteraturDesde siempre tuvo que saber lo que era darle todo lo que tenía a alguien más, a pesar de no querer hacerlo. Quería ganarse el amor de mamá, pero tuvo que aprender por las malas que eso era algo imposible. Ella siempre elegiría a su hermana mayor. K...