El momento en el que escuché la puerta abrirse fue lo que me hizo despertar, y recordar el hambre y mis penas. Me senté y apoyé una mano en mi estómago por lo hambrienta que estaba, pero Jena se acerca a mí, luciendo molesta. ¿Qué quería ahora?
-¿Jena?
-Es increíble la forma en que siempre quieres meterte en mi camino. Imbécil.
-¿Qué? ¿De qué hablas?
-Hablo de Adler. Desde que entró a la escuela lo he querido para mí, pero tú te interpones siempre.
¿Es por eso? ¿De nuevo? No respondí, pero ella tampoco se quedó callada.
-No quiero que vuelvas a acercarte a él. ¿Me has entendido? Si no me haces caso volveré a hacer tu vida un infierno.
¿"Volver"? Si lo hace todos los días. Suspiré profundo, no tenía cabeza para pensar en esto bien, estaba hambrienta y acababa de despertar, me ha agarrado en el peor momento.
-¿Vas a hacer lo mismo que con Chris? -solté.
-¿Cómo sabes sobre eso? -parece sorprendida pero rápidamente cambia su expresión-. ¿Le hablas? ¿Quieres meterte con mi ex pareja? Sabía que eras una rata, siempre quedándote con mis sobras.
Sonríe de lado pero su vista pasó a un lado, en mi cama; volteé a ver lo mismo que ella y abrí los ojos de par en par cuando noté que tenía la chaqueta de Adler allí. Quise lanzarme a agarrarlo antes que ella pero fui más lenta, ella lo tomó entre sus manos.
-¿Esto es...? ¿Serás zorra? -sus ojos destilaban furia mientras me miraba-. Esto es de Adler, ¿por qué carajos lo tienes tú?
-No te importa -espeté causándole gran sorpresa.
Era la primera vez que era borde con mi hermana. Me levanté y traté de quitárselo pero no me lo iba a permitir, y nada más levantarme sentí un fuerte mareo y como mi vista se tornaba oscura. No me desmayé, pero sí caí al suelo sujetándome la cabeza.
-Creo que esto le agradará saber a mi mamá... ¿Quién sabe? Tal vez y te castigue de nuevo.
-Jena, por favor...
-¿Eh? ¿Me vas a rogar? Hazlo... quiero escucharte.
Ella se sienta en mi cama, de piernas cruzadas y mirándome con superioridad. Traía la chaqueta en una mano y la balanceaba. Fruncí los labios, quería llorar, agache la cabeza y me di vuelta hacia ella.
-Jena, por favor, devuélveme eso y no se lo digas a mamá... Yo te... -mordí mi lengua pero resoplé-...te lo ruego, ¿si?
Ella se ríe entre dientes mientras yo sentía que quedaba peor que antes. No quería que mamá se entere, ella es capaz de encerrarme un mes entero sin dejarme comer o algo así, además de golpearme. Jena se levanta.
-Está bien, me convenciste... -mira la chaqueta un momento-. De verdad que no logro entender que es lo que ve la gente en ti. Eres una bastarda y ni siquiera eres guapa.
Quería que me devuelva la chaqueta pero en su lugar me mira sonriendo y se la lleva más al pecho.
-Me quedo con esto. Tú no lo necesitas.
-Pero...
-Silencio.
Me patea el brazo haciéndome caer al suelo por lo débil que estaba, me sujeté la zona afectada y apreté los dientes.
-Y más te vale dejar de hablar con Adler o te irá peor.
Se va de la habitación, llevándose la chaqueta consigo y dejándome sola de nuevo. Mi estómago gruñe exigiendo comida, me dolía, además de dolerme todo. No pude soportar y las lágrimas simplemente bajaron por mis mejillas; me acerqué a mi cama arrastrando, no tenía fuerzas para levantarme. En su lugar, solo me aferré y apoyé al costado de esta y lloré en silencio.
Estaba tan agotada que no me quedé dormida, me había desmayado. Mi cabeza daba tantas vueltas que a cada segundo me sentía peor. Solo recobré la conciencia cuando escuché unos toques en mi puerta del balcón, ya no sabía ni quien era, pero tampoco podía despertar.
-¿Zeira?
Ni siquiera podía distinguir su voz. La persona tras la puerta se da cuenta que no la había llaveado y entra a la habitación, escuchaba sus pasos acercarse hasta que finalmente me había encontrado. Parecía paralizado porque no se escuchó nada por un momento, hasta que se me acerca y aparta el cabello de mi rostro.
-¿Qué te han hecho ahora?
Su pulgar limpia el rastro seco de mis lágrimas antes de acomodarse y cargarme, me deja sobre la cama, de costado, y parece detenerse por un tiempo nuevamente. No sabía que pasaba, ni qué veía, hasta que sus dedos rozan mi brazo, específicamente en el lugar donde Jena me había pateado.
No podía moverme a pesar de estar consciente; tenía ya una sospecha de quien era aquella persona. Lo sentí alejarse y sin que yo lo planease, murmuré su nombre.
-Chris...
Se queda en silencio e inmóvil.
-Chris. -volví a llamarlo con la voz llorosa y apretando las mantas ahora en mis manos.
Se mueve hasta acercarse a mí y acaricia mi brazo con una mano y con la otra mi cabello.
-Aquí estoy, Keira... -besa mi coronilla-. Aquí estoy...
Solté un suspiro sonoro, su mano no deja de acariciar mi brazo hasta que agarra la manta y me cubre con esta. Vuelve a acariciar mi mejilla con suavidad, pero yo me acomodé inconscientemente. Él se queda inmóvil por un segundo hasta que me sorprendí cuando sentí su respiración muy cerca de mi rostro. Sus labios rozando los míos, casi sintiendo aquel sabor que nunca olvidé.
Pero se aparta, lo escuché quejarse por lo bajo y maldecirse a la vez.
-¿Qué estoy haciendo? -apenas pude escucharlo-. Soy un idiota.
Se levanta dejándome sola en mi cama. Lo escuché alejarse y cerrar la puerta del balcón, pero él ya no estaba aquí. Apenas pude abrir los ojos y ver su silueta desaparecer, pero al instante en el que volví a cerrar los ojos, caí dormida también.
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SER EGOÍSTA SUELE ESTAR BIEN
أدب المراهقينDesde siempre tuvo que saber lo que era darle todo lo que tenía a alguien más, a pesar de no querer hacerlo. Quería ganarse el amor de mamá, pero tuvo que aprender por las malas que eso era algo imposible. Ella siempre elegiría a su hermana mayor. K...