Los ojos de Kageyama se pierden en mí y siento un extraño ambiente, sin embargo termina disolviéndose cuando los niños entran corriendo atrás mío y se tiran a abrazarlo.
—¡Papi, volviste!
Kageyama se deja abrazar pero sus ojos siguen en mí. Parecen tristes, más oscuros de lo normal. De por sí él luce afectado, pero ¿cómo no estarlo? Por los papeles que tiene en mano puedo creer que son los que le he mandado.
Y me parte el alma recordarlo.
No quería hacerlo, pero no encuentro otra opción.
Hablaré de eso más tarde, ¿si? Ahora tengo que lidiar con lo que está pasando.
—Niños, yo los llevaré a la escuela.
Atsumu termina salvándome.
—¿Eh? —Akiro lo mira con una ceja alzada—. ¿Por qué tú, tío 'Tsumu?
—Pensé que papá Tobi nos llevaría...
—Hubo un cambio de planes —Kageyama vuelve a la realidad, aclarando su garganta—. Tengo que hablar unas cosas con su otro padre y su tío se ofreció a llevarlos. Háganle caso, ¿si?
Acaricia sus cabellos. Akiro y Haru asienten.
—¿Cuando volvamos estarás aquí, papi?
Asiente, apretando sus labios.
—Iremos al parque después de la escuela.
—¿Con papi Sho?
Ahora sus ojos vuelven a mí.
Oh, cielos, están cristalizados. Lucen rotos.
—No lo sé, niños —digo y mi voz sale bajita—. Quizás estoy trabajando.
Mis ojos siguen en Kageyama.
Akiro hace un puchero.
—Nunca pueden estar juntos —se cruza de brazos y mira al suelo—. Los odio...
Y termina dirigiéndose a la puerta, ignorando nuestras miradas mientras carga su mochila. Como Haru lo sigue corriendo, Atsumu alza la vista y nos mira.
—Tienen que arreglar esto.
Y sin dejarnos reprochar, sale de casa siguiendo a los niños. Cierra la puerta tranquilamente y ahora seriamente creo que el aire comienza a faltar en la habitación.
—Shoyo...
¿Ahora me llamas Shoyo?
—Ya tomé una decisión, Tobio —digo pasando de él pero obviamente me sigue—. Déjame en paz.
Su mano se aferra a mi brazo y me obliga a darme vuelta.
—No pienso dejar que esta relación se vaya a la mierda por algo como esto.
Yo me alejo de un empujón.
—Tú fuiste el que empezaste todo, así que cállate.
Bien, me cansé así que respondo muy bruscamente y sorprendo a Kageyama.
—Entonces... quiero cambiarlo. ¡Déjame cambiarlo!
—¡Siempre es lo mismo! —grité, tirando las llaves a un lado y acercándome a él—. ¡Siempre eres tú el que se equivoca —clavo mi dedo en su pecho—, siempre eres tú el que pide disculpas —lo hago otra vez—, y siempre soy yo el que te deja entrar otra vez a mi vida sabiendo que me volverás a dañar!
Le meto otro empujón y Kageyama me mira molesto.
—¡Estoy cansado de siempre la misma historia, firma esos papeles, déjame en paz y vete de mi vida!
Y cierro la boca, sorprendiéndome de mis propias palabras.
Kageyama me mira sorprendido. Sus ojos encontrándose con los míos, partiendo mi alma en pedazos y lastimándome con esos mismos. No quería decir eso, no...
—Kageyama...
Mi corazón deja de latir cuando él asiente, desviando la mirada y apretando sus labios.
—¿En serio quieres que me vaya? —murmura.
Tapo mi boca, sin saber qué responder y con miedo, por primera vez en mi vida, de actuar impulsivamente.
Estamos parados en un hilo a punto de romperse.
Me doy cuenta que estoy a nada de empezar a llorar. Mi cuerpo tiembla y mi corazón tambalea de un lugar fino, a punto de caerse al suelo y quebrarse.
—Si eso es lo que realmente quieres... —alza la mirada lentamente, lastimándome más—. Si ese es tu deseo... lo haré.
—No, espera-
—Pero dame una semana.
¿Qué?
Kageyama se tambalea caminando hacia mí. Sus ojos están igual de tristes y...
Y no sé qué decir.
—Dame una semana. Por favor. Y si no lo logro... me iré. Cumpliré con mi promesa.
Las palabras no pueden salir de mi boca. Hay un nudo en mi garganta que las impide seguir su camino fuera de mis labios.
—Me iré de tu vida pero dame siete días, Hinata Shoyo.
Mis manos tiemblan cuando él se acerca a mí lo suficiente.
Siento mi pecho hundirse y termino preguntando:
—¿Por qué?
Un puchero se clava en sus labios y su mirada se enternece, tiembla enfrente mío. Luce indefenso y es la primera vez que lo feo tan afectado.
Ni siquiera cuando nos peleamos hace años estuvo así.
—Porque necesito remediar mis errores y demostrarte cuanto lo siento.
¿Solo eso?
No contesto. Su voz sale rota y las lágrimas comienzan a caer por sus mejillas, yo me siento igual y él tiembla, pareciendo que sus piernas flaquean. Seriamente siento que se caerá pero, como siempre, estoy aquí por las dudas. Porque creo poder sostenerlo a pesar de todo.
Y me odio por eso.
—Y porque también te amo y me niego a perderte...
Pero a pesar de eso, sonrío con tristeza y muerdo mi labio inferior.
—Pero ya lo hiciste...
Susurro para que solo él pueda escucharme. Como si fuese un secreto que las paredes tienen prohibido oír. Algo íntimo, solo entre nosotros dos.
—Entonces déjame recuperarte.
Golpea mi pecho suavemente, bajando su mirada y soltando un pequeño sollozo. Yo, sin pensarlo, lo tomo de las muñecas y él casi cae sobre mí, pero logro sostenerlo.
—Déjame recuperarte, por favor.
Y dejo que llore sobre mis hombros, odiándome y odiándolo al mismo tiempo.
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Crónicas de unos Padres Inexpertos | Kagehina
FanficTERCER LIBRO DE "CRÓNICAS DE..." KAGEHINA. EL ANTERIOR ES "CRÓNICAS DE UNA PAREJA PRIMERIZA". -Kageyama y yo hemos crecido. ¡Y vaya que sí! Ahora tenemos una casa, un auto, un gato y sueldos estables. -Por eso mismo, decidimos adoptar un niño. -Que...