64: Cuando acampamos

1K 152 104
                                    

—¡Ay, me picó un mosquito!

Kageyama suspiró cansado, observando a Haru lloriquear debido a la comezón.

¿Y por qué lo están picando tanto los mosquitos?

Primero porque no se puso el spray anti mosquitos.

Segundo porque estamos en el medio de un bosque.

—¡Hoy es día de acampar!

Akiro bajó del auto emocionado, cargando su mochila y la de Haru con una sonrisa de oreja a oreja. Incluso está usando lentes de sol.

—¡Este es el mejor cumpleaños de todos!

—¡No, no lo es! —lloriqueó—. ¡Me pican mucho los brazos!

—Haru, ya madura. Ya tienes catorce.

Ah sí, me olvidé de mencionar que pasaron dos años.

Cosas que pasan.

Bien, recapitulemos todo porque fue mucho tiempo.

Empecemos con Kageyama. Sigue con su increíble corte de pelo y siendo el marido poco expresivo y tierno de toda la vida. Lo más interesante que pasó con él en estos dos años es que un día salimos a caminar mientras llovía y se cayó. Los niños se rieron de él por lo que restó del año.

Los gemelos siguen siendo el dúo desastroso que son. Ahora están más altos y apuestos. Según Akira, dice que Akiro tiene muchos pretendientes pero ignora a todos y Haru, el ángel de la familia, coquetea con toda chica que le sonríe. ¡Con catorce años! Lo quiero matar. Aún así, me sorprende que el es que es así es Haru y no Akiro; por alguna razón pensé que los roles serían al revés ya que es obvio que Aki es el más confianzudo de los dos, pero Haru dice que no le interesa nadie más que su «Amor», apodo que le pusieron a la persona que le gusta.

Que no sabemos quien es.

Qué molesto.

Sigamos con Akira... ¡Dieciséis años! Se ha perforado el ombligo y casi la matamos porque fue a nuestras espaldas. Por suerte se disculpó y no se ha perforado más, nos juró que nos lo diría la próxima vez pero esa niña es una caja llena de sorpresas. Su cabello sigue siendo tan hermoso como siempre y tan bonita también. Podría decir que alta, pasando un poco el promedio de estatura femenina japonesa. ¿Y Eiji Iwaizumi? Sigue siendo una —maldita— incógnita para esta familia. Me he dado cuenta que la mayoría de nuestros hijos nos esconden secretos.

Y Kira... ¡Nuestra pequeña ya tiene tres años! Cosa hermosa que habla entre balbuceos pero que cada día conquista más nuestro corazón.

Y falta alguien...

Muy importante para esta familia...

—¡Abominable, ven aquí!

Sí, la abominación sigue con nosotros.

Yo sigo siendo el mismo de siempre.

En fin.

—Bien, somos todos un equipo hoy. Haru y Akiro vayan a buscar ramas. Akira cuida a Kira y tú, Hinata, ayúdame a armar las carpas.

Odio esto.

Me gusta acampar pero armar carpas siempre es tedioso.

Por suerte lo logramos.

—Bien, ¿qué vamos a comer?

—Traje sandwiches.

—Esta familia vive a base de sandwiches... —murmuró Akiro tirando los palos.

—¿Te molesta? —Haru alzó una ceja.

Akiro lo ignoró.

Cuando el sol comenzó a caer, decimos prender la fogata (Akiro se quemó en el proceso) y sentarnos alrededor de esta. Yo me senté al lado de Kageyama, dejando que su brazo me cubriera y también una manta tapara nuestras espaldas. Akira está sentada a su lado comiendo un malvavisco y los gemelos frente nuestro, observando la fogata atontados. Oh, y Abominable duerme al lado de la carpa donde Kira está durmiendo adentro.

—¿Papi?

—¿Sí?

—¿Es delito si yo tiro a Haru a la fogata?

—¿Por qué harías eso? —Akira lo miró confundida.

—Ya te dije que lo siento —Haru lo miró.

Kageyama, Akira y yo intercambiamos miradas.

—No te lo voy a perdonar nunca... —murmuró todavía observando la fogata.

—¿Qué pasó? —Kageyama preguntó confundido.

—El idiota aquí a mi lado le dijo a mi Amor que me gustaba.

—¡Fue sin querer!

—Arruinaste mi cumpleaños, Haru Kageyama. Lo arruinaste.

Akira soltó una risa.

—¿Y cómo sucedió?

—Estaba hablando con...

—¡Mi Amor! —Akiro lo interrumpió entre dientes. Estaba irritado.

—¡Con su Amor! —exclamó exaltado—. Y pensé que ya lo sabía, entonces se lo dije normalmente.

—¿¡Por qué sabría algo como eso!?

—¡Porque ya lo sabía!

—No estoy entendiendo nada... —murmuré.

Akiro me miró.

—Mi Amor ya sabía que me gustaba pero había pasado tiempo desde eso y ahora, este idiota —lo golpeó en la cabeza—, le dijo.

—¿Y cuál es el problema si tu Amor ya lo sabe?

—¡Que las cosas habían vuelto a la normalidad porque le dije que ya no me gustaba!

—Qué dramático —Akira puso los ojos en blanco—. Ya supéralo.

—Tú cállate.

—En serio lo siento mucho...

—El lunes tendré que ver a mi Amor en la escuela y será incómodo. ¡Se sentirá incómodo! Y digo con O porque estoy hablando de mi Amor y el amor es una palabra que utiliza pronombres masculinos.

Parpadeé atontado.

Akiro pasa mucho tiempo con Kuroo.

—Nerd —Akira carraspeó.

—En fin —Kageyama se removió a mi lado—. ¿Y tu Amor siempre te rechaza?

—Sí, porque es una persona estúpida.

—Tú igual —Haru acotó y se ganó otro golpe—. ¡Ya para!

—¡Te lo mereces!

Ay, estos niños.

Crónicas de unos Padres Inexpertos | Kagehina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora