59: Cuando Kira y Akira llegaron

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Entonces pasa un mes y ya estamos pisando los suelos de nuestro nuevo hogar. Y vaya que es increíble, así que mientras los niños corren por la casa emocionados junto Abominable, me tomaré el tiempo de explicar cómo es.

La cocina es grande. Tiene una isla y también una mesa, este cuarto se conecta con la sala de estar: sofás, alfombras y una pequeña mesa, (hay un televisor y toda esa mierda pero a nadie le importa). Una ventana se ubica en la pared izquierda al lado del sofá y es gigante, dejándonos ver el vecindario nuevo tranquilamente porque, ey, ahora tenemos vecinos que conocemos.

Miwa Kageyama y Kuroo Tetsuro. Ahora molestarán más de lo que hacían pero bueno, no se puede tener todo en la vida...

¡Bromeo!

Sigamos con la explicación.

Luego tenemos escaleras. Como lo siento modelo básico de casa japonesa pero las escaleras son increíbles y como tenemos una casa espaciosa, decidimos usarlas. Así que cuando subes, te encuentras con dos pasillos en derecha e izquierda, la única diferencia que tienen es que el primero que mencioné, es más corto por una cuestión estética o algo así.

La primera puerta es el cuarto de Kira. Y, cielos, ha quedado de maravilla. Las paredes de un rosa chicle con los bordes blancos, cortinas un poco más oscuras que, gracias a la iluminación, ambientan el color perfectamente en toda la habitación. La cuna está al lado de la ventana y es blanca, con los peluches de la próxima bebé de la casa adentro. Hay un armario con su ropa, una alfombra con forma de osito y un rompecabezas gigante en el suelo. Amo este cuarto, hablo en serio.

El que sigue está en la pared de enfrente que ya no se ve. Y es el nuestro. Un cuarto normal, supongo. Cama matrimonial, espejo, televisión y nuestra querida y supuesta estantería para poner libros, aunque todos sabemos qué terminará habiendo ahí, ¿no?

Sigamos... ¡La habitación de Akira! En la pared de enfrente, parece ser que son puertas intercaladas. Su cuarto también me encanta: paredes blancas pero tienen decoraciones: falsas hojas que cuelgan por todos lados y una soga fina colgando por todo el techo del cuarto para que cuando llegue a casa, cuelgue todas las fotos que saca. Nos contó que le encanta la fotografía. Su cama es simple y tiene un armario con un televisor.

Por último, el cuarto de los gemelos. Y es compartido, cosa por la que se han quejado. Dos camas, la mitad del cuarto es azul y la otra es gris. Estanterías con cosas de la escuela y algunas estupideces de los gemelos. Armario, televisor, etc.

Lo único que nos falta pintar es el baño y los pasillos.

Oh, el baño es la única puerta del pasillo derecho según subes la escalera.

Bien, sigamos.

—¡Papi, yo quiero ayudarte con el baño! —Akiro exclama metiéndose en el cuarto. Hinata termina de abrir los potes de pintura y cielos, está descalzo, de pantalones cortos y una camiseta vieja mía. Se ve hermoso a pesar de estar despeinado.

Y de mal humor.

—No, gracias, hijo.

—¿¡Por qué!?

Bufa.

—Porque eres un desastroso. Intentaste pintar tu propio cuarto y tiraste no una, si no dos veces, la lata de pintura.

Chasqueó la lengua.

—Cosas que pasan, papi.

—Solo tenemos una lata.

—No la tiraré, lo juro. ¡Confía en mí!

—Ya te dije que no.

—Papi, papi, papi, papi, papi, papi...

Crónicas de unos Padres Inexpertos | Kagehina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora