10. Ice, ice, baby

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Capítulo 10

Ice, ice, baby

"No puedo evitar echarte de menos mientras das

La mano a mi tiempo y te vas,

Siento que quiero verte, verte y pienso..."

Puedes contar conmigo; La Oreja de Van Gogh

Para Lia, ella misma podría mencionarse que se sentía como una brutal perra por todas las acciones que había cometido desde días atrás. Empero, el estar rodeada de sus amigos le hacía sentir como una chica normal.

Normal.

«Normal.»

La idea de verse en el espejo a veces era perturbadora, porque incluso era extraño tener que vestirse solo para poder reconocerse a sí misma.

Los mismos colores de siempre, bajo las mismas prendas que la hacían reales. ¿Cómo algo tan "banal" como el cuestionamiento sexual te generaba una total crisis de identidad?

Era tan extraño para Lia. Ella lo rechazaba- lo negaba por completo, porque la normalidad era lo que permitía vivir en sociedad de forma pacífica. Especialmente cuando eras mujer, y reconocías que cada acción que no era premeditada y sobresalía de las normas culturales eran valores de juicio.

Lia debía de mantener la compostura, porque ese era el tipo de personas que criaron sus padres y que su familia esperaba a que se convirtiera. Una abogada tan bien construida que permitiría la representación femenina correcta dentro del medio. Porque Lia debía de ser exitosa.

Exitosa, porque incluso el fracaso era terrorífico.

Pero dios.

Lia no entendía mucho de psicología, por algo estaba en un humanismo tan exacto como lo era la política. No podía entender cómo la mente afectaba y enfermaba el cuerpo cuando era todo tan abstracto, con ideas que ni siquiera se concretizaban en conceptos fijos que generaban repercusiones en la personalidad de cualquier individuo hasta tal punto que podía generar a un antisocial o suicida. La mente era tan increíble que ella no lo respetaba- y si no respetaba la mente, mucho menos respetaría a la de ella.

Entonces, cada vez que veía a RyuJin pasar por el pasillo, ¿era la mente o sus impulsos?

En ese instante, el jueves, Lia podía corroborar a que sus sentimientos eran impulsos carnales fácilmente eliminables. La homosexualidad era revocable y la normalidad era estándar. No había forma en la cual ella podía seguir fijándose en aquella chica que también estudiaba leyes, que también le encantaba bailar y que tenía una personalidad tan atractiva que había hecho que una persona como Lia girara su cabeza para verla.

«No.»

Ese jueves, mientras Lia pasaba el rato con sus amigos con el fin de desconectar sus mentes de sus clases aun cuando ese era su único tema de conversación, ella disoció con los ojos de RyuJin.

¿Era real?

No había pasado mucho desde la fiesta. Mierda, ¿habría sido dos semanas? ¿Tres? No había querido hablar con ella porque consideraba obvio la bizarra atracción que sentía hacia RyuJin, pero Lia era consciente de que, sin importar todo lo que hiciera al respecto de sus relaciones, ella debía de mantenerse al margen. No habían hablado, y el no-hablar delataba. Lia no delataba.

Salvo cuando era para su propia conveniencia.

«Mierda», porque pensar en que descuartizó a MinHo en vivo y en directo frente a una persona tan voraz como lo era YeonJun le hacía sentir culpable. Él solo la había cuidado, él había dado algo de confort, y ella solo lo había rechazado...

Un Amor para Cupido; MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora