Un Amor para Cupido; Minsung

21. Las obras de arte de la casa de Dios

Capítulo 21

Las obras de arte de la casa de Dios

Entonces, dices: te quiero por lo peor o por lo mejor.

Esperaría por siempre y para siempre.

Él rompió tu corazón, yo lo volveré a armar.

Esperaría por siempre y para siempre.

How you get the girl; Taylor Swift

Antes de que ChangBin pudiese salir del gimnasio, Christopher quedó momentáneamente pegado con su teléfono en la recepción.

—¿Pasa algo? —preguntó ChangBin.

Christopher negó. —Lo siento- no puedo irme contigo. Mi madre me necesita y debo de irme con ella. Me mandó un auto.

ChangBin asintió ante lo que Christopher hizo, sin querer hacerse mayor problema respecto a eso.

—Vale —dijo. Supuestamente, ambos se irían juntos—, entonces- nos veremos en otro encuentro esporádico.

—¿Encuentro esporádico? —Christopher sonrió—, palabra elegante para una rata de gimnasio, ¿eh?

—Bueno, no tengo una forma de contactarme contigo sin la casualidad de por medio —se explicó ChangBin.

—Adorable con saber que quieres contactarte conmigo —bromeó.

ChangBin esbozó algo-así como una sonrisa, con un punzón fuerte de culpa golpeado en su pecho. Su lengua se precipitó antes de que ChangBin pudiese replantearse si es que lo que hacía se encontraba moralmente correcto o no.

—¿Me das tu cuenta de Instagram? —preguntó, finalmente.

La culpa se expandió por todo su cuerpo como un veneno de algo inconcluso, en el cual, sin saber cómo enfrentarlo, Christopher presionó sus labios con un gran deje de lástima en su mirada.

—Lo siento, no tengo —se disculpó—, así que, supongo que seguiremos con encuentros esporádicos.

Lo peor de hacer algo como eso fue el rechazo. ChangBin pudo indagar en su número de teléfono o alguna otra red social, no obstante, él mismo conocía el rechazo de primera fuente. Mordió el interior de su mejilla antes de asentir a quien era su amigo de gimnasio con el que entrenaba algunas veces.

Era diferente, desde su perspectiva, porque entrenar con Christopher hacía que las horas viajaran un poco más rápido que de costumbre.

Con un ligero batir de manos, ambos se despidieron. ChangBin salió con su bolso cruzado sobre su pecho, y se colocó los auriculares inalámbricos para escuchar algunas de las mezclas que él hizo en su tiempo libre de alguna historia que una vez hizo. Tamborileó sus dedos en los costados de su pantalón y, con sus pies direccionados, fue hacia uno de los dormitorios más alejados del campus universitarios.

El dormitorio lejano del campus era usualmente de los que costaban más a la escuela, siendo igualmente dormitorios compartidos pero con la particularidad de tener espacios separados, por ende, se tenía dormitorios propios en vez de ser todo un cuarto común. ChangBin llegó hacia el cuarto piso, dormitorio 405, y golpeó algunas veces la puerta antes de que WooYoung le abriera y le ofreciese una cerveza en mano. ChangBin la tomó enseguida.

—¿Y el dueño de casa? —preguntó ChangBin.

—Dijo que venía- Lia tuvo un no-sé-qué en el juzgado y se le quedaron sus zapatos —contestó WooYoung. Ambos se encaminaron hacia el dormitorio propio de YeonJun para recostarse en su cama—. ¿Alguna novedad?